Monstruo//Jason Tood

#55

Sabía que debía ayudar de alguna forma, o entregarme.

—¿Entonces? ¿Cuál será el plan?.

—No lo sé, Cris.—respondi sentando me sobre su escritorio.—estuve pensando en algo.

—te escucho.

—Un rastreador.

—¿eh?.

—en la nave encontraste mucha tecnología, entre ellos los rastreadores.—sabia que Cris estaba prestandome atencion.

—¿cual es tu plan?.—cuestiono con el ceño fruncido.

—Planeo entregarme, de ese modo sabremos donde está nuestro abuelo, lo derrotamos y listo.

—¿Qué? ¿Pero que idiotez dices?.

—estamos hartos de esto, ¿o no?.—Cris desvío la mirada y asintió.—mira... No sé si sea la mejor idea, posiblemente fallemos... Pero... Quiero estar tranquila en los próximos años, estoy cansada de huir como una cobarde. ¿Me ayudaras?.

—Veré que puedo hacer.

...

Y ahí estaba yo, en medio de una pelea, hablando con mi hermano. Hasta que apareció una silueta familiar, Cris y yo nos quedamos inmovil sin creer lo que sucedia.

Un hombre extendió la mano, pronunció algunas palabras, pronto todos ellos se paralizaron, fue algo terrible, realmente terrible.

Las personas en el suelo parecían convulsionar, de sus bocas salía un extraño líquido negro al igual que de sus ojos, los cuales se blanquearon, eran una verdadera escena de terror y daba mucho asco. A algunos les salió algo del estómago y finalmente dejaron de moverse.

—¿Q.Qué esta...

—... Pasando?.—preguntamos Cris y yo, el hombre se acercaba cada vez más, nos pusimos en posición de defensa.

Estábamos listos para atacar, pero este no lo hizo, se arrodilló y puso una mano en su pecho, se inclino un poco, no nos miraba a los ojos.

—príncipe y princesa.—pronuncio, Cris y yo nos miramos.—lamento los inconvenientes causados por mi estúpido rey, estoy del lado de ambos, vengo en representación de mi nueva reina, su madre.—nos tomó de sorpresa, claro que lo hizo.

—¿ella está viva?.

—si, pero de momento no podemos ir a buscarla, debemos hacer algo antes.

Aquel hombre no dijo mucho, al preguntar por mi padre este bajo la cabeza, otra cosa que hacía era no dirigirnos la palabra directamente, me refiero a que miraba nuestros pies, nunca nos miraba a la cara.

—No puedo creerte si solo me das información incompleta.—mi dedo golpeaba la mesa con impaciencia.

—lo lamento, solo sigo ordenes, en serio lo lamento.—se inclinaba repetidas veces.—realmente estoy muy feliz por ver que los futuros reyes estén vivos, pero no puedo decirles nada.

—Mamá.—una pequeña de cabellos rojos se asomo ganándose la mirada de todos.

—¿sucede algo Leah?.

—Leah, te dije que no vinieras.—Kamille se levantó y se dirigió hacia su hija.

—lo lamento, mami. Es que... Tengo hambre y el tío Dick no está, tampoco están los demás.—Kamille solto un largo suspiro.

—Esperame arriba, voy pronto.

—esta bien, no tardes, por favor.—le dedico una pequeña sonrisa para luego marcharse.

—¿tiene una hija?.—Cris frunció el ceño.

—Aqui las preguntas las hace mi hermana.

—¡lo lamento!.

—para ser parte del planeta de mi padre eres muy dócil.

—lo sé, lo lamento, juro que me esforcé para ser como los demás, p.pe.pero... Yo...

—Ya no sigas.

No dio mucha información, lo transportamos a la casa de Bruce, estaba atado y papá le hacía preguntas, las cuales se negaba a responder, incluso respondía de mala manera algunas cosas, se ganó golpes de parte de Bruce, fueron muy fuertes.

—No hablaré contigo, son órdenes de mi reina, no te hago caso, claro que no, sería faltar al reglamento.—Bruce lo volvió a golpear.

—escuchame bien, idiota.—me cruce de brazos viendo como papá se acercaba a ese hombre, el cual se me hacia familiar.—no sé quien seas, no sé a qué vienes aquí, pero solo te diré que durante mucho tiempo tu gente ha hecho sufrir a Kamille, te mataré si algo malo le pasa.—golpeo la mesa.—¡Alfred!.—llamo.

Decidi retirarme, quería descansar.

Llegué a casa, fui a mi habitación, vi a Jason abrazando a Leah con fuerza, ambos yacían dormidos sobre mi cama, solte un largo suspiro, me puse mi pijama para acostarme junto a ellos.

—Bienvenida.—escuche, sonreí.

—gracias, Jason.—puso su mano sobre mi mejilla, me acurruque en ella sintiéndome muy bien.

—¿un día cansado?.

—Si.

—Dick encontró algo, se fue a buscar a Cris, necesitan hablar de eso.

—¿y yo no puedo saberlo?.

—No lo sé, pequeña.—acaricio mi mejilla.—Leah no se despega de mí.

—la envidio.—ambos reímos.

Como pudo se acercó a besarme, me apegue a ellos, lentamente caí en un profundo sueño.

...

—Quiero irme.—el hombre me miró.—necesito hablar con mi abuelo.

—s.su abuelo.—él tembló.—ese hombre... ESE HOMBRE ES DESPIADADO, SEÑORITA NO DEBERÍA NI SIQUIERA INTENTAR RESPIRAR JUNTO A ÉL.—finalmente me había mirado a la cara, le dedique una pequeña sonrisa.

—lo siento, solo... Estoy cansada.—me senté en frente de él.—he huido de esto una gran parte de mi vida, mi pareja y mi hija... Aunque tenga que abandonar mi felicidad e incluso mi vida, debo detener esto, arrancar el problema de la raíz, y sé que esa raíz es mi abuelo.

La mirada del hombre parecía de nostalgia, pronto comenzó a llorar, intente calmarlo torpemente, este solo se disculpo, dijo que me ayudaría, pero que le diera tiempo.

—Esta bien.—puse mi mano sobre su hombro, este comenzó a gritar.—pero... Si me traicionas, creeme que morirás de inmediato.—susurre en su oído.—nos vemos, extraño aliado.

Fui a hablar con Bruce, este estaba jugando con Leah, en cuanto noto mi presencia recobro la postura, tosio un poco y acomodo su camisa.

—¿Princesa bubu ya no dará de comer a sus invitados?.—pregunte burlona, no pude evitarlo, incluso reí, reí tan fuerte apretando mi estómago, incluso Alfred me siguió la risa.

—¿Tú también Alfred?.—pregunto indignado, Alfred y yo nos miramos para luego reír.

Aquella habitación estaba escondida, era una habitación de pánico especial para Leah, una donde tenía juguetes y peluches de todos los tamaños, todos regalos de Bruce, incluso tenía un mini vehículo para evacuar la casa, uno que la llevaría a otro lugar mucho más seguro que esa casa.

—¿te dijo al...

Se escucho una alarma, Bruce miro su reloj, las cámaras eso era lo que buscaba, al encontrarlas vio lo que tanto temía.

—escapó.—murmuro.