𝒀𝒐𝒖 𝒄𝒐𝒖𝒍𝒅 𝒏𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒎𝒆 [ᴛʀᴀᴅᴜᴄᴄɪᴏɴ]

〜Capítulo 33: El fin de una era

Severus se sentó en su asiento habitual en la mesa principal, inspeccionando el Gran Comedor con su habitual mirada fría y una mueca ligeramente disgustada. En el interior, su estómago estaba hecho un nudo, como decían los muggles. Hoy sería el día en que finalmente podría dejar de enseñar y jubilarse. Hoy era el día en que la guerra finalmente terminaría. Un fuerte golpe llamó su atención cuando el Trío Dorado original entró. Hadrian incluido. Se volvió hacia el director, y ver el brillo volver a los ojos del anciano lo llenó de un regocijo maligno. ¡¡No podía esperar a ver la expresión de su rostro cuando se dio cuenta de que el regreso del demonio oscuro significaba su perdición!!

¡Dumbledore se puso de pie instantáneamente, lleno de alegría maligna! Harry se había escapado y sus planes podrían volver a funcionar sin problemas. Hablaría con el chico y lo enviaría con sus espías de inmediato para destruir los Horrocruxes. Por supuesto que Albus se uniría a ellos, pero estaría 'muerto' actuando como el incentivo final para que el chico Potter destruyera a Voldemort, donde tristemente moriría y Dumbledore regresaría para llorar a su salvador perdido. Todo iba según lo planeado.

Hadrian entró y la burla en las caras de todos fue deliciosa de ver. Y estaba seguro de que él y Draco eran los únicos en ver el oscuro deleite en el rostro de Severus.

"¡¡¡¡Harry!!!!" Oh Merlín, se había olvidado de la puta pelirroja. Se negó a dejar que ella lo tocara. No sucedería. Afortunadamente para él, Dumbledore ya caminaba hacia él, indicándole que lo siguiera. Es hora de que Harry Potter regrese un rato. Miró a su alrededor y sonrió tímidamente, pasándose la mano por el cabello. Al instante, todos empezaron a vitorear y, en medio del ruido, se empezó a notar un patrón.

"¡Harry, has vuelto!"

"¡Es Potter! ¡Potter ha vuelto!"

"¡Va a estar bien! ¡Él nos salvará!"

"¿Puedes hacerlo Harry? ¿De verdad puedes matarlo?"

Era difícil no reírse en sus caras y liberar los hechizos que ocultaban su forma demoníaca. Podía darse un festín con todos ellos y sacrificar sus almas a su padre. Esa parte más oscura de él estaba desesperada por liberarse, pero se mantuvo firme. Aún no. Pronto. Miró hacia arriba cuando todos se quedaron en silencio, para ver la razón. Todos y cada uno de los Slytherin lo estaban mirando y, uno por uno, comenzaron a aplaudir lentamente. A todos los demás les parecería sarcástico y cruel. Un mensaje de la oscuridad. Para él, lo sabía. Era un mensaje de Draco. Los Slytherin lo sabían y estaban listos. Se quedarían en las mazmorras mientras dejaba entrar a los mortífagos.

Unos minutos después, todos estaban reunidos en la oficina, los Weasley, Granger y toda la Orden.

"Ahora, todos. Tengan paciencia. Estoy seguro de que Harry ha pasado un momento muy difícil en las garras de Voldemort. Denle espacio." La habitación quedó en silencio y se volvieron para mirar a Harry Potter, su salvador. "Harry, muchacho. ¿Qué pasó?"

Todos se sorprendieron cuando las lágrimas brotaron de sus ojos. Harry retorció sus manos en su regazo, los ojos bajos mientras tomaba varias respiraciones profundas.

"Mi tía me había enviado a ir de compras. No me había ido tanto tiempo, pero cuando regresé, los mortífagos estaban allí. No entiendo cómo pudieron haber atravesado las barreras. Los vi desaparecer con mis parientes, así que supe que tenía que irme antes de que me vieran. Corrí de regreso a la tienda, sabía que no me seguirían a un área muggle. Luego tomé el autobús noctámbulo en un callejón y me escondí en un hotel muggle. . He estado tomando autobuses y me he alojado en hoteles tratando de regresar aquí sin que me atrapen. Casi me vieron varias veces, pero finalmente llegué."