El planeta helado

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Nunca aprendí su nombre, simplemente le decía asi por el gran frío y las grandes nevadas nocturnas en aquel planeta.

Aprendí a cocinar distintas carnes en mi estadía en ese planeta, siempre las sazonaba con pimienta y albaca.

Varios amigos de "La órbita" me hicieron compañía en esa pequeña travesía por el planeta, decían que un corazón caliente podría derretir el glacial más helado.

Me topé con mi primer monstruo esos días, un gran yeti con tantos dientes que apenas los pude contar, era del tamaño de una nave de reconocimiento y su rugido provocaba avalanchas enormes, uno de mis compañeros tenía conocimiento arcano y logró encerrarlo en una prisión de luz por lo menos hasta que escaparamos de allí.

Después de un tiempo mis amigos tenían que regresar a la estación espacial, vaya que la despedida tuvo bastantes lágrimas.

Un mes después de que se fueron, tomé las llaves de mi pequeña cápsula y partí hacia mi próximo destino.

Un astronauta solitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora