1.- El hogar (pt.2)

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No pude responderle con sagacidad pero la campana sonó y supe que me acababa de salvar del resto de una conversación bastante incómoda. Ari nada más asintió, dando así fin al encuentro, y se dio la vuelta para ir a su siguiente clase. Por suerte era una de las pocas que no tomábamos juntos.

Fiel a su palabra, Ari dejó de ser escalofriante por el resto del día. Cada vez que volteaba lo encontraba haciendo algo inofensivo que no implicaba mirarme. Seguía teniendo la sensación de que me observaba cada vez que le daba la espalda, pero no tenía manera de comprobarlo.

A las tres de la tarde, cuando la campana sonó por última vez, traté de ser el primero en salir. Willy, mi hermano mayor, me recogía de la escuela y lo seguiría haciendo hasta que encontrara un trabajo, y no quería hacerlo esperar. Además, tampoco quería volver a toparme con Ari Coronel.

Caminé de prisa hasta el estacionamiento, al otro lado del prado de la escuela. Mientras trataba de localizar el Prius de Willy, comencé a morderme la uña del pulgar por distracción. Tenía una sensación extraña, como si un escalofrío me recorriera la espalda. Volteé casi esperando sorprender a Ari observándome, pero no estaba ahí.

Traté de sacudirme la impresión pero mi corazón latía deprisa; era algo más siniestro que simplemente un chico de la escuela. Seguí buscando a la distancia y tratando de descubrir qué era lo que me desconcertaba tanto, pero de repente escuché un fuerte claxonazo que me hizo saltar. Willy estaba a unos cuantos autos de ahí, mirándome por encima de sus lentes de sol.

-Lo siento- abrí la puerta del auto, me subí y él continúo viéndome un momento-.¿Qué?
-Estas nervioso. ¿Sucedió algo?- preguntó Willy. Suspiré; siempre se tomaba su papel de hermano mayor demasiado en serio.
-No, no sucedió nada. La escuela apesta- le contesté para que dejara el asunto-. Vamos a casa.
-El cinturón- ordenó Willy y yo obedecí.

Willy siempre había sido callado e introvertido, y pensaba las cosas muy bien antes de tomar una decisión. Era opuesto a mí en todos sentidos, incluso por el hecho de que yo era bastante bajito. Yo era pequeño y tenía un rostro francamente femenino (por mala suerte) y bonito. Mi cabello castaño era indomable amasijo de rizos que casi no peinaba.

El cabello de Willy era oscuro como la noche y siempre lo usaba corto y bien arreglado. Sus ojos eran tan negros como los de nuestro papá y, a pesar de que no era muy musculoso, tenía una figura robusta y atlética producto de hacer mucho ejercicio. Mi hermano también tenía un gran sentido de la responsabilidad y se sentía obligado a asegurarse de ser lo suficientemente fuerte para defendernos de todo.

-¿Cómo va todo en la escuela?- preguntó.
-Genial, fantástico, increíble.
-¿Y por lo menos sí te vas a graduar este año?- Willy había dejado de juzgar mi desempeño académico mucho tiempo atrás. En el fondo ni siquiera le importaba si me graduaba de la preparatoria.

-Quien sabe- contesté, encogiéndome de hombros.

Dondequiera que yo iba, parecía que le caía mal a los demás chicos- incluso antes de decir o hacer cualquier cosa-. Sentía como si hubiera algo malo en mí y que todo mundo lo notara.
Intenté llevarme bien con los otros chicos, pero me trataban mal hasta que me hartaba y contraatacaba a mi manera. Los directores y prefectos de las escuelas me expulsaban a la menor provocación, tal vez porque percibían en mí lo mismo que mis compañeros. En pocas palabras, no encontraba mi lugar. 

-Solo te advierto que Ela se lo está tomando muy en serio- agregó Willy-. Está decidida a que te gradúes este año de la preparatoria.

-Qué deleite- suspiré. A Willy no podía interesarle menos mi educación, pero la situación con mi tía Ela era muy distinta, y como era mi tutora legal, sus opiniones tenían mayor peso-. ¿Y cuál es su plan?

~El viaje~ (spartor💕) Andri ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora