𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 1

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_ ¡Evelyn Romero! _ desperté sobresaltada ante el grito de la profesora Hernández, mientras limpiaba con la manga de blusa de mi uniforme algo de la baba que había dejado caer sobre mi antebrazo.

La profesora se encontraba parada frente a mi pupitre ante la atenta mirada de todos, con los brazos cruzados sobre su pecho, viéndome con odio, sin pestañear y con ambas cejas levantadas.

_ ¿Si? _ pregunté con una sonrisa de boca cerrada y mi nariz fruncida, poniendo mi mejor cara de oveja inocente.

_ Es el primer día de clases y ya está durmiendo, ¿tan aburrida le parece mi clase?

La verdad que sí, me parecía más aburrida que chupar un clavo.

_ No, es solo que no pude dormir bien anoche, le pido disculpas _ respondí en su lugar tratando de sonar sincera.

_ No la mando a dirección porque me agarró de buen humor y es solo el primer día, así que solamente tiene una advertencia, pero espero que no se vuelva a repetir _ asentí rápido y volvió a ponerse frente a la pizarra para seguir con la clase.

¿La agarré de buen humor? ¿Alguna vez estuvo de buen humor? Porque parecía haber nacido sin ser capaz de sonreír.

_ Gracias por avisarme _ dije a mi compañera de banco, quién también resultaba ser mi mejor amiga, dándole un "ligero" codazo en el estómago.

_ Primero: ¡auch! _ respondió sobándose el golpe _ y segundo, cuando la vi venir ya era demasiado tarde, ya te había visto durmiendo y roncando.

_ ¡Yo no roncó! _ espeté y algunos de los que estaban a nuestro alrededor, se giraron a vernos.

Por suerte, la profesora no me habia escuchado.

_ Si, lo haces. Y también babeas _ yo hicé cara de ofendida y ella continuó _ Además, no es mi culpa, tenía la cabeza en otro lado.

Jes era mi mejor amiga desde jardín de infantes. A simple vista éramos como el agua y el aceite, ella era una rubia de estatura media, cabello lacio y hermosos ojos verdes claro, y yo, era una castaña de cabello ondulado, ojos color avellana y apenas alcanzaba la estatura promedio, por lo que me obligaba a mi misma, a utilizar algo de plataforma en todos mis calzados.

_ Decime que ese "otro lado" _ expresé haciendo señas de comillas con mis dedos _ no es tu desesperado intento por conseguirme novio por tercer año consecutivo.

_ ¿Querés que mienta? _ enarcó una ceja y soltó una pequeña risa.

_ Ya te dije que no necesito tener novio. ¿Tenés algo en contra de la soltería? Porque yo estoy muy bien así.

Y era verdad. O al menos eso pensaba. No había estado interesada en alguien desde ... Bah, no importa.

_ ¿Qué te parece el pelirrojo de la primera fila? _ ignoró mi comentario y señaló al frente, más precisamente al segundo pupitre, de la fila a nuestra derecha

_ ¿Querés que sienta atracción hacia una nuca? Cada día estás peor

_ Lo vi antes de entrar a clases, está muy bueno y tiene unos ojazos verdes que ¡mamma mia! _ rodé los ojos y ella bufó _ algún día voy a lograr mi cometido.

_ Soñá _ di una palmada en su hombro _ no cuesta nada. Además, ¿por qué en lugar de buscarme un novio a mi, te buscas uno para vos? Te vendría bien para relajarte y yo podría respirar.

_ Sabes como son mis papas

_ Nadie dijo que les tendrías que decir, señorita honestidad.

Cuando sonó el timbre fuimos a las mesas del patio, en donde nos esperaba el resto del grupo de inadaptados a los que llamó amigos. Hacía solo dos horas que habíamos ingresado y Leila ya había hecho de las suyas junto a Tobías como su cómplice.

𝑫𝒆́𝒋𝒂𝒎𝒆 𝑨𝒎𝒂𝒓𝒕𝒆 (𝑩𝑰𝑳𝑶𝑮𝑰𝑨 𝑫𝑬𝑱𝑨𝑴𝑬: 𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 1) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora