La desobediencia, ¿Es algo tan grave?, depende diría yo.
Esos días en donde el calor se paseaba por las calles, cansado del colegio, leyendo mi libro, rutina normal de mi día, el deseo de probar esa fruta, la frustración de que ellos tengan algo que yo no tengo, la sensación y la satisfacción que sentí al probar aquel fruto, si supieran el manjar que tienen mis vecinos en su patio, con una sonrisa y el placer saciado me dormi aquella tarde calurosa, pero ese quejido, esa sensación de ahogo, era como las siete de la tarde, mi hermano me despertó con unas molestias que sentia, mis padres habían salido, pensé que solo era alergia, que en unos minutos se le pasarían, pasaron las horas y mi hermano se sintió peor, como a las nueve de noche decidí llevarlo a casa de mi abuela.
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