32. EXTRA

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POV
JADE KOWSKI

Los minutos y segundos transcurren en una secuencia extremadamente lenta mientras Yako se dedica a acariciar mi vientre tratando que nuestra hija se acomode.

Los movimientos son tortuosos y solo acrecentan el dolor de las contracciones, quiero que se detenga y que se aleje, pero tampoco puedo ignorar que es el padre de mi bebé, y que también tiene derecho a estar aquí y compartir este momento.

Me estremezco ante una nueva contracción que me obliga a aferrarme a las colchas de la cama en que me encuentro, hemos decidido que Hyun Mi nazca en casa para así reducir los riesgos a los que se enfrentará apenas vea la luz, además que es lo más sensato teniendo en cuenta que debe quedar registrado como un parto prematuro.

Dos médicos además de enfermeras se encuentran preparando todo para el momento en que ella decida salir al mundo, mientras estamos estimulandola para que se gire de manera natural. Si, mi pequeña serpiente está invertida impidiendo que nuestros planes se lleven a cabo, si ella no se acomoda en las próximas horas es posible que deba ser llevada a una clínica para que me hagan una cesárea y eso para nosotras significaría que se determine que fué concebida antes del matrimonio convirtiendola en no apta para ser digna de ella.

Mi madre se mueve de un lado a otro con evidente fastidio por la cantidad de personas en nuestra casa, rechista por todo y se queja de casi cualquier cosa, claro; esto no es novedad, no se halla nada contenta desde que se enteró del sexo de nuestro bebé y si a eso le sumamos que la habitación que preparó con tanto esmero fué reemplazada en su totalidad...

Suspiro intentando acomodarme a pesar que mi enorme vientre se mantiene como una piedra, Yako me mira con sus ojos cristalinos, sonrío o al menos lo intento pero una mueca se forma en mi rostro ante otra punzada, esta vez en respuesta a el movimiento que ha dado mi bebé.

— Mariposa, estás bien? — pregunta alarmado cuando las lágrimas se deslizan por mis mejillas, se acerca hasta besarlas y con cuidado me ayuda a acomodar las almohadas en mis espaldas.

— se está moviendo, parece que funciona.alcanzo a murmurar en medio del dolor.

— iré por la doctora. — dice poniendose de pie, y sin esperar una repuesta sale.

Respiro llevando una mano a mi vientre lo acaricio en círculos ganándome otro movimiento que me hace gemir pero aún así y sin poder evitarlo, ahora en la soledad de mi habitación sonrío, lo hago de manera genuina sabiendo que en cuestión de minutos o tal vez horas tendré este pedacito de felicidad en mis brazos.

El tacto sobre mi piel se detiene ante la presencia de un intruso, frunzo el entrecejo antes que mi sonrisa retorne, esta vez más amplia al ver cómo él se acerca rápido y después de mirar que nadie venga, llega a mi para depositar un beso en mi vientre antes de tomar mi boca para si.

Rodof, que haces aquí? — pregunto aturdida cuando después de unos instantes nuestros labios se separan. — Yako puede regresar en cualquier momento.

— El está atendiendo algo que se presentó de último momento y respondiendo a tu pregunta, debido a que todo esto es tan delicado se ha doblado la seguridad y mi regimiento está en la casa.

Asiento y recibo el nuevo beso, las manos de Rodof van de inmediato a mi vientre y como en cada oportunidad le susurra cosas que me enternecen y que logran que ella se mueve, en este caso haciendo que todo duela más, por lo cual se detiene y tras dar un beso acompañado de un "lo siento" sale de la habitación.

Poco después entra la doctora y más atrás Yako quien con el ceño fruncido se coloca a un lado de mi esperando a que la mujer haga su trabajo. Palpa mi vientre y cuando la enfermera entra le hace señas, me cubren con una sábana antes de hacer la incómoda revisión dónde mide mi dilatación.

— estamos listos.

(...)

Después de eso todo se complica ya que a pesar de haber dilatado, las contracciones no van con el ritmo que deberían así que me inyectan algo que a los pocos minutos me pone a mil, causándome más dolor y que la doctora rompa la fuente para acelerar el parto.

Jadeo y lloro apretando las manos de Yako, mis ojos se cierran cada vez que pujo chocando mis dientes, el dolor que siento es desgarrador, mis entrañas se abren dando paso a la vida que se mantenía en mi interior y que ansío conocer, las lágrimas se deslizan por mi rostro mientras Yako murmura palabras que no me detengo a escuchar ya que las contracciones son muy seguidas y atronadoras.

— ya veo la cabeza, ya viene.

La voz de la doctora se escucha lejana y a pesar del mareo y las náuseas que siento, pujó de nuevo cuando la necesidad me llega, aprieto tensionando en agarre en las manos de mi esposo y siento como le entierro las uñas, el no se queja, solo soporta sin detener sus palabras susurradas en mi oído.

Después de lo que parecen horas agonizantes, un llanto parecido a el chillido de un pequeño gatito resuena en la habitación, mis manos sueltan las de Yako y me derribo perdiendo el conocimiento.

(...)

Dos días después estoy afuera, en una silla de ruedas acompañando a mi pequeña bebé a tomar el sol, Yako ha tenido trabajo ya que hay entregas que hacer, por mi parte solo me dedico a admirar la belleza frágil que compone a mi pequeño mundo, ella bosteza dejando entrever unas encías rojas y suaves, no detengo mi impulso por besar sus mejillas regordetas.

A mi alrededor se encuentran muchos hombres de seguridad, ya que estoy en el jardín trasero pero la mirada de uno en particular me acelera la respiración, se que quiere acercarse y yo deseo que lo haga pero en las circunstancias en que nos encontramos es imposible que suceda y que alguien no nos vea, así que ninguno hace el intento por moverse de su lugar.

En cambio, una pelirroja llega a mi lado con una mamila que no he pedido, así que la miro con el interrogante claro en mi rostro.

— La señora me ordenó traer esto para la bebé, dice que es lo mejor. — dice ante mi cuerpo tenso — no me culpe, yo solo obedezco.

— Esmeralda, puedes tirar eso a la basura y ten en claro que la señora de la casa, soy yo. — corto tajante sabiendo que los pasos que escucho son de mi madre aproximándose para presionarme — mi madre es solo una invitada que no tiene participación en cuanto a las decisiones que tomo con respecto a mi hija.

Ella asiente y hace lo propio antes de acercarse y ayudarme con la bebé mientras me organizo sacando el pecho que hace a los empleados girar en otra dirección, niego cuando Rodof lo hace después de guiñarme un ojo, recibo a Hyun y la dejo que succione de mi pezón. Hago una mueca que llama la atención de Esmeralda quien se alarma.

— no te preocupes, es normal. En un tiempo dejará de doler.

Ella asiente de nuevo y se retira dejando que alimente a mi bebé de la manera que he elegido, suspiro delineando el contorno del rostro de mi hija, viendo en ella las facciones de su padre, es su reflejo y eso solo hace que mi pecho duela porque aunque el sea un buen padre, eso no cambia lo que siento y lo mucho que el contribuyó para que fuera así.

JADE: Simplemente Tuya ( Mafias Y Legados 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora