Capítulo 7: Revelación

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Mariangel

La vida es impredecible. Hoy podrías ser una completa chica desventurada que no sabe que hará con su vida, y mañana podrías despertar siendo la primera dama de un país, o ¡Una princesa!. La vida cambia sin previo aviso.

Abrí los ojos lentamente, la luz blanca escandilante a mis ojos, me trajo a la realidad. Mire a mi alrededor, paredes blancas, equipos médicos, agujas en mis venas, y el rostro de Silvane mirando su célular.

Junté mis fuerzas y me senté sobre la cama. Ella al verme se levantó de su silla y corrió hacia mí con una sonrisa.

-¡Mary! - dijo Silvane con una sonrisa dejando su celular a un lado para correr a abrazarme-¿Cómo te sientes?

-Mucho mejor al verte aquí, estaba por creer que estaba soñando aun-dije con expresión seria, mientras Silvane sonreía-¿Qué me paso?

Silvane abrió la boca para hablar, pero, un doctor irrumpió en la habitación

-¿Cómo se encuentra mi paciente real? - dijo sonriendo, con una carpeta en sus manos.

-Me siento bien, solo me duele un poco la cabeza-respondí con una sonrisa amable.

-Vamos a confirmarlo- añadió el doctor con una sonrisa, y procedió a hacer los chequeos de rutina.

-Todo parece marchar bien- repuso, y se levantó-Debo decir que esta aquí, gracias a su valiente príncipe, me estoy convenciendo de los cuentos de hadas- añadió sonriendo

Voltee a mirar a Silvane con el ceño fruncido, ella solo asintió y miro al doctor con una sonrisa.

-Bien, si todo marcha bien, podremos darte de alta por la mañana, ¡hasta mañana Mariángel que descanses! - dijo abandonando la habitación

-Claro doctor, gracias- dije sonriendo. Al escuchar que la puerta cerro, me enderece sobre la cama, y mire a Silvane.

-Ahora, mi querida amiga, me vas a explicar, ¿Qué paso?, ¿Cuánto tiempo llevo aquí?, ¿Qué es eso de paciente real y cuento de hadas?, por favor ¡me voy a volver loca!

-No me digas que no recuerdas nada, llamare al doctor- dijo silvane levantándose de su silla, dirigiéndose a la puerta

-¡Espera!

-Ok-puso los ojos en blanco y volvió a sentarse- Ayer, me dijiste que habías tenido un incidente con el príncipe árabe, y hablarías con tu jefe, para que te cambiase de puesto, o renunciarías

-Si, lo recuerdo, por la mañana fui al hotel y tomé el ascensor, y...

-¿Amiga?

-¡Y me encontré con el!, discutimos, me dijo que parecíamos una pareja, me desmaye, el me conto una historia, y... ¿Cómo termine aquí?

Silvane sonreía, como una adolescente enamorada, y me escuchaba atentamente.

-¡Silvane!, por favor, te he preguntado como llegue aquí

-Aww amiga, es que no puedo creerlo, ¡que bonito es el amor!

Fruncí el ceño

-Me enoja un poco que no me hallas contado antes, pero ese gesto caballeroso, esas palabras, dejaron en evidencia lo mucho que se aman.

-¿Qué carajos Silvane?, ¿De que estas hablando? - grite sentándome en la cama de golpe

EL PRECIO DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora