Naruto, ese dulce chico quien se preocupaba por los demás pero no por si mismo, aquel que buscaba la felicidad de otros pero no la suya, ese al que todos odiaban pero que él amaba... ¿Tenía que darse cuenta de este sentimiento tan tarde?
Fue su culp...
Su respiración era lenta, y su pulso era débil, poco a poco sus ojos se cerraban. Acarició suavemente su mejilla, mirándole fijamente, sus ojos llenos de lágrimas y su corazón acelerado, el rubio simplemente sonrió, causándole aún más dolor emocional.
Aquello era su culpa, la lenta muerte de Naruto había sido provocada por él tras atravesar su debilitado corazón con aquel Chidori, y el rubio ni siquiera intento cubrirse del ataque.
Ahora entendía... Porque nunca había logrado matarlo antes, aún sabiendo que tenía las oportunidades para hacerlo, y porque ahora no quería que muera...
Está enamorado, y seguirá con ese sentimiento, sufriendo con el hasta llevárselo a la tumba. No se había dado cuenta, pues durante toda su juventud había ignorando ese sentimiento.
Cada vez que lo veía, su estómago se revolvía, como si múltiples mariposas llenarán aquella cavidad de sus entrañas, siempre había creído que se trataba solo de una mala comida, pero ahora podía ver porque de esta sensación tan desagradable y a la vez tan agradable.
Su mundo era Naruto, la razón del porque no se atrevía a volver y la razón de su existencia hasta ahora... Itachi solo era un capricho, un deseo vengativo tonto que ansiaba alcanzar antes de poner fin a su propia vida, pero su razón de desear vivir, de no querer morir era el rubio apoyado en sus brazos, por él quería seguir viviendo.
Aquel mundo que antes ignoraba, se derrumbaba frente a él, y él podia evitar esto, de haber vuelto, de permanecer a su lado, pero se dejó llevar por su maldita venganza... le abrió las puertas a la muerte y permitió que se llevará la vida de su amado.
Naruto, con su poca fuerza, levantó su temblorosa mano logrando acariciar la mejilla del azabache, quien al sentir el tacto, quebró en llanto, frunciendo las cejas con impotencia y arrepentimiento. Ante la dulce sonrisa de su amado, se agachó abrazando con más fuerza el debió cuerpo bajo él.
Solo se permitía escuchar los débiles susurros del rubio, haciendole cosquillas a su oído. Palabras débiles pero llenas de sentimiento, de cariño y dulzura. Abrió sus ojos tras escuchar, un último suspiro salió del rubio indicando su partida, dejándole al azabache el sentimiento de arrepentimiento y auto desprecio... pero no solo le dejo el malestar, su pecho lleno de sangre con aquel kunai que Naruto le enterró antes de cerrar por completo sus ojos... El kunai envenenado, echo para bloquear permanentemente sus redes de chakra... ¿Por qué Naruto haría eso como última acción?
No importa...
Se lo merecía...
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¿Cuánto tiempo había pasado? Él no tiene la cuenta, pero ya había pasado por lo menos 13 años desde que su amado murió y había sido llevado de regreso a Konoha.
Era un prisionero de su propia habitación, aunque e realidad no es suya... Aquella habitación en la que fue encerrado era en realidad la habitación de Naruto. La ventanas ahora con barrotes y la puerta cerrada desde afuera, no había forma de salir de allí... Y ni queria hacerlo ¿Para que abandonar lo último qi ele queda? No le importa si es para mantenerlo encerrado, con tal de que persista el olor de su amado... Es más que suficiente.
