No me importaría besarte para siempre

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— ¿Estás loco?

— Un poco, pero nada tiene que ver con esto. Es algo totalmente racional.

— No, no lo es.

— ¿Por qué no?

Regulus se acercó más a Remus, con una expresión que bien sabía sería el punto de quiebre del otro.

— No me mires así.

— Pero de verdad quiero a James.

—¿No te basta con Barty?

La expresión del Slytherin se tornó seria, con un deje de la clara ofensa que había recibido en la curvatura de sus labios.

— Eso fue cruel.

— Lo siento.

— Ambos le queremos. No es lo mismo sin él. Es... complicado describir cómo se siente. No es que Barty no sea suficiente, es que... no es James; y yo tampoco puedo serlo para él. Solo hay un James.

Su amigo se veía extremadamente triste. Remus no podía terminar de creer que tanto él, como Bartemius, dos Slytherin muy astutos e inteligentes, siguieran detrás de James si él no los quería. También, por otro lado, eso no era completamente cierto. Había algo en su amigo que era complejo; podía percibir el miedo que tenía de estar con ellos. Evans era su seguridad, pero ¿por qué no arriesgarse? Si se notaba que algo sentía hacia ambos chicos; e incluso si no fuera mucho, era evidente que más de lo que sentía por Lily. No podía seguir haciéndole daño a todos, incluyendo la chica.

— Bien — Suspiró resignado — Te ayudaré.

El menor se animó ante la disposición de su amigo. Ambos se encontraban sentados en los muebles de terciopelo oscuro del dormitorio de Slytherin, frente al fuego reconfortante de la chimenea.

— Pero quiero dejar en constancia, desde este momento, que siempre aseguré que era una mala idea. No puedes culparme si algo sale mal.

— No lo haré. Gracias.

Regulus se lanzó sobre Remus, envolviéndolo en un abrazo cariñoso.

— ¡Me estás asfixiando! Merlín, que fuerza tienes.

°*°*°*°*°*°

Remus sabía que todo aquello iba a costarles y que probablemente había mejores maneras que esa; pero cuando algo se le metía en la cabeza a ese Slytherin, nada podía hacerlo cambiar de opinión. Podría decir que Regulus era la persona más recalcitrante que hubiera conocido, pero sería mentir; estaba rodeado de obstinados.

Por lo que le había dicho, James no sentía celos de Barty, ni tampoco de Regulus cuando estaban ambos juntos. Por tanto, le había pedido ayuda a él, precisamente porque su amigo ya estaba celoso por lo ocurrido el otro día. No tenía ningún tipo de lógica, pero no había podido negarse ante la seriedad y tristeza que mostraba. En conclusión, se había aprovechado.

— ¿...no es eso cierto, cariño?

Muy tarde, Remus se dio cuenta de que le hablaban a él. Cuando se giró, todos lo observaban con extrañeza.

— ¿Cariño?

James no parecía nada contento. En efecto, parecía que por primera vez en su vida quisiera asesinar a Remus. Regulus tenía aquella astuta sonrisa en su rostro.

— Estoy bastante seguro de que me aseguraste que no había nada entre ustedes.

— Para ser justos, en ese momento Remus y yo no estábamos saliendo.

Muy asustado para besarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora