Capítulo 2

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Brenda me guiaba al sitio donde Thomas, mi ex novio (casi nunca digo su nombre porque sólo de pensarlo empiezo a lloriquear) estaba, la rabia recorría mis entrañas, estaba atacada y me costaba contener mi respiración, pero ese largo camino me sirvió para saber perfectamente lo que decir.
Llegamos a un parque bastante lejos de donde las dos vivíamos y me pareció extraño ese sitio.

- Vale Alicia, quiero que te relajes porque está allí. ¿Lo ves? ~dijo Brenda~.

Es cierto, estaba allí, las lágrimas brotaron de mis ojos sin ni siquiera poder darme cuenta.

- Sí, lo veo. Estoy más que preparada.
- ¿Preparada para qué? ¿Qué coño piensas hacer?
- Mira y verás brenda.

Me acerqué, con paso firme, deseé no estar haciendo eso pero ya era tarde, iba de camino y de ninguna de las maneras iba a darme la vuelta ahora. Estaba a unos 10 metros míos, sentado en un gran banco con sus amigos y una chica de su mano.

- Buenas tardes ~dije~.
- A... Alicia. ¿Qué estás haciendo aquí?
- Te acuerdas de mi nombre, ¿verdad?

La puta que tenía al lado no paraba de mirarme, pero no me importaba. Sólo quería pegar a Thomas, pegarle muy fuerte.

- Te fuiste hace un mes sin decirme nada, ¿recuerdas los "para siempre" que me prometías? yo te quería, das asco. Pero así me he dado cuenta de la clase de persona que tenia al lado, y al fin y al cabo te doy las gracias por irte, y estoy aquí para decirte esto, ¿acaso te molesta?

Él se levantó muy rápido y vino hacia mi con el puño levantado.

- Ten dos cojones de pegarme que te parto la cara, ¿acaso piensas pegarme? ¿piensas hacerlo? ~dije, con el poco valor que me quedaba~.
- Vámonos tíos, no merece la pena hablar con esta ~dijo~.
- Lo que no merece la pena es haberte tenido a mi lado y haberte querido.

Empezó a irse, comencé a sentir como un millón de mariposas revoloteando en mi estómago, Brenda vino corriendo, me abrazó y por primera vez me sentí valiente, me sentí luchadora.

- Estoy tan orgullosa de ti Alicia, eres increíble.
- Te quiero ~me limité a decir entre sollozos~.

Nos fuimos de ese maldito lugar, no quería volver a pisarlo en mi vida. El problema venía ahora, sabía perfectamente que me había comportado como una mujer valiente pero al llegar a casa volvería a sentirme como una porquería, igual que al salir.

No me dejesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora