Cuauhtémoc se miró en el espejo, seguro de que, si miraba durante el tiempo suficiente, su rostro se transformaría en el de alguien más y revelaría que, en realidad, esta no era su vida actual. ¿Qué se suponía que tenía que hacer con esto? Dios, estaba comprometido. Con Aristóteles Córcega, de todas las personas. Cuauhtémoc era famoso—no, infamoso.
Santo cielo.
—Puedes hacerlo, chico. —Cuauhtémoc trató de creérsela, de mentalizarse lo suficiente para regresar de esta visita al baño.
Jesús, incluso sus baños eran enormes. ¿Cómo se suponía que iba a vivir de esta manera? ¿Cómo era el hogar de Aristóteles? Estaba en la Ciudad de México propiamente dicho, esto tenía que ser más pequeño, ¿verdad?
Cuauhtémoc creció en una vecindad, y esto era mucho más de lo que estaba acostumbrado. Ha pasado el tiempo suficiente en hoteles de lujo en los últimos años para acostumbrarse a ellos, pero esto... la gente no lo invitaba a sus mansiones.
La gente ya no lo invitaría a ningún lado. Ese capítulo de su vida ha terminado. Acabado. Finito. Así de simple.
Así de simple. Dios. ¿Qué iba a hacer? Cuauhtémoc se fue de casa en el minuto que terminó la preparatoria para poder ser independiente, deshacerse de los grilletes de sus padres religiosos, conservadores, homofóbicos, y ahora...
Simplemente volvería a ser dependiente de nuevo, dependerá de un marido. Todo está mal.
Sin mencionar que a estas alturas la cara de Cuauhtémoc estaría esparcida por todos medios de México, y sus padres ya lo habrían visto. Cuauhtémoc enterró su rostro entre las manos húmedas que aún olían a un caro jabón de manos de albahaca.
Esto era justo lo que necesitaba. Joder. Mierda.
No se puso en contacto con su familia esta tarde cuando envió un correo o telefoneó a todos sus profesores y amigos para asegurarles que volvería a clase la próxima semana. No planeaba contactarlos después de la conferencia de prensa para anunciar el compromiso. En lo que a él respecta, no era necesario que vuelvan a involucrarse en su vida.
Por muy trágica que fuera la situación del padre de Aristóteles, Temo envidiaba el lazo de Aristóteles con su madre. A pesar de su disgusto por la situación, ella estaba luchando duro por su hijo. Ella cubría su espalda y, al menos por ahora, también la de Cuauhtémoc. Eso era más de lo que podía decir de su propia familia.
Tomó unas cuantas respiraciones profundas y luego salió al pasillo, poniendo su cara de juego. Ahora no podía esconderse detrás de Tadeo, pero estaba fabricando un nuevo personaje para sobrevivir, tal como lo hizo a los dieciocho años cuando empezó a dedicarse al trabajo sexual e inventó a Tadeo. Eventualmente, el nuevo Cuauhtémoc sería tan fácil de usar como lo fue Tadeo.
O al menos eso espera.
Temo regresó a donde dejó a Aristóteles en la sala de estar y le sonrió, proyectando confianza y comodidad. —Disculpa la demora. Solo necesitaba un momento. No tengo que decirte que hoy ha sido intenso.
—Mamá ha vuelto al teléfono, aunque creo que quería darnos espacio. Um, mañana la gente de mamá estará aquí. Su equipo, y también las personas que cuidan el lugar. Todos están a bordo, son discretos, así que no sientas ninguna presión cuando te pregunten si quieres tu propia habitación. —Aristóteles hizo una mueca—. De regreso en mi casa, probablemente será una historia diferente ya que la gente vendrá, pero aquí, ya sabes, si necesitas tiempo para adaptarte, hay habitaciones de huéspedes.
Wow. Eso fue... Obviamente tendrán que compartir una habitación en algún momento, pero de alguna manera Temo no se había dado cuenta de que habría personal involucrado. Mierda. Incluso en la casa de Aristóteles, tendría que estar "encendido" todo el tiempo.
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shameless: a marriage of convenience | aristemo.
Fanfiction[ADAPTACIÓN Y TRADUCCIÓN] Aristóteles Córcega no busca ser el esclavo de nadie, pero hay algunos aspectos de sí mismo que nunca ha explorado. Cuando sabe sobre el misterioso trabajador sexual Tadeo, un hombre que se especializa disciplinar a sus cl...