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Pinche libre albedrío

Os pido el perdón, ante vuestro reinado me postro y dejo de lado las ideologías inconclusas de lo que alguna vez perseguí, me encuentro ante tus pies pidiendo el perdón.

Espero que puedas darme una segunda oportunidad, tuvimos el mundo entre manos y dejamos el fuego arder. En el plasma se encontró el ápice de la civilización, y su sociedad tan atraída por el sesgo del consumismo dejó su llama arder sin control entre los placeres tan banales como el deseo de pertenecer.

Hoy ruego por mi alma y su correcta orientación, ante el dilema del ser que no pertenece pero se generaliza entre aquellos errantes te demuestro que he cambiado; la concientización del ser pensante otorga el vale al pase privado de la habitación impensable e irreconocible conocida como "sabiduría".
Entre sus tantas puertas y ventanas encontramos que el ser parte de un cúmulo de mentes, vuelve indeseable el deseo del saber y hasta llega a ser desagradable el querer creer en algo más que en el futuro de uno mismo.

No olvidemos que al irnos dejamos todo aquí, en cuerpo físico y mental desvanecemos, y pasamos a (cómo lo cree la cultura occidental): un plano astral desconocido para aquellos que lo estudian entregando su vida y que, se nos otorgara en función de cómo hayamos fungido en vida.

En fin es el ser bueno y el ser malo; los lados opuestos extremos que pueden resaltar en alguien, y que por eso mismo nos otorgan dos finales totalmente contrastables y de suma radicales:
Uno siendo la sabiduría y cuidado eterno a cambio de la devoción y la otra la tortura e inestabilidad de por vida (o muerte) a cambio de una mente con libre conciencia.