Pedirte

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Me atreví a pedirte a la vida. Te pedí como una versión perfecta y recibí una imposible.

Ahora tengo un problema que tiene una sonrisa muy bonita.

Solo te he mostrado mi luz y ni siquiera así me has querido, así que me guardo las oscuridades para cuando te apetezca odiarme.

Me acostumbro a tu falta de presencia y le rindo pleitesía a tus ademanes de amabilidad.

Eres un perfume de anís y bergamota, eres la fragancia más intensa que en un soplo de viento se desvanece. Deslumbrante e inestable.

Desde el principio supe que esta especie de flores no florece en invierno; no eres lirio por falta de pureza ni crisantemo por falta de color.

Me atreví a pedirte a la vida y ella me castigó por tremenda osadía.

Resiliencia HeridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora