Capítulo 4: Toma mi mano

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Alma

Me giré, y ahí estaba él, de pie con las manos en los bolsillos y su mirada fijada en mí. Me acerqué a él y lo abracé tan fuerte como pude. En esos momentos, a las puertas del último examen que determinaría mi futuro, necesitaba anclarme a esa persona que tiene el poder de calmarme y acariciar mi alma.

Solo a tí se te ocurre, Peter- le dije con una sonrisa de oreja a oreja.
Si creías que no iba a venir a verte en uno de los momentos más importantes de tu vida. Estabas muy equivocada.

Además te tengo una sorpresa-

Suerte, alma- me dijo mientras me alejaba sutilmente, porque no quería irme.

Eran las 3 de la tarde cuando salí tan orgullosa de mí, que estaba segura que iba a poder entrar al grado de derecho.

Al salir, lo volví a ver. Pero esta vez sobre una moto.

Sube- me dijo mientras alzó su mano para darme un casco.

Puede que te quede grande-

Al ponerme el casco. Noté como una sonrisa sutil se enmarca en su rostro.

Cuando me había acomodado. Estiró sus manos y pego las mías  a su pecho. Juro que en ese momento me sentí imparable, sentí un cosquilleo y unas ganas de hacerlo todo con él.
Fue una sensación inexplicable.  Recorrimos cada rincón de la isla, y en cada parada nos dábamos un beso. Le saqué miles de fotos, porque realmente me sentí feliz y plena.

Paramos en el mismo sitio donde hace 3 meses se conocieron dos chicos que iban buscando algo. Yo mi móvil. Y él, él un sitio donde poder ver las estrellas junto a su perra.
Tomó mi mano, y en ese atardecer me dijo algo que jamás olvidaré.

Te amo Alma-

Me quedé sin palabras, por segundos me olvidé del resto y lo besé. Era mi forma de decirle que yo también lo amo.

Peter, estamos en el lugar adecuado. Un atardecer rodeado de felicidad y con una cámara preparada para captar ese momento que sólo nosotros podamos entender. Sólo nosotros podremos sentir cada sensación al ver la imagen, que recorre cada rincón de nuestro ser, mientras un marcado escalofrío hace erizar cada poro de nuestra piel.




















Peter

Estar con ella, era como viajar a un planeta desconocido y descubrir cada rincón de él.  Por una vez en mi vida, sentía cómo era esa pieza del puzle en el lugar correcto con la otra pieza adecuada.

Alquilamos un apartamento por 4 días. 4 días que queríamos disfrutar al máximo y encontrarnos al completo.

Ella aún se encontraba dormida con una mano en mi pecho. Y yo acariciaba su rostro intentando capturar cada detalle en mi mente, como recuerdos anclados a un momento, un aroma y un lugar que se quedará entre nosotros.
¿Que hora es?- me dijo mientras se tapó la cabeza con la sábana-
Son las 11 y media-
Que dicesss!!-
¿Acaso tienes algún plan importante?-
No, pero nunca me suelo despertar a esta hora tan tarde-
Pues vete acostumbŕandote- le dije entre risas y miradas.
Estas muy mona recién despierta-
Sí claro. Ahora mismo tengo que parecer un zombie-
Pues no, pareces un ángel-

Que bien mientes- me dijo. La verdad es que no mentía. Siempre me parecía mona hiciese lo que hiciese. Estuviera maquillada o no. Estuviera en pijama o no. Porque cuando quieres a alguien. Lo vas a querer siendo esa persona al 100%.

Le traje el desayuno-

Sabes que despertarse así y que encima te traigan el desayuno es lo mejor del mundo no? -
Habíamos acabado de desayunar cuando le dije que se preparase porque tenía un plan especial. Pero cuando me levanté saltó como un koala a mi espalda. Acabamos tirados en la cama de nuevo. Pero esta vez con ella encima de mí.
Fue una guerra de dos locos que solo querían sentir al otro aunque fueran dos segundos y reírse como nunca.
Me quitó la camiseta-
¿Estas preparada?-
Sí-
Le quité la ropa suavemente.
De risas acabamos jadeando y sintiendo la respiración del otro.
Te quiero Peter-
Esas palabras resonaron en mí como si me hubiese acariciado el alma.
Yo también te quiero y mucho Alma-
Me volvió a besar pero esta vez con piquitos y caricias a mi nariz.

Alma

Salí de la ducha envuelta en una toalla, cuando me dí cuenta que como había sido improvisado no trajimos ropa-
Peter, tengo un pequeño problema. Mejor dicho tenemos-
¿Que pasó?-
Que no tenemos ropa de cambio. Incluye ropa interior. Porque alguien no me avisó de coger nada de cambio-
Te doy dos opciones- me tiró hacia él, rodeando mi cintura- Nos quedamos todo el día en esta habitación o vamos de compras al centro comercial.
Aunque me parezca tentador el primero siento decirte que me quedo con la segunda opción- le dije con una mirada pícara.
Me miró haciéndome un escáner de arriba hacia abajo.
Nos besamos, de nuevo y quité mi toalla. El me subió a la encimera de la cocina y bajó suavemente hasta que acabamos jadeando de nuevo en aquella pequeña habitación en la que nos encontrábamos a cada instante. Él y yo.

Nos volvimos a vestir y fuimos al centro comercial más cercano que vimos.
Nos pasamos lo que quedaba de mañana y un poco de tarde probándonos ropa.
En una de las tiendas escogí dos vestidos para probarme- uno rojo con una abertura en la pierna derecha y un escote en pico. El otro era uno blanco, corto  y asimétrico.
Al salir con el rojo, volvió a mirarme con un brillo en los ojos, que hacía que ese escalofrío punzante volviese. Le enseñé el blanco.
Es que los dos te quedan increíblemente bien-
Así que acabó comprándome los dos.
En otra tienda, le tocaba a él probarse. Se probó tres camisas que le marcaban los pocos abdominales que tenía y la espalda ancha. Junto a unos pitillos azules. Y otro blanco.
Es que todo te queda perfecto-
Así que acabé comprándolo. Como él lo hizo conmigo.

Habíamos terminado de comprar la ropa que necesitábamos y algo de más.

Tengo un plan para esta noche- me dijo mientras íbamos en moto.
Mmmm eso suena bien-
La verdad que el día se había pasado tan rápido que ya eran las 8:00 de la tarde.
Bua creo que me daré otra ducha. Me acompañas- tiré de él.
Yo encantado, creo que también necesito una ducha. Después de habernos recorrido todas las tiendas de aquel centro comercial-
Preparamos la bañera, llena de espuma. Y nos introducimos en ella-
Me puse de espaldas hacia él y me agarró de la cintura-
Peter, ¿Te puedo hacer una pregunta?-
Las que quieras-
¿ Crees que esto, lo nuestro sea solo un “algo” de verano? Y que luego me olvides- le dije mientras me dibujaba en la espalda
Vale. Ahora te pregunto yo-
¿Crees que lo que sentimos es sólo un “algo”? –
No.
Le respondí de forma seca. Pero es que no sabía cómo decirle que esto que siento por él nunca lo había sentido antes por nadie. Que tengo miedo de que al igual que comenzó rápido termine rápido. Porque sólo hacía 3 meses que nos conocíamos pero sentía como si lo conociera desde años.

Alma, sé que solo hace 3 meses que nos conocemos pero no se si te pasa lo  mismo. Pero nunca había sentido esto por alguien. Dirás que se lo digo a todas. Pero es que contigo es distinto. No he tenido una relación desde que se murió mi hermano porque no he querido ni he llegado a sentir tanto como para tener él valor de tener una relación. Solo algún lío pero nada comparado con esto. Tu haces que pueda abrirme contigo y no me sienta juzgado, sino en el lugar adecuado. Espero que esto responda a tu pregunta-
Sin duda lo hizo. No se como pero me leyó la mente

La fuerza del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora