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c o n w a y

―¡Está en Londres!

―¿Qué? ―pregunté confundido a Tanner mientras sacaba las cosas de mi mochila y las dejaba encima de la cama.

―September. Está. En. Londres.

―¿Que September está en Londres? ¿Cómo? ¿Qué?

Me erguí por completo.

―Hemos recibido un mensaje hace unas horas, lo hemos visto ahora. Se fue a Londres sola. A Rain le ha dado un infarto o algo así, y se ha ido corriendo para allá. No he conseguido hablar con ella, pero sí con Olivia, la mejor amiga de Rain. Dice que September no se ha movido de la sala de espera de la UCI y que no tiene pensamiento de hacerlo en toda la noche porque a Rain no lo moverán hasta la mañana hacia una planta. Él está estable, resulta que tiene no sé qué de una cardiopatía congénita y le han tenido que operar para desobstruir una arteria, o algo así.

―¿En qué hospital están?

―Saint Thomas.

―En quince estoy allí.

―Dile que nosotros estaremos allí mañana por la mañana. El tren que queríamos coger va lleno y no podemos ir.

―Yo se lo digo, tranquilo.

―Ve informándome de todo, por favor.

―Cuenta con ello. Gracias por decírmelo.

Creo que nunca había tardado tan poco en cruzar el Támesis. El autobús no pasaba hasta dentro de diez minutos y se tardaban diez de camino, quince caminando. En cinco minutos estuve allí, aunque tuve que detenerme en la entrada para respirar.

―¡Eh!

Me giré cuando escuché esa voz. No la conocía, pero me dio la sensación de que me llamaban a mí. Una chica de la edad de Rain se acercó a mí.

―Tú eres el novio de September.

―¿Tú quién eres? ―pregunté confundido.

―La mejor amiga de Rain. Hemos hablado mucho de ti. Supongo que buscas a September. Está en la sala de espera de la UCI, que está tras la puerta blanca de la sala de espera normal de la planta cuatro.

―Joder, muchas gracias.

―Soy Liv.

―Yo Conway. Un placer, y gracias de nuevo.

No le di oportunidad de decir nada más, porque me fui rápidamente por la escaleras. Me conocía ese hospital, pues Finnick era muy propenso a caerse y lo había llevado un montón de veces a urgencias. Mi segunda casa durante mi adolescencia había sido ese lugar.

No tardé mucho en llegar a la sala de espera de la UCI. Solo había cuatro personas. Una pareja que nada más verla supe que tenían parentesco con September, April sentada en el suelo con el móvil y en una punta estaba ella, con las rodillas abrazadas al pecho y la cabeza enterrada entre ellas. Capté la atención de los presentes menos de la que quería, así que me acerqué a grandes zancadas. Me arrodillé delante.

―Ey ―susurré acariciando sus brazos. Ella levantó la cabeza rápidamente, con los ojos aguados―. September...

―Conway ―sollozó partiéndome el corazón en cinco.

Bajó sus piernas al suelo y se inclinó hacia mí para abrazarme con fuerza. Yo no me quedé atrás y la rodeé con mis brazos.

―Está todo bien, Rain está bien... ―murmuré acariciándole la espalda.

55 días de septiembre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora