Capítulo 6: la contra partida

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- Ellos tienen la espalda cubierta ya que tienen el campamento en el ángulo de las paredes del cementerio, entonces sólo podemos atacar de frente, eso nos pone en desventaja, también tengamos en cuenta que están protegidos por un círculo que no podemos traspasar, ¿sobre cómo atacar? Mi estrategia sería que por detrás de ellos por encima de las paredes tengan un ataque sorpresivo.  Mientras tratamos de atacar de frente y a distancia.
- Me gusta ese plan Abb-na están completamente desprotegidos.  Tendríamos que atacar de primera instancia a Nur y Mayab esos traidores que. Ayudan a estos asquerosos humanos inservibles.
Las tropas demoniacas se comenzaron a juntar para aprender la estrategia lo más rápido posible, “las huestes del hades”, nombre que tenía el Ejército de Abb-na estaba próximo a salir al ataque en pocas horas.
No faltaba mucho, los muchachos del campamento estaban tomando algunas decisiones para comenzar el ataque.
Giudisse sería fundamental para el plan, ella velozmente tendría que salir del cementerio y ver que nada les hubiese pasado a los artefactos de demolición controlada que había colocado Gustav la noche anterior. Luego de comprobar que estaban correctamente, sería la encargada junto a Nur para llevar las granadas, el demonio tiraría la primera y la fantasma una Vez que la explosión atrajera la atención de algunos vampiros soltaría la segunda, ya que ella podía escapar sin ser lastimada.
Todo estaba preparado, Nur tenía la Granada en sus manos, observando de lejos que nadie esté en su camino comenzó a dirigirse al panteón, más precisamente a la pared que daba contra el muro enorme que tenía explosivos. Detrás de él, Gurka y Mayab defendían las espaldas del demonio por si alguien lo encontraba a mitad de camino.
Una vez cerca de la pared, le hizo seña a Giudisse que se encontraba en el campamento para que valla al punto donde él se encontraba, cuando vio que la espectro movió su cuerpo tiro la Granada contra la pared, la cual callo justo contra la pared y al medio, en el lugar perfecto para el plan, no paso mucho tiempo que de repente explotó, dejando un hueco en la pared de medio metro de alto, aprovechando que Giudisse todavía no llegaba, utilizó su poder de esferas de fuego y rápidamente lanzó unas doce o trece en poco minutos.
Detrás de él, la fantasma lo tomó del hombro y con mucha fuerza lo tiro hacia atrás para que comience a correr hacia el campamento, ella mientras veía como los vampiros comenzaban a asomarse por el agujero que había quedado otros salían por la puerta del mausoleo, el fantasma aprovechó esta situación y lanzó su Granada dentro del hueco, los vampiros comenzaron a gritar y a salir como hormigas cuando pisan un hormiguero, mientras se reía la fantasma, se escuchó de lejos una fuerte explosión que hizo que del agujero, que ahora era casi el doble de grande, salgan volando cuerpos de vampiros, junto a partes desmembrada de algunos que estaban cerca de la Granada.
Los caines que salían por la puerta del mausoleo también. Se cayeron al piso por la gran explosión, unos cuarenta soldados corrieron al ponerse de pie a atacar a la fantasma y a quien este cometiendo el sacrilegio de atacar con bombas el lugar sangrado de los vampiros.
La peor de todas las ideas, porque fue el momento de gloria para Gustav, que, mirando la situación de lejos, detonó todos los artefactos Unidos a la pared.
Los vampiros que miraban a la fantasma, escucharon la explosión detrás de ella y sobre su izquierda, por el cuerpo de Giudisse salieron volando una decena de ladrillos que la traspasaron cuando explotó la pared, a la altura de medio metro la pared explotó, haciendo que un miro de seis metros completos caiga como una ola de concreto sobre la espalda de la espectro y los vampiros, Giudisse quedo parada, sin ningún rasguño, la pared fue como una lluvia de agua para ella, los caines no tuvieron la misma suerte, algunos quedaron sepultados por una pared de escombros, otros que estaban detrás miraban con asombro, con terror en sus ojos, pero no por mucho tiempo, ya que desesperados comenzaron a correr, el sol los estaba prendiendo fuego a lo bonzo, otros se quedaban quietos.   Miraban sus manos ennegrecerse y prenderse fuego en cuestión de segundos, los que habían volado por la explosión estaban ardiendo en el suelo, acostados, por el hueco de la pared entraba la luz del sol hasta el tercer subsuelo del panteón, en el primero estaban los pocos que quedaban vivos por la explosión, apretados unos a otros contra la pared sobre la sombra para no tocar el rayo de sol que entraba directo, en el segundo subsuelo pasaba algo parecido, algunos estaban desfigurados por el fuego, otros habían perdido parte de su cuerpo, el panteón vampírico era un completo infierno, un paisaje de guerra, de la peor que pudo tener el mundo, lleno de cuerpos prendidos fuego, ardiendo muertos en el suelo, y partes desmembradas por las explosiones.
Castiga, salió corriendo de su sala, sin saber que pasaba, solo escuchaba alaridos, no podía creer que los humanos sean capas de atacar al panteón, mientras más se acercaba al lugar de los hechos, podía sentir un olor a carne podrida y cosida, no detuvo su marcha hasta que de repente, sintió que algo casi lo hace tropezar, al mirar, no era otra cosa que un brazo, de alguno de los vampiros de su ejército, la explosión de la segunda granada, había caído justo entre un grupo de vampiros que se habían juntado en el hueco para ver qué pasaba, entre más caminaba el jefe blanco de los vampiros, se encontraba con algunos caines, arrastrándose sin sus piernas o agonizando, al levantar la mirada, pudo ver como uno de los caines, entraba por un agujero que había en una de las paredes del panteón, completamente en llamas, corriendo desesperado moviendo sus brazos y chocando de frente contra una columna y al caer, morir prendido fuego en el suelo del panteón.
Su cara no tenía descripción, era una mescla de lastima, venganza y miedo, de que Sura tome represarías sobre lo sucedido con él y con Trader.
El jefe negro también estaba viendo lo mismo pero un poco más de lejos, Castiga, lo vio y corrió para hablar con él, pero este le pidió que se mantenga lejos.
- No te acerques Castiga, no me mires así
- ¿Así como Trader? ¿Qué te paso? – contesto el jefe blanco de los vampiros preocupadísimo.
- Estaba fuera cuando la pared cayo, en el oeste sobre las puertas del panteón demoniaco, aproveche para saber que estaban tramando ellos para detener a los humanos, la sombra era perfecta, volvía al escuchar las explosiones y a mitad de camino, el sol me dio de lleno.
La cara de Trader estaba desfigurada, la mitad de su cuerpo también, era a causa de tratar de encontrar un resguardo contra el sol, todo en el panteón vampírico estaba destruido, la caída estimativa era de unos noventa o cien soldados muertos y heridos.
Nadie de los caines podía ir a informarle lo sucedido a Sura, en un acto de compañerismo, un orbe tuvo la gentileza de acercarse al panteón celestial mientras los vampiros trataban de ponerse a resguardo.
Mientras algunos soldados metían a soldados heridos dentro del panteón, otros con valentía y soportando las quemaduras trataban de tapar el agujero en la pared del cementerio, ayudados por algunos pocos Poltergeit que quedaban dando vuelta por el lugar, a todos les sorprendió como con rapidez pasaban corriendo algunos demonios, detrás de ellos, venía un ejército, negro como la oscuridad, todos preparados para atacar el campamento humano. Los que venían delante de todo tomaron posiciones estratégicas en el cementerio, algunos se escondían arriba de los árboles, como si fueran torretas donde tirarían esferas de fuego, otros se quedaban a mitad de camino y formaban una línea de contra-avance, detrás de todo con una bandera venia un demonio junto a Abb-na, que comandaría todo desde atrás.
En el campamento estaban todos festejando que todo había salido como estaba planeado, había salido perfecto, estaban ahora un paso más adelante, pero no por mucho tiempo, las huestes del hades estaban por caerles con todas sus fuerzas, lo que sería aparentemente la más serias de las batallas en el cementerio que tendrían hasta el momento.
- ¿Qué es ese olor a azufre insoportable? – dijo Katherina.
- ¡Ese! ¿Es el olor de Abb-na?  – pregunto asustado Nur
- Sí, estamos complicados si es el, ese demonio es muy fuerte, es uno de los principados encargado del ejercito de demonios llamado “las huestes del hades”, es un gigante de casi dos metros, robusto, con cuernos enormes, y siempre tiene un hacha de dos filos en la mano, es lo más peligroso que vamos a tener que enfrentar si es que viene para acá – dijo desanimado Mayab.
A lo lejos podían ver a los demonios corriendo hacia todos lados, de repente, las flechas prendidas fuego comenzaron a caer sobre el campamento, todos comenzaron a agarrar las tapas de los cajones que habían quedado para usar de escudo, eran unas tres solamente que servirían para que todos queden maso menos protegidos, pero no debían quedarse mucho tiempo ahí, porque se acercaban demonios a la ubicación de ellos, lanzando esferas de fuego por todos lados.
Los primeros en atacar eran los lanzadores, quieres tiraban fuego por todos lados, esferas por aquí y por allá, detrás de esa primera fila estaban las torres y los escondidos, que eran demonios subidos a los cipreses tirando fuego por doquier y un grupo escondido detrás de lapidas haciendo lo mismo.
El grupo salió de detrás de las tapas de los ataúdes, corrieron rápidamente a las carpas, Giudisse tomo las espadas, una en cada mano, Katha y Irina tomaron por orden del Karavnikov una ametralladora cada una, sería más fácil para ellas disparar a mansalva, los dos demonios salieron a combatir con sus poderes y Gurka junto a Kevork tomaron espadas, aunque el armenio llevaba por las dudas algunas armas en la cintura, Gustav, se daba cuenta del asunto, así que tomo su sniper y se puso detrás de unas lapidas que había cerca del campamento.
La que salió al ataque directo fue la fantasma, los demonios enfurecidos sabían que solo podían evadirla, ya que no había forma de atacarla y el único que podía era el jefe del ejército que todavía no llegaba y el patriarca Nazrael, ella por lo tanto mataba y hería a muchos del ejercito de demonios que entre esferas y esferas se confundían y herían a sus propios compañeros.
Las chicas, asustadas, tomaban el poco coraje que podían y comenzaban a tirar balas por doquier, mientras Gustav les gritaba que apunten mejor, que no desperdicien balas, el grupo de mujeres del grupo estaba haciendo su trabajo bastante bien, quien sabe, si por experiencia adquirida o suerte de principiantes, todos sus disparos daban en la cabeza de los demonios que caían muertos al instante, mientras todos estaban tratando de defenderse, Gustav, con su mira, apuntaba a los arboles rápidamente, tratando de ver donde estaban las torretas que estaban comprometiendo al grupo, al tenerlas en la mira disparo, haciendo que una de ellas callera, rápidamente busco otro ciprés y disparo nuevamente.
Mientras el armenio se corría entre las esferas y cortaba con su espada por doquier, uno de los escondidos tiro una esfera justo sobre su espalda, lo que hizo que volara al suelo, con un ardor impresionante sobre su cuerpo, la ropa tenía un agujero enorme, su espalda estaba quemada y le ardía mucho, el escondido que había salido detrás de una tumba cercana volvió a pararse, para volver a atacar a Kevork, pero apenas asomo su cabeza, un disparo certero de Gustav hiso que una bala pase de lado a lado de su cabeza.
El Karavnikov estaba recostado sobre el suelo disparando y bajando a todos los que estaban entre los árboles, de repente, una herida igual a la que sufrió el armenio, sintió en su espalda, una quemadura que lo hacía estremecer de dolor, se dio vuelta contra el suelo y pudo ver como detrás del campamento, sobre el muro, había un grupo de diez o doce demonios subidos al muro atacando las espaldas del grupo, así y todo recostado de espaldas al suelo, tomo un arma de su cintura y comenzó a dispararles, bajando a uno por uno, mientras le tiraban las esferas sin poder darle.
En el campo de batalla pasaba algo muy raro, entre más tiraban sus esferas los demonios, más se cansaban, algunos de los que más se habían esforzado estaban tomándose sus rodillas, agotados tratando de respirar, esto era una gran ayuda para Gurka que solo pasaba y cortaba sus cabezas de cuajo con un solo espadazo.
En total eran alrededor de unos cien soldados en la primera tanda, Gustav estaba haciendo un trabajo magnifico, había puesto su celular al lado de su sniper, disparaba, bajaba a uno de los escondido, miraba el reflejo de su celular si algún demonio subía por arriba del muro, como no había ninguno volvía a disparar, si veía que alguno subía por el reflejo, giraba sobre si en el piso y con el arma disparaba, así el solo estaba matando una docena de demonios el solo. Era notable como los conocimientos de guerra y táctica militar estaban dando frutos contra los demonios, que, para sorpresa de todos, estaban agotados y moribundos, al punto de no poder defenderse de los ataques del grupo de humanos que dejaron un paisaje desolador, docenas de cuerpos tirados en el suelo, muertos y los que quedaban parados, estaban luchando por intentar respirar y mover sus cuerpos, ya que estaban sin energía.
Esto era el circulo formado por los cristales que habían colocado Kevork antes del combate, por eso eran prudentes Nur y Mayab que trataban de no entrar a él, mirando unas maderas clavadas en el pasto que les decían hasta donde debían avanzar y hasta donde no.
Pero el fin del combate no llegaba, detrás de todos esos cadáveres que estaban ahí quedaban más demonios a vencer, se venía una siguiente ola de ataques con otras dos filas nuevas, esta vez venían más soldados, con espadas encendidas con fuego y otra fila insoportable de escondidos que subían a los arboles nuevamente, de lejos ya se veía la cara de Gustav que ponía sus ojos en blanco, sabiendo que otra vez tenía que atacar a los agotadores demonios escondidos por todo el cementerio.
Todo se volvía a repetir, por detrás podía verse ya la figura de Abb-na, una imponente figura de casi dos metros con unos cuernos que le aumentaban la figura a casi un metro más de altura, una bestia que cada vez que bufaba largaba fuego por doquier, estaba indignado, furioso, no podía creer que las primeras filas de demonios con casi un centenar de soldados, estaban muertos por todo el cementerio. Mientras tanto el grupo estaba contentísimo, disfrutaban con cierta locura el combate, aunque algunos estaban heridos, Gurka había recibido unos cortes y golpes, Kevork había sido alcanzado por otras dos esferas más y aun así con el lomo ardiendo seguía luchando, al Karavnikov por más que usaba su celular de espejo, no podía evitar que algunas esferas lo golpeen, al punto que lo estaban lastimando mucho, pero aun así lograba matar a otra docena de demonios que subían la pared y a un enorme grupo de soldados escondidos que desde lejos molestaban bastante al grupo.
El sistema era fácil, por eso estaban ganando la batalla en cierto modo, los demonios usaban un grupo de ataque directo, que no iban a servir de mucho porque se metían de lleno al círculo de cristales que les robaba la energía automáticamente, la segunda fila seria demonios subidos a los árboles y tumbas alejadas del combate que tirarían por doquier esferas y flechas, que aunque no los afecten los cristales no tenían en cuenta que Gustav tenía un sniper y aunque se ponga a unos cien metros, estaban siendo abatidos por un solo hombre, la estrategia de mandar a hombres atacar por la espalda tampoco le estaba funcionando, porque en el campamento se había quedado Gustav que se encargaba de los dos frentes.
Abb-na esto lo sabía, sabía que la estrategia de guerra usada, no fue la correcta y más que nada sabía que si volvía con vida, pero derrotado, Nazrael no tendría piedad con él y lo mataría al instante.
El ejercito de demonios parecía hormigas, entre tres o cuatro trataban de atacar al grupo que estaba muy herido ya, apenas Gurka podía ponerse de pie, las chicas ya casi no tenían balas y estaban agotadas, la más herida era Irina que le habían pegado con las esferas en varias partes del cuerpo, Kevork no sabía ni el mismo como estaba de pie, sangraba por todo el cuerpo, los demonios aun así caían muertos agotados, esta oleada seria superada quizás, pero la próxima no tenían ninguna chance de ganar, porque ya sus cuerpos no daban a vasto, todo se puso peor, Gustav mirando con su sniper entre los arboles pudo ver que una sombra negra, que emanaba un aura violeta se acercaba al grupo rápidamente, a toda velocidad, y se metía entre los soldados, era algo parecido a una luz, se movía como el agua, aunque tenía una consistencia como el humo, un humo negro que se movía entre los que luchaban, de repente se desplego completamente, una columna de humo que emanaba luz violeta de casi dos metros de alto, saco una guadaña y unas cadenas, no quedaba duda de que era la misma parca frente de ellos, todos quedaron inmóviles, era imponente su imagen, dentro de su capa de luz violácea no podía verse nada, era algo impresionante como flotaba, como se movía tan rápidamente como si todo estuviera en cámara lenta, se paró frente a unos demonios y de un solo guadañazo los corto en pedazos, levanto su cabeza y realizo un grito desgarrador, una explosión invisible se levantó del suelo, una energía inexplicable, miro a Irina y Katha que estaban en un costado con sus armas, mirando asustadas esta extraña figura, de repente la parca solo se movió rápidamente delante de ellas y se puso enfrente, levanto su guadaña, la coloco por encima de su cabeza y las ataco, en el mismo instante que Giudisse se abalanzó sobre las chicas y las tiro al suelo salvándolas del ataque inminente, la parca quedo en silencio, dubitativa, parecía que sus ojos  miraba a las chicas y la fantasma en el suelo, aunque su cara no podía verse, levanto con una sola mano la guadaña por encima de su cabeza nuevamente, su misión era matar a las tres mujeres que estaban en el suelo, mientras tanto el combate se había detenido, ni los demonios, ni los humanos luchaban, solo miraban lo que estaba sucediendo, era obvio que la muerte cortaría la vida de las chicas en cuestión de segundos, Gurka sobre el piso miraba la escena, Kevork respiraba de rodillas mientras también observaba junto a un demonio que hacía lo mismo, a todos les costaba seguir, el único que continuaba disparando era Gustav, que cada diez segundos realizaba un disparo y se llevaba un demonio consigo. La hoja cortante del arma de la muerte, estaba a punto de bajar para matar a las chicas, cuando Mayab disparo alrededor de unas cinco esferas contra la muerte, que de espaldas freno su cortante arma, giro su cuello, giro su cuerpo unos segundos y de repente, como si se hubiera teles trasportado en el espacio, apareció delante del demonio del grupo, que estaba a unos treinta metros, la muerte puso su cara lo más cerca posible de él, Mayab solo movía su cuello, tenía arcadas, hasta que logro escupir un coágulo de sangre de su boca, producto de que tenía en su estómago clavada la guadaña de lado a lado, todo quedó paralizado, lo único que se escuchaban eran los disparos de Gustav, que no paraba de disparar un disparo tras otro, la muerte saco su arma del cuerpo muerto de Mayab, miro a Gustav y comenzó a flotar a su ubicación, pero a mitad de camino freno, grito nuevamente, tan fuerte que todos tuvieron que tapar sus odios y así desapareció del combate, nadie entendía nada, el Karavnikov puso un grito, de que todos comenzaran a luchar, que se aproximaba una nueva oleada, Gurka desde el suelo se levantó inmediatamente, clavando la espada en la cabeza de uno de los demoños desde la quijada, saliendo por la mollera del mismo, así como inmediatamente la saco, giro sobre si y corto el estómago de otro demonio que estaba cerca, nuevamente tomo su espada y la coloco con ambos brazos sobre encima de su cabeza y rápidamente la dejo caer sobre otro demonio que estaba a su alrededor, incrustándosela en la frente.
Lo mismo comenzaron a hacer todos, las chicas se levantaron rápidamente y comenzaron con los disparos, Giudisse, se movía entre los demonios, clavando y cortando a todos los que se les cruzaba, el único que no podía hacer nada era Nur, quien quería como un hermano a Mayab, lo tenía en brazos, le pedía que hable, que respire, era imposible esto porque él ya estaba muerto, uno de los demonios se paró delante de ellos, los miro y cuando quiso atacarlos, el propio Nur desde el piso, arrodillado, levanto su mano y clavo una espada que tenía junto a él, recta sobre la parte inferior de la cabeza, aun así el siguió en el piso, desconsolado, se levantó rápidamente y entre gritos de dolor comenzó a matar lo que se le ponía delante, sin importarle que estaba dentro del circulo de cristales, ya los de la ola anterior también estaban sobre el suelo muertos, estos eran los últimos soldados que le quedaban a Abb-na para vencer al campamento, en el suelo del camposanto había alrededor de unos trecientos demonios muertos, quedaban los chicos del campamento, exhaustos, Nur no podía respirar, Giudisse lo empujaba hasta sacarlo del circulo de cristales que estaba consumiendo toda su energía, Irina apenas podía estar de pie, acalorada, con algunas heridas que sangraban, Katha estaba igual, pero se había defendido un poco más, solo tenía algunas quemaduras pero no estaba tan agotada, la peor parte la llevaba Gurka, el lobo tenía las peores heridas y quemaduras, pero no seguía en su forma de humano, así que todavía tenía un plus al convertirse en licántropo, mientras tanto Gustav, como hombre de guerra que era podía seguir de pie, el armenio por otro lado no, estaba parado con sus últimas fuerzas, al punto de desmayarse.
Los pasos de Abb-na se terminaron, eran fácil de escuchar ya que era tan pesado y grande, que al dar un paso se escuchaba, bufo y largo fuego por su nariz, movió su cuello mirando su poco ejército que quedaba, que eran los últimos ciento cincuenta hombres, aunque gane o pierda, él sabía que perder tantos hombres seria la muerte segura de el a manos del patriarca infernal. Mientras tanto los chicos se tomaban la cabeza, ya no tenían fuerzas ni ganas de luchar, para colmo ninguno de ellos sabía si después de derrotar a los demonios, si eso llegara a pasar, vendrían los ángeles o vampiros, aunque estos últimos gracias a su suerte, habían logrado neutralizarlos horas antes, sino seria la muerte eminente de ellos.
La cara de Abb-na era como la de un toro o animal parecido, con rasgos malignos, daba miedo con solo mirarlo, parecía una especie de minotauro enorme, otra vez su nariz largo fuego y levanto un hacha que seguro pesaría unos cincuenta kilos con una mano por encima de su cabeza, dando señal de que el poco ejército que quedaba salga al ataque.
Del grupo a los demonios había al menos unos cien metros, los humanos era obvio que no se moverían, primero para dejar que los demonios entren al círculo y segundo, porque, aunque quisieran ya ninguno podía moverse. Cuando otra vez volvió atacar la última oleada de demonios, como el anterior, lanzando bolas de fuego y con espadas llameantes, esta vez la estrategia fue diferente, todos los demonios fueron al combate, ninguno que quedo metros atrás haciendo torres en los árboles, decenas de demonios con todas sus fuerzas atacando a los humanos que ya estaban al borde del desmayo, aunque todavía tenían la suerte de que, aunque estaba muy lastimado, Gustav era el que más estaba descansado del grupo, así que tomo la ametralladora y algunas balas para llevarle a las chicas que estaban a un par de metros y así comenzó a disparar contra todo lo que había de pie delante de él, entre disparo y esferas de fuego, el suelo comenzó a temblar levemente, eran los pasos de Abb-na que venía corriendo al medio del ataque, Gurka tenía un as bajo la manga, todavía no había usado su transformación de licántropo, algo que no lo salvaría, pero si lo ayudaría a tener una leve mejoría, así que de repente comenzó a retorcer su cuerpo, sus puños se apretaron y su carne se comenzó a endurecer, un leve pelaje comenzó a salir de su cuerpo, sus huesos se reacomodaban y sus garras salían con más facilidad, afiladas y poderosas garras de unos veinte centímetros de largo, pero no duraría mucho de pie, ya que el jefe del ejército demoniaco en su carrera se paró delante de él y con el dobles de la mano, le dio un golpe que voló al licántropo en plena transformación unos treinta metros, pero no era el problema para Abb-na el licántropo, sino Gustav, el humano con tácticas de guerras excelentes que, para él era el más fuerte del grupo, pero el Karavnikov, tenía una estrategia, comenzó a correr dentro del círculo, haciendo que el demonio mayor no salga de ahí y se debilite más rápido, como lo estaban haciendo el resto de los demonios, Abb-na no se rendía, paraba contra su marcha, a contra pierna y comenzaba a correrlo nuevamente, mientras tanto Gustav repartía tiro a cuanto demonio se le ponga de frente, pero correr no lo dejaría defenderse de una esfera de frente que le dio directamente en el pecho, cayo automáticamente desmayado al césped del cementerio, el jefe salto y cayo a sus pies, lo miro y levanto su hacha con las dos manos, por detrás de su cuello, al mismo tiempo, Gurka se levantaba con todo el cuerpo dolorido, ya estaba transformado en licántropo, al ver que Gustav estaba caído intento correr para salvarlo antes del que demonio levante su arma y lo asesine, pero algo lo dejo inmóvil, por encima de la pared del Sur, que media alrededor de unos tres metros, salto por encima una bestia enorme, un lobo gigante de la misma altura que el jefe demoniaco, musculoso, con unas garras filosas y enormes, era blanco como la nieve, verlo con la luz del sol, parecía hacerlo brillar, este nuevo personaje salto desde el muro unos cinco metros y al caer al piso comenzó a correr y en su carrera a las trompadas, volaba a cuanto demonio tenía enfrente, como quien corre las ramas de un árbol para poder pasar, para cuando el demonio alzó su arma, este licántropo se tiró en forma de tacle contra el demonio, cayendo al suelo los dos un par de metros lejos del humano, rápidamente le levantaron los dos y comenzaron a pelear, los demonios dejaron de moverse, miraron atónitos que el nuevo personaje dentro de la pelea no era ni más ni menos que Killmag, el licántropo del panteón olvidado que había desertado al ejercito de Francisco después de su muerte.
Katherina siguió con los tiros, al vivo grito de que todos despierten, mientras tanto, la potestad, Abb-na daba un golpe en el rostro de Killmag con toda su fuerza, hasta se escuchaba el sonido de los huesos del licántropo crujir de la fuerza que había tenido, pero esto no era nada, el lobo retrocedió medio paso y así volvió al ataque, lanzando un zarpazo que rasgo la carne del pecho del demonio unos centímetros bastante profundos.
El agotamiento había podido con Gustav, que estaba desmayado en el pasto del cementerio, Irina se cayó exhausta y Nur estaba a punto de caer también por el agotamiento, en el campo quedaban solo una docena de demonios que tampoco podían estar de pie, nada difícil para Katha, Giudisse y Gurka que estaba a punto también de caer, lo favorable para el grupo fue, que, aunque Mayab estaba muerto, el circulo de protección sobre el campamento seguía.
En el centro solo quedaban los dos jerarcas combatiendo a muerte, ya en el campo de batalla quedaban solo cuerpos muertos de demonios, porque los chicos del campamento, estaban tirados dentro de él, tratando de respirar y recobrar fuerzas.
En el centro, Gurka quería ayudar a su líder, pero este con solo una mirada le demostró que no quería ayuda, ya que no será honesto y no habría códigos en la batalla.
El pelaje blanco de Killmag se estaba tiñendo de rojo, lo más grave era una herida que le había logrado hacer el demonio con el hacha, por el otro lado, también Abb-na estaba totalmente lleno de sangre y también tenía una herida profunda cuando el licántropo le clavo las garras unos veinte centímetros de profundo sobre el pecho, cerca del pectoral izquierdo.
La pelea era dura, la potestad bufaba con dificultas, también le jugaba en contra el circulo de cristales, el licántropo c las piernas cansadas y temblorosas, todo quedaba en la última jugada de cada uno, el licántropo no aguanto el peso de su cuerpo y cayo de rodillas, Abb-na, levanto con toda sus fuerzas el hacha y la levanto lo más que pudo, la dejo caer con todas sus fuerzas, Killmag, miro caer el arma, tomo envión hacia adelante y con una mano, tomo el mango de la misma y con la otra tomo el cuello con todas las fuerzas que le quedaban, con el peso del cuerpo logro tirar hacia atrás al demonio cayendo al césped con el licántropo arriba de él, que sin tomar respiro, comenzó a golpear el rostro del demonio y después de varios golpes sin que el demonio tenga fuerzas de defenderse, con las garras comenzó a desmembrar la cara del demonio, dejándolo completamente muerto arriba de un charco enorme de sangre, que la tierra iba absorbiendo de a poco. Katha que era la única que todavía no se había desmayado, al ver esa escena con tanta violencia, se desvaneció al instante.
El licántropo se paró, tomo un poco de aire y mirando al cielo, apretó sus puños y aulló con tanta fuerza que en el panteón celestial pudieron escucharlo.
- ¡Ese!, ¡ese no puede ser el! – la cara de Sura tomo una forma de preocupación absoluta.
- - ¡Sí!, es el traidor de Killmag, que seguro está festejando la derrota de Nazrael y ya que hablamos de esto ¿dónde está el salvador del cementerio? – dijo con ironía Marfil, pero dentro suyo sabía que estaba todo mal.
Había algo que a Marfil no le cerraba del todo, el ataque al panteón vampírico era una idea cien por cien del grupo del campamento, pero el ataque al panteón fantasmal no, por lo que se rumoreaba, entre los que estaban en el cementerio rondando, el grupo estaba ocupado en otra cosa, así que alguno de los integrantes del cementerio, estaba tramando traicionar al grupo, aunque tampoco descartaba que el grupo de licántropo pueda tener algo que ver, ya que ahora había aparecido repentinamente.
Repentino también había sido que la muerte aparezca en plena batalla, cobrando la vida de Mayab, el cual Nur se encargaba de cavar una tumba para enterrarlo en el cementerio, el grupo estaba moribundo, si en este momento atacaban el campamento ninguno podría defenderse.
Pero la incertidumbre estaba en todos los integrantes del grupo, ¿porque la parca había venido a atacarlos?, al instante Killmag que se encontraba cubierto de sangre recostado sobre el camposanto, comenzó a explicar algunas cosas.
- La muerte cometió un error, sabe que en cualquier momento encontraran sus restos, entonces se dejó llevar por los patriarcas, ellos solos pueden hacer que la parca luche por ellos, yo, por otro lado, cuando nos traicionaron, ninguno de los patriarcas salió a defendernos, me parecía demasiada desventaja tener que luchar contra ese desagradable traidor de Abb-na. – contesto el jefe desertor de los licántropos.
- Es perfecto, ahora vamos a contar con la ayuda de ustedes – dijo Giudisse emocionadísima.
- ¡no!, no va a ser posible, si mi ejército se mete, los licántropos del grupo de Volgaf, aunque acepten o no la traición, ellos van a ser responsables con el tratado y van a estar del lado de los panteones.
- ¿Entonces ahora van a castigarnos más de lo que nos castigan por tu culpa?
- ¡más respeto Nur, él nos ayudó! – interrumpió Gurka.
- ¡déjalo Gurka, tiene razón, pero no es así, en todo caso yo arreglare el problema con los míos y los patriarcas, ustedes no van sufrir consecuencia por mi ayuda, pero no dudare en ayudarlos cuando ustedes más lo necesiten. – le respondió al grupo Killmag, más a Nur, que al parecer estaba muy mal por la pérdida de su compañero

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