Peter
Un día de forma imprevista acabarás entrelazando el mismo camino con una persona ajena a tí, pero que al verla suscitará en tí un huracán de sensaciones. Haciendo que te haga temblar hasta el juicio y te acaricie el alma. Creando un antes y un después en tu vida.
Pues anoche al verla sentí un terremoto dentro de mí que hizo temblar los cimientos de mí ser. Me encontraba paseando a mi perra Luna, como siempre acostumbro a hacer desde que mi hermano se murió. Cuando en cuestión de segundos me choqué con una chica un pelín despistada, pero con unos ojos de color miel que me hacían recordar a un amanecer en pleno verano y la brisa acariciandome la piel. Tenía una melena castaña y una sonrisa encantadora.
Alma, aún resuena en mi mente su entrañable nombre.
Instantes me bastaron para entender que sería ella, la indicada, porque desde que la ví sentí algo inexplicable y ahora anhelo volver a verla pero esta vez con las agujas del reloj a nuestro favor.
Alma
Había amanecido, cuando desperté con dolor de cabeza tras la increíble noche que tuvimos mis amigos y yo. Al salir del restaurante, fuimos a la playa con unas cervezas, bailando al compás de la música que Pedro y Carmen iniciaron, así hasta las tantas y anhelando que no acabase.
Además de lo cerca que bailaron Carmen y Pedro, siempre notamos la química que estos comparten pero nunca dan el paso.
A pesar de esa resaca, no podía dejar de pensar en él. Situación que aún no les había contado.
Las chicas y yo fuimos con unos cubitos de hielo, con la intención de introducirlos dentro de la camiseta de Marcos y Pedro, que dormían plácidamente.
Me cago en...-
Venga ya no es para tanto Pedro- le dijo Ana con rebeldía
Nosotras huimos de allí, porque sabíamos que estos dos nos la iban a devolver.
Chicas vieron que cara de zombies pusieron, me meo- Dijo Carmen mientras íbamos corriendo al baño para poner el cerrojo.
Nos preparamos para salir a desayunar.
Para ser franca, miraba para ambos lados por si lo veía de nuevo. Sentía que no podría irme sin al menos pedirle su número o Instagram.
Entramos a una cafetería que hacía los mejores cafés del mundo, con su dibujo y un pan que podías oler a kilómetros.
Pero qué chico más atractivo- replicó Ana
No podía creer que estaba de nuevo delante de mis ojos, comencé a sentirme nerviosa, temía que me trabase al hablar.
Cuánto tiempo, Alma-
Ehh sí sí... bueno técnicamente no hace ni 24 horas que nos vimos.
*mis amigos me miraron, mientras para mis adentros repetía: trágame tierra*
Él era el dependiente de esa agradable cafetería.
Nos trajo nuestro apetecible desayuno, mientras él me miraba de forma sútil.
Ana me miró, mientras que el resto imitaba su gesto. Sabía que era hora de contarlos.
A ver, lo conocí ayer cuando volvía hacia atrás para coger mi móvil que se me había quedado en el apartamento. Apenas intercambiamos palabras.
*Realmente odio que se me note cuando me pongo roja*
Se dieron el número o algo, ¿no?-
Mmm no, no-
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La fuerza del destino
RomansaAlma, una chica que parecía tenerlo todo bajo control hasta qué en un encuentro inesperado, se cruza con Peter, un chico con lagunas de sombras y ojos embaucados por el cielo, que se aferra a cada momento, capturando imágenes y llenando su carrete d...