(A)mar

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Tengo una labor en un pequeño puerto, en una preciosa costa en la que sólo puedes ver el horizonte infinito del océano.

Habito encima del muelle para que el ritmo de mi vida sea al compás de la marea.

A veces construyo barcos y otras escribo sobre los que veo pasar.

No sé con certeza si soy feliz aquí, hay días que sí y noches que no.

Creo barcos que no flotan y escribo poemas que no siento, porque no siento el mar.

Lo veo todos los días, lo conozco en toda teoría y cada vez más lejos de él.

Tal vez el agua sea fría o caliente, sea hiriente o suave.

Le pido al oleaje que me susurre el secreto del mar, tiene que haber un secreto detrás de tanta inmensidad o  es estar encandilado del reflejo del sol en su piel.

Tiene que haber un secreto para que tantos marineros se enamoren del mar.

Resiliencia HeridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora