Capítulo 46

64K 6.7K 3.4K
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

NOAH

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

NOAH

Son las 12:26 am y estoy caminando hacia el edificio de Fran con toda la decisión que pude reunir esta mañana, con un objetivo fijo y sin mucha paciencia. Estoy cansado y no solo por los exámenes de las pasadas dos semanas. Estoy cansado de la distancia que ha puesto entre nosotros y que pretende no sentir; estoy agotado de sus charlas sin sentido para hacernos perder el tiempo y, sobre todo, de que no me deje decir una palabra como si temiera que fuera a enviarla al demonio. Estoy cansado de toda esta rutina de locura y hoy se termina.

No podrá usar la excusa de los exámenes porque está dando el último en este momento, tampoco podrá decir que tiene que empacar porque ya ha guardado todo lo que estaba en el departamento en cajas: lo suyo, lo mío, lo que quedó de Tony. No tengo más oportunidades que esta, la graduación es en cuatro días y ella está muy decidida a irse con su madre.

Atravieso la amplia porción de césped donde algunos alumnos descansan en la sombra de los árboles y subo los escasos escalones hasta la puerta del edificio. Si conozco lo suficientemente bien a mi esposa, saldrá por esta puerta en unos minutos porque le encanta quedarse hasta el final en los exámenes a pesar de haberlos terminado primera y revisar cien millones de veces sus respuestas.

Miro la hora una y otra vez, veo los segundos avanzar hasta que son las doce treinta y oficialmente su último examen final ha concluido. Es ahora o nunca.

—¡Fran!

Sus bonitos ojos se apartan de la muchacha con la que va caminando y se despide antes de acercarse a mí. Puedo ver la confusión en su rostro y en su andar, y me siento culpable por abordarla en este momento de nerviosismo y estrés, pero estoy cansado.

—¿Sucede algo? —pregunta con temor.

—No sucede nada malo. ¿Qué tal tu examen?

—Genial, me dirán si aprobé hoy a la tarde. Estoy nerviosa, muy nerviosa —admite y suelta una risita que comprueba sus palabras—. Esta tarde sabré si nos graduamos juntos o tendré que tomar esta clase de nuevo el año siguiente.

Acorto la pequeña distancia que nos separa y coloco mis manos en sus hombros para confortarla. Puedo ver el cansancio en sus ojos y en su postura, los finales nos han atacado con toda su fuerza y no hay nadie de último año que haya salido ileso.

De una boda y otras mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora