La fuerza del destino

Capítulo 5: Juntos somos imparables

Peter

La ví salir con ese vestido rojo. Que hizo que mi corazón latiera de forma descontrolada. Cada vez que la veía tenía claro que no quería que esto se quedara en tan solo un "algo" de verano. Quería pasar cada estación a su lado.

Estas hermosa- casi no me salían las palabras.
Gracias. Tu estás muy guapo oyee- me dijo mientras me abrazaba con una sonrisa de oreja a oreja-
Bueno, es hora de salir. Prepárate para la mejor noche de todas.
Espera. Hagámonos una foto para mis amigos. Si no te importa claro-
Claro que no me importa. Me cayeron bastante bien cuando los conocí aquella vez.
Es que nos contamos casi todos- son como mi familia desde que nos conocimos en la guardería. Excepto Dennis que es el novio de Marcos y sin duda un buen amigo del grupo porque se ha ganado nuestro cariño-
No sabes cuánto me gustaría tener amigos como los tuyos. Aunque hoy en día de esos no quedan muchos-
Cierto-
Ahora sí que podemos irnos-
Creo que me arreglé demasiado-
No. Estás hermosa así. Si ya brillas siendo tu misma, imagínate con ese vestido-
Vale, ahora te voy a tapar los ojos con una venda porque es una sorpresa-
Ayyyy que emoción-
¿Estás lista?-
SI SI SII-
-le quité la venda de los ojos-
Espero que te guste.
Es hermoso, Peter-

Te amo-
Y yo Alma-
Cuando pensé en algún plan. Recordé cuando te miré por primera vez. Esos ojos, brillaron como estas estrellas de forma incandescente. En una noche de verano con un amanecer posterior, que nos acariciará con la suave brisa.
Así que decidí alquilar una noche en una burbuja cerca de la playa desde donde pudiéramos ver las estrellas y su posterior amanecer.

Eres, eres increíble-

Aún queda más-

Camina hacia la burbuja-

Una cena cargada de candelabros para iluminar aún más esa espléndida noche que nos espera-

Dios eres increíble Peter-
Juntos, somos imparables. Querida Alma-
Nos sentamos en la mesa. Para cenar con unas vistas increíbles-
Aún falta un detalle-

Recuerdas nuestra canción, aquella que elegiste al azar en nuestra primera quedada-
Si, claro que no me había olvidado de ella. La escucho cada vez que te extraño-
La puse de forma suave como una melodía de ambiente.
Traje mi cámara y comencé a inmortalizar aquel momento. Nuestra cena. Su sonrisa que destacaba con su vestido rojo. Su mirada plena y brillosa. Tan sólo eramos ella  y yo tomados de la mano, y eso me bastó para confirmar de nuevo que es ella, el amor de mi vida.
Ven. Cierra los ojos- la llevé hacia la cama donde había colocado muchas fotos.
Abrélos-
Dios que fotos más bonitas.¿ Estas son las fotos que me dijiste que me ibas a enseñar?-
Sí, son fotos realizadas al cielo en distintos Países. Te dije por mensaje aquel día que son hermosas.
Pero aún tengo más. Estas te sonarán más-
Le enseñé las fotos nuestras que había impreso y que tenían una palabra clave por detrás de ellas-
Somos nosotros. Peter me vas a hacer llorar-
Tienes que descubrir la frase con las palabras claves de nuestras fotos-

Alma

Casi tenía al completo la frase cuando hubo una palabra que hizo paralizar mi sentir por segundos-

"Sempiterno"

Esa era la "palabra" que había entumecido mis latidos por instantes. Sabía su significado perfectamente.

Es algo que sientes que durará permanentemente. Que habiendo tenido un principio, no tendrá un final. Perdurará en el tiempo aunque todo lo de su alrededor arda y se queme. Así definió nuestro amor.
Y por segundos obtuve la frase completa. Una frase corta pero llena de todo lo inexplicable. De nosotros.

"En mí juicio y corazón, lo nuestro será sempiterno"

Me rodeó con sus brazos. Espero que esta frase haya respondido con más claridad a tu pregunta de ayer.
En ese momento solo pude decir una cosa... Mejor dicho hacer.
Busqué sus labios para saciar de forma tierna mi deseo insaciable de tenerlo a mi lado a cada jodido segundo.
Mis manos tomaron rienda suelta. Como si tuvieran vida propia. Nos desvestimos bajo la luna. Bajo las estrellas. Esa era nuestra noche. Nuestro recuerdo. Ese que por más que intentes copiar nunca será el mismo en su esencia. No como la primera vez.
Terminamos en la cama, desnudos pero no solo por la ropa sino porque le dimos al otro el poder de hacer daño. La mejor arma. La debilidad. Nuestros puntos débiles y la confianza. Habíamos descubierto tantas cosas del otro que aún estando vestidos estaríamos a la temperie.

Nos miramos por instantes. Hasta que nos perdimos entre besos y actos llenos de lujuria. Un deseo que nunca termina de saciarse. Sus manos por todo mi cuerpo. Su boca entre mí. Mis manos por todo él. Gemí hasta que nos quedamos juntos. Más cerca que nunca escuchando nuestros latidos. Queriendo congelar aquel momento. Él y yo. Perdiéndonos pero a la vez encontrándonos en cada jadeo y en cada mirada llena de anhelo, lujuria y euforia.

Alma , gracias a ti creo completamente en el destino y en su fuerza caprichosa por unir personas que completarán un puzle con tan sólo dos piezas. Y es que ahora también comprendo que el amor es el motor de cualquier acción en este mundo. El que pinta de color cada rincón de este extraño lugar. El que impulsa a todas esas personas a amar sin miedo a ser rechazadas. Ese que te lleva a hacer bobadas. Ese, el que me lleva a amarte sin final. Sempiterno.-

Te amo Peter. Solo a tí, una rosa llena de espinas. Se te ocurre ser un romántico que cada día me sorprende en cantidad.

Yo te amo más. Como aquella estrella que destaca entre todas las demás por su brillo imparable. Así eres tú- me dijo señalando a Sirius. Una estrella blanca, que es capaz de iluminar más que el sol.

Buenas noches, mi niña-
Buenas noches feo-

Alma

Estaba apunto de amanecer cuando lo desperté para que disfrutara de aquel manjar nada más abrir los ojos, junto a mí.
Peter. Hermoso. Despierta, está apunto de amanecer-

Abrió sus azulados ojos y me miró como si estuviera embobado. Mira peter-
Me agarró la mano y se frotó sus ojos.
Es hermoso. Tan hermoso como tú-

Así es tal y como te había imaginado Peter. La primera vez que nos conocimos ese 15 de abril, cuando mi don de ser patosa por fin me había servido para algo. Dejarme el móvil atrás y tropezarme contigo al retroceder.

Al mirarte sentí como un amanecer en pleno verano al igual que una lluvia de estrellas en una noche de verano. Cálida y reconfortante-
Yo sentí lo mismo, al ver tus ojos color miel, repletos de dulzura.

Allí nos quedamos sumidos en un silencio. Pero no incómodo, era un silencio que decía más que mil palabras. Los dos, tomados de manos y viendo esa mezcla de colores en el cielo al que Peter y yo le tomamos fotos.