II

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First Love / Late Spring — Mitski

— Anna.

La azabache estaba sentada frente al presidente, entre ellos había un tablero lujoso de ajedrez. Iban a la mitad de la partida, Anna siempre jugaba con las piezas negras y en esa ocasión iba perdiendo por mucho contra el rubio.

— Anna, es tu turno.

— Ya no quiero jugar. — la menor suspiró.

— Está bien, podemos guardarlo.

Había sido ella quien sugirió jugar una partida de ajedrez, esa era la única tradición que compartía con su padre. Cuando era pequeña, siempre que Erwin iba a visitarla se sentaban a jugar por horas y en los meses que pasaba sin verlo, practicaba para poder vencerlo en su próxima visita.

— No imaginé que vendrías a su funeral.

La madre de Anna, Monica Taylor, había muerto en un terrible incendio en el centro de ayuda en el que trabajaba. Había sido una mujer amable y bondadosa y también, durante su juventud, había sido la amante de Erwin Smith. Su funeral se había llevado a cabo días atrás y Erwin se había quedado en la ciudad para ver a Anna y atender diferentes asuntos políticos.

— Aunque pienses lo contrario, yo amaba a tu madre.

— Pero no lo suficiente para casarte con ella. — espetó. — Por años le prometiste que dejarías a Nora para vivir con nosotras. — Anna se consideraba una mujer serena, pero el rencor tenía muchos años cosechándose dentro de ella.

— Te he explicado decenas de veces mis decisiones, Anna, ¿vas a perdonarme algún día? — el rubio se frotó el rostro con frustración. — Por años cuide de ti y de tu madre, no les faltaba nada, fuiste a las mejores escuelas y apoyé por completo tu carrera. Las mayores donaciones al centro de Monica las hacía yo con un seudónimo porque sabía lo importante que era para ella.

La azabache había comenzado a llorar, no tenía ni el cabello rubio de su padre, ni su apellido, pero sí compartían la misma mirada celeste.

— Me duele tanto como a ti que se haya ido. — continuó el mayor.

— No es verdad. — suspiró. — No te duele tanto como a mí.

Erwin no respondió a los reproches de su hija. Sabía que Anna tenía reclamos de sobra, se había perdido muchos momentos de la vida de su hija mientras posaba en las portadas con su familia "ideal". El presidente no mentía cuando decía que había amado a Monica, nunca había podido querer a su esposa Nora como había querido a la madre de Anna, pero negocios y alianzas lo habían orillado a contraer un matrimonio sin amor.

— Papá. — murmuró. — Quiero abandonar la contienda.

Smith levantó la vista consternado. Frente a él estaba su hija, la mujer que Monica había criado con los mejores valores y que él había corrompido en cuanto vio la oportunidad.

— Anna, no puedes dejarlo a estas alturas. Hay muchos contribuyentes y ...

— ¿Por qué no lo hace alguno de tus hijos reales?

— Tú eres mi hija real, Anna. — sabía que no merecía un premio al padre del año, pero genuinamente adoraba a su hija. — Además, ni Grayson ni Lacey podrían hacerlo. No son como tú, Anna, también son mis hijos pero no se parecen en nada a ti. Eres la única que puede seguir mi legado, lo has estado haciendo desde la universidad, no puedes renunciar ahora, cariño.

Los hijos que Erwin había tenido con su esposa eran dos rubios que sí llevaban su apellido, pero no tenían el potencial de Anna, Smith había perdido las esperanzas en ellos desde su adolescencia, y se había concentrado en impulsar y preparar a Anna.

Checkmate | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora