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Sin bajar del caballo, Dahyun observó cómo una chica rubia se acercaba corriendo a Momo entre gritos y empujones sin importarle lo que dijeran los demás.

<Desconsiderada o alegre, ¿Qué adjetivo le quedaría mejor?> se preguntaba mentalmente la pelinegra.

—¡Momo! —vociferó cuando finalmente logró llegar junto a la castaña, quien no parecía del todo alegre por su llegada. Realmente su rostro no expresaba ninguna emoción.

Dahyun se preguntaba si esa era su expresión normal, si por usarla tantas veces ya se había quedado así, o si realmente no le agradaba la escandalosa rubia.

—Pregunté por ti a casi todos aquí y nadie sabía sobre tu paradero. ¿Te escapabas o algo así?

—¿Yo?, ¿Escapar?, ¿Acaso no me conoces?

—¡Pues es lo primero que pensé cuando no obtuve respuesta! —gruñó, dándole palmadas a la castaña en la espalda. Dahyun pensaba que se le saldría un pulmón por lo fuertes que eran los golpes. No obstante, a Momo no parecía dolerle—. ¿No pudiste al menos dejar tu dirección con alguien?

—No.

—Eres una perra desconsiderada.

La de cabello negro jadeó en asombro ante tal falta de modales, y justo entonces la rubia se dio cuenta de su presencia, volteando al mismo tiempo que la castaña.

—¿Cazaste en un castillo? —le preguntó, observando el atuendo de Dahyun—y a ella— sin vergüenza alguna.

Dahyun se sentía desprotegida y avergonzada de alguna forma, por lo que llevó ambas manos a su cuerpo, en un intento vano por protegerse de la mirada de la desconocida. No era su culpa que el plan se hubiese tenido que adelantar justo el día en el que practicaba su boda con los mayordomos y criadas; se había presentado una oportunidad de escapar cuando la dejaron sola en la sala de eventos y no pudo desaprovecharla. Apenas le había alcanzado para meter algunas cosas en su mochila, por lo que su vestimenta consistía en el costoso e incómodo vestido de bodas y sus accesorios, incluyendo los altos tacones —claro que esos los había dejado atrás hace algunos días porque no le permitían correr bien—. Ella tampoco estaba feliz de llevar eso puesto.

—Algo así. Debo llevar a la princesita de regreso a su castillo.

—¿Así que ahora eres un caballero o algo por el estilo?

—Solo esta vez.

—¿Tan buena es la paga?

—Mucho.

Verdaderamente ofendida, Dahyun carraspeó, llamando la atención de las dos mujeres frente a ella. La rubia le sonrió y se acercó unos pasos más.

—Hey, lindura. Sé que Momo puede ser muy mamona y fría, ¿no es agotador ir con ella? —Dahyun quería asentir, porque estaba totalmente de acuerdo, pero le pareció poco conveniente al observar a la castaña fruncir el ceño—. Si gustas, yo puedo llevarte en su lugar.

—El dinero es mío, imbécil. Aléjate —gruñó Momo.

—No lo haría por el dinero, Moguri. Tal vez pasar tiempo conmigo alegre a la chica —dijo, guiñándole un ojo a Dahyun—. ¿Qué dices, lindura? Puedes venir conmigo. Nos divertiremos.

—Yo-

—¡Yah!, ¡Sana!

No obstante, antes de que tuviera oportunidad alguna de responder ante el incesante coqueteo de la rubia, otra chica apareció en su campo de visión, golpeando en la cabeza a la rubia.

Por el rabillo del ojo, Dahyun observó a Momo sonreír ladinamente. Probablemente divertida ante la escena.

—¡¿Qué estás haciendo?!

Believe in Destiny - Dahmo G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora