02: Joyas.

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Jueves,01:11 am

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Jueves,
01:11 am.

— Te contaré una historia.

— ¿Sabes qué? Paso — me respondió la mujer de ojos parecidos a Levi — No me acuesto con personas excéntricas que antes de follar te cuentan una historia.

Reí al escucharla. Poseía gran parentesco al humor sarcástico que solía tener Levi y eso me hizo sentir relajado, olvidando las palabras de mi gran amigo horas antes.

— Te la contaré igual — dije agarrándola y tocándola con descaro —. Empecemos...

"Érase una vez un hombre que buscaba la máxima belleza de las obras de arte. Lo poseía todo, más aún así le faltaban las joyas más bonitas del mundo. Un día fue en busca de aquel abalorio en un museo y cuando vio aquella joya que se hacía llamar la más preciosa sé decepcionó. En aquella exposición solo reposaba una perla y un cartel que decía que lo más bello no se encontraba en objetos, sino en el ser humano. Toda su mente se descolocó y sufrió varios ataques de ansiedad, pero aquella frase cobró sentido cuando nuestro protagonista quedó prendado de una bella mujer que en su mirada se encontraban las más hermosas joyas. Cegado por la codicia y belleza, cautivó a la hermosa mujer, pero pasados los días esta fue empeorando su aspecto hasta la muerte, debido a una enfermedad. Una noche de ataques de ansiedad y sufrimiento sin su mujer el hombre se encontraba realizando un colgante con dos joyas y a su lado una tumba profanada con la mujer que poseía las joyas más bonitas, solo que ya no estaban en su mirada."

La mujer de ojos bonitos se tensó al escuchar la historia y un intento de huida quiso hacer, pero ya era tarde, me encontraba con unas finas tijeras arrebatándole aquellos ojos parecidos a los de Levi que me habían cautivado.

— Ah, Levi — susurré gimiendo —. Quiero hacer un perfume con tus lágrimas, quiero un vino con tu sangre...

—¿Por qué haces esto?

La observé con desagrado al interrumpir mis pensamientos en alto, creyendo que yo le haría el honor de hacerle algo así, cuando mi único amor y complaciente de mis turbios pensamientos era Levi.

Comencé a cortar y mientras ella se ahogaba en sus propias palabras suplicando, yo como artista y coleccionista buscando la mayor belleza en el cuerpo humano no entendía por qué las personas valoraban tanto su vida si pocas de estas tenían la suerte de poseer en su exterior la máxima belleza.

— Las obras de arte merecen exhibirse en un museo, en mí museo — hablé, observando su cuerpo lleno de un color carmsí y sin restos de su respiración —. ¿Entiendes, Mikasa?

 ¿Entiendes, Mikasa?

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Xicia_

𝐋𝐚𝐳𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 ᵉʳᵉʳⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora