❥. ᭄ 𝐒𝐚𝐡𝐲𝐨 ★ Adaptación
❝ ¿Quién dice que una chica mala no puede caer ante los encantos de Sana?❞
❝ Minatozaki Sana es considerada la omega más preciosa de toda la preparatoria. Un día como cualquier otro, llega una nueva estudiante, una...
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— Hoy mis padres irán a cenar a tu casa, Jihyo. — comentó la alfa menor. — Así que, para ahorrar tiempo, iré contigo y los esperaré allá.
— De acuerdo, total, solo comeré y me iré a dormir. — se encogió de hombros despreocupada, caminando sin destino alguno debido a que ya habían terminado de alimentarse en la cafetería.
— Ya faltan menos de dos minutos para que acabe el receso. — avisó mientras miraba la hora en su reloj digital de muñeca. — Nos vemos a la salida.
— ¿Qué? ¿Piensas entrar puntual? — bufó con aburrimiento. — No es necesario que controles el tiempo, Chaeyoung.
— Una vida con orden y disciplina es mucho mejor. — contestó positivamente, haciendo que la pelinegra rodara los ojos con hastío.
— Ahg, sí. Ya, mejor anda que sería fatal para ti ir tres segundos tarde. — ironizó, empujándola levemente por la espalda hasta que empezara a caminar.
— ¡Está bien, te espero a la salida!
Jihyo apretó sus puños, no era necesario que su prima gritara cuando estaban a uno metros de distancia.
— Sí, ok. Adiós.
Los jóvenes a su alrededor, simplemente la miraban expectantes, nunca se sabía cuándo la alfa empezaría una pelea por simples cosas que ni al caso venían.
La pelinegra siguió caminando, sacando su celular del bolsillo e importándole muy poco que el rector de disciplina pudiera verla. Además, ya conocía su salón, así que solo tendía a avanzar casualmente.
Su llegada hubiera sido tranquila de no ser porque la omega -que menos quería ver por ahora- chocó accidentalmente contra ella, sintiendo a la vez como esta golpeó inconscientemente su abdomen con el grueso libro que llevaba entre sus manos.
Retuvo un gruñido de fastidio, viendo el rostro de la más . Sana hizo un mohín y agradeció a su suerte el no haber estado demasiado cerca del rostro contrario. Sería algo desagradable.
— Creo que esos ojos te pueden servir de algo. — dio dos pasos adelante, haciendo por inercia que la otra retrocediera. — Fíjate por donde andas, Minatozaki.
— Yo no pedí que hablaras, así que cállate o llamaré al rector para que te decomise el celular. — la enfrentó ariscamente aunque no se viera tan amenazante.
— No te atreverías a...
— ¿Interrumpo algo? — la voz de la maestra del curso correspondiente, se interpuso entre ambas jóvenes.
— No, profesora Byun. — la voz neutra de la rubia cambió a una más dulce, haciendo una reverencia y adentrándose al aula.
Jihyo frunció el ceño mientras la veía alejarse totalmente campante y tranquila, esa omega siempre quedaba como lo mejor del mundo ante todos.
