— marhaban masa' alkhayr—salude, tratando de fingir que no le conocía. El adopto una expresión graciosa, era obvio que me recordaba.
—Hemos traído su cena, que consta de...—me dispuse a nombrar cada uno de los platillos, ingredientes, origen y demás, mientras los chicos iban poniendo la mesa. El lucia como si estuviese viendo un espectáculo, mientras yo, hacia mi mayor esfuerzo para controlar mis nervios y vergüenza.
—Esperamos que disfruten de su cena, ¡buen apetito!, buenas noches—dije sin detenerme, di media vuelta y cuando me disponía a salir, su voz me detuvo.
—Es usted muy amable señorita—musito con voz suave y una sonrisa.
Asentí, y le di una sonrisa forzada
—¡Que disfruté de su cena!, tusbih ealaa khayr—añadí, y de un tirón abrí la puerta de la habitación, y al salir al exterior, ¡por fin pude respirar!
Bajamos a planta baja, y me dirigí al despacho de Raphaelle, quien salto sobre mí al verme
—¿Qué tal es el príncipe, es tan guapo como en las fotos? —pregunto tomandome de los hombros
La verdad, guapo no es, es... guapísimo, pero es de esperar ¡es árabe!
—¿Príncipe? —pregunté frunciendo el ceño
—¿Acaso no lo sabes? —pregunto ella sorprendida, yo negué con la cabeza
—Príncipe Hamdan bin Mohammed al Maktoum—respondió el gerente, entrando al despacho y colándose en la conversación.
¡Vaya nombre!, parece mas bien una nomenclatura química.
—Príncipe de la corona de Dubái y de los Emiratos Árabes Unidos. —alardeo el gerente, como todo un fanático
¡Lo que faltaba!
Ah, entiendo—respondí —Ahora si me disculpan —Sali del despacho, y me encerré en el baño.
¡Mi desgracia no podía ser peor!
Así que insulte al príncipe de Dubái. Tal vez podría vengarse de mí, ordenando mi deportación, enviándome a un calabozo, o como mínimo me haría pagar una multa de cientos de euros, y ¿de donde sacaría el dinero?
Me di un golpe en la cabeza, ¿Por qué Mariangel, siempre tan impulsiva? Bueno yo estaba... teniendo un mal día, tal vez, podría disculparme y conservar mi trabajo.
Me lavé la cara, y volví al restaurante a continuar con mi trabajo," ¡Apúrate niña!, yo no pedí eso, ¡eres una inútil". Así llego la noche y al fin acabo mi turno.
De camino a casa, decidí pasar por panadería por unos croissants para mi cena-desayuno. Al llegar a casa, tome una ducha de agua tibia, cene y luego llame a mamá, me fui a la cama y escuchando Maggie Lindemann, me quede dormida.
***
Hamdan
Me levanté muy temprano, debido a que anoche no pude dormir bien, pensando en los asuntos de negocios importantes, que debo llevar acabo en Paris, aunque no pude perderme de la idea de conocer la ciudad y divertirme.
Suena mi celular anunciando una llamada
—¡Padre mío!, la paz sea contigo—conteste
—¡Que Alá te bendiga, mi querido hijo!
—Que así sea padre, ¿Cómo estás?
—Muy bien hijo, llamó para recordarte la reunión del día de hoy con el ruso y los franceses
—Si padre, lo recuerdo
—Recuerda resaltar el incremento en el crudo, inmobiliarios y el porcentaje incrementado en las exportaciones—hablaba sin parar
Rodé los ojos
—Si padre, lo recuerdo todo muy bien
—Bueno hijo, espero que todo salga bien, confió en ti, ¡Que Ala te proteja!
—Gracias padre, salúdame a todos—colgué la llamada
—Ala, Ala—exclame batiendo las manos
Me estresa mucho, el hecho de que mi padre piense que no soy capaz de hacer buenos negocios, a pesar de haberlo demostrado. Desde que murió mi hermano mayor, y su responsabilidad en los negocios familiares, paso a mis manos, pienso que mi padre no me cree capaz, y lo acepto por obligación, por ser el sucesor de mi hermano, pero no porque realmente confiara en mí.
—Ali—llame a mi asistente
—Mi señor—hizo una reverencia
—Tráeme los documentos, del incremento en las exportaciones, quiero revisarlos —ordene
—Enseguida mi señor.
Después de un rato, trajeron mi desayuno, enviaron a un chico traductor, que hablaba muy mal mi idioma nativo. Así que al retirarse llame al gerente a mi habitación.
—¡Buenos días su Alteza! —hizo una reverencia—Espero que este disfrutando su estancia, en nuestro hotel, ¿en qué pudo servirle?
—Bien, aunque te he llamado porque quiero que la chica que vino ayer sea quien traiga mis ordenes, mientras dure mi estadía en el hotel—ordene serio
—¿Mariangel? —pregunto frunciendo el ceño
—Así que se llama Mariangel—susurre
—Me temo que solo podrá atenderle durante la tarde, pues ella trabaja solo medio turno, pero no se preocupe mi señor, puedo conseguir un traductor profesional.
—No, quiero que sea ella—le interrumpí—Usare la aplicación para ordenar el desayuno, asegúrate que la traigan el silencio, y por la tarde ella podrá atenderme—hice un gesto con los labios
—Si así lo desea, así será su alteza, la asignare como su mesera personal
Asentí
—Me retiro su alteza, que pase un excelente día—dijo desapareciéndose por la puerta.
Esta chica será un juego muy divertido,
***
Mariangel
Ha sido el último día de clases, de este año. Mientras todos están felices por las vacaciones, yo estoy preocupada por conseguir el dinero para pagar el siguiente año, el proceso de matrícula estará abierto en ¡dos semanas!
—Amiga por favor ya cambia esa cara, te traje esto—musito
Me entrego un frapuccinno, y yo seguía mirando por la ventana, con la cabeza recostada en la pared de la cafetería.
—¿Cómo hago Sil?, en dos semanas es el proceso de matrícula, y ni haciendo tres turnos en el hotel, podría pagarla —respondí con voz triste
—Tranquila amiga, ya encontraremos una manera de solucionarlo—me sobo los hombros —recuerda "siempre juntas, nunca injuntas" —dijimos a unisonó, y una sonrisa se dibujó en mi rostro.
—Gracias Sil eres la mejor—le abrase
En ese momento sonó mi celular, anunciando una llamada
—Hola—respondí la llamada
—¿Señorita Mariangel García? —pregunto una chica al otro lado del teléfono
—Si, soy yo
—Le llamo de la lavandería Sarl France, ¿puede pasar ahora para una entrevista?
Mi rostro se ilumino, y mi mandíbula se cayo
—Por supuesto, ahora mismo, gracias, adiós—colgué la llamada
Mire a Silvane, quien lucia una amplia sonrisa y juntas comenzamos a dar saltitos de alegría, como dice mi abuela "Siempre hay luz al final del túnel".
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EL PRECIO DE AMAR
RomanceDesde la ciudad de París, Mariangel lucha con los problemas económicos, que amenazan con limitarla a culminar su carrera universitaria. Su mundo se pone de cabeza cuando conoce al Príncipe Hamdan. Ambos se embarcan en un viaje de emociones donde des...