Capítulo 3

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Llegamos a mi casa, por fin en el sitio donde podía llorar todo lo que quisiera sin que nadie me viese.

- Bueno cielo, tengo que irme a mi casa, a la noche te llamo, estoy muy orgullosa de ti ~dijo Brenda~.
- Vale, te quiero, adiós.

Se fue alejando dirección a su casa que estaba como dos calles más abajo que la mía, bastante cerca y eso era de gran ayuda porque si la necesito está en casa en cinco minutos.

Llegué a mi cuarto, cerré la puerta y comencé a sentirme débil, como si toda la adrenalina que ese momento de furia había provocado en mí se disipara. Pero seguía teniendo fuerzas para odiarme y sentirme despreciable, si hubiese actuado de otra manera, tal vez ahora mismo él no me odiaría. Empecé a pegarle puñetazos a la pared, fuertes, muy fuertes, cuando no sentía la muñeca izquierda, empecé a pegar a la pared con la derecha, me asomé a la ventana para ver si mis padres venían de trabajar y vendarme la mano rápido, y me di cuenta que al lado se habían mudado unos nuevos vecinos, -genial, más gente dando por culo- pensé.

Llamaron a la puerta, fui corriendo al botiquín y me puse la primera venda que vi y fui a abrir la puerta con una sonrisa falsa e inventada.

- Hola, encantado soy John, vuestro vecino, y vengo en nombre de mis padres a deciros que la puerta de nuestra casa está abierta para vosotros.

Parecía un robot diciendo eso, como si estuviese mecanizado, y en ningún momento me miró a la cara.

- Encantada, yo soy Alicia, ahora mismo mis padres no están en casa pero cuando lleguen les diré que estáis al lado.

Me parecía una conversación absurda pero por cortesía debía tenerla, lo bueno es que por fin me miró a la cara y pude verlo bien.

Es moreno, alto, de unos 17 años, ojos azules, y sinceramente, muy guapo.

- A... Alicia, me... me gusta ese nombre, bueno me tengo que ir mis padres me esperan adiós.

Es un chico bastante raro, no entiendo por qué se puso tan raro cuando me vio, a lo mejor estaba manchada o vio la mano ensangrentada. Sinceramente ahora mismo no tengo ninguna gana de que pase como en las películas, que el príncipe azul llega, y te enamoras y bla bla. Ojalá no me hubiese mirado de esa manera y ahora no estuviese preocupada.

No me dejesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora