━ capítulo ocho

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Los golpes en la puerta de mi habitación me despertaron, entonces me percaté de la voz de SeungMin al otro lado.

─ ¡Jeongin, levántate ya! ─ Gritó.
Me removí entre las sabanas y no hice intento alguno por abrir los ojos.

─ ¡Jeongin! ─ Volvió a golpear la puerta. ─ Minho vendrá en cualquier momento.

¿Minho? Abrí los ojos, completamente despierto y aventé las sábanas hacía un lado. Salí de la cama rápido y abrí la puerta. SeungMin corría de un lugar a otro en busca de algo.

─ Creía que no te levantarías nunca. ─ Farfulló.

─ ¿Qué buscas? ─ Pregunté.

─ Mi bolso, puedo jurar que lo dejé aquí. ─ Apuntó al sofa.

Miré el reloj, faltaban veinte minutos para las seis de la mañana. ¿Cuánto se tardaría Minho en llegar?

¿Por qué me pregunto eso?

─ Busca en tu cuarto, SeungMin. ─ Musité.

Él me miro y salió corriendo a su habitación. Unos segundos después llamaron a la puerta.

─ ¡Jeongin, por favor, abre! ─ Me gritó SeungMin desde su habitación.

Caminé perezosamente hasta la puerta y la abrí. Lo que vi me deslumbró por completo.

─ Buenos días. ─ Me sonrió y aquella fierecilla enjaulada saltó de un lado a otro en su pequeña cárcel.

─ Buenos días, Minho. ─ Le devolví la sonrisa. ─ Pasa.

Le abrí camino y me le quedé mirando mientras pasaba a mi lado. Llevaba puesta una chaqueta negra al igual que los apretados pantalones que traía. Usaba unas gafas de sol que le daba un aspecto más comercial a su rostro, parecía de esos modelos que sólo ves en televisión.

─ Bonito pijama. ─ Dijo, con una sonrisa, mirando mi atuendo.

Enrojecí hasta los huesos y me mordí el labio inferior, completamente apenado. Nadie, exceptuando a SeungMin, me había visto en pijama.

─ Gracias. ─ Murmuré.

─ ¿Donde está SeungMin?

─ En...

─ ¡Aquí! ─ Mi amigo salió de su habitación con el bolso en la mano y me interrumpió.

─ Hola, precioso. ─ Dijo él y luego se acercó para besarlo.

Desvié mi mirada, dándoles privacidad y me escabullí hasta mi habitación para darme una ducha rápida.

Privacidad, ¿eso quería darles? O ¿sólo quería calmar a la incómodidad que de pronto sentí?

─ ¡Jeongin! ¡Debo irme! ─ Gritó Kim luego de un rato, desde algún lugar cercano a la puerta.

Salí de la habitación no sin antes tomar mi cámara fotográfica completamente cambiado.

─ Los veo más tarde, espero que se diviertan. ─ Dijo. ─ Los amo a los dos.

─ ¡Suerte! ─ Dije, pero él ya había cerrado la puerta.

Miré entonces a Minho, quien se encontraba parado mirándome a mí.

─ Creí que íbamos a desayunar en pijama. ─ Musitó divertido, al notar mi cambio de ropa.

El calor corrió de nuevo por mis mejillas y bajé la cabeza.

─ Es muy temprano para desayunar. ─ Dije.

Él rió.

─ ¿Entonces... quieres que nos vayamos ya? El camino no es muy corto.

─ Claro. ─ Sonreí.

     ᥫ᭡ 𝐌𝐀𝐍𝐔𝐀𝐋 𝐃𝐄 𝐋𝐎 𝐏𝐑𝐎𝐇𝐈𝐁𝐈𝐃𝐎 !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora