BIP

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Rin supo desde un principio que algo iba mal.

Desde que despertó aquella mañana con Ran sobre él mordiéndole el cuello y jugando con su piel debajo de su camisa, supo que algo iba mal.

No es que no estuviera acostumbrado a que algunas veces su hermano se despertara particularmente feliz, sin embargo, esas veces esperaba al menos a que despertara o aprovechaba el tiempo de ducha para bañarse juntos y satisfacer sus necesidades. A ambos le encantaba hacerlo en la mañana, con los cuerpos descansados por el sueño y la energía apenas renovada dispuesta a agotarse en el cuerpo del otro; pero en esa ocasión le había parecido muy extraña la actitud del mayor, pues apenas la noche anterior estaban peleado por la salida que Rin había tenido con Sanzu esa misma tarde.

— Al menos déjame despertar —le susurro perezoso, sintiendo la sonrisa de Ran sobre su piel.

— Nunca te he follado dormido, deberíamos intentarlo, ¿no crees?

— Es imposible que no me despierte.

— Bueno, al menos podemos intentarlo —mordió la piel ajena y el menor gimió bajito, ladeando la cabeza para exponer más su cuello.

— ¿Enserio quieres hacerlo tan temprano? —preguntó al sentir las manos ajenas recorrer su cuerpo con más esmero.

— No, solo quiero jugar un rato.

— ¿Y si jugamos después del desayuno?

— No tendremos tiempo, debemos ir con Sanzu para recoger los uniformes que Izana nos envió, ¿recuerdas?

— Si, casi lo olvido... —murmuró, sorprendido de la tranquilidad con la que Ran mencionaba el nombre de Haruchiyo—. Sobre lo de ayer, solo lo acompañe a-

— Ya sé, Rin, pero sabes que me molesta que salgas con idiotas que solo intentan meterse entre tus lindas piernitas. No me gusto para nada que te fueras con el sin avisarme.

— No lo volveré a hacer.

— Te creo... pero sabes que debo castigarte.

— Pero-

— Nada de excusas, precioso, sabes que si no te castigo ahora terminarás siendo un malcriado —sonrio con burla sintiendo a Rin temblar.

Antes de que el menor despertara había ido por el dichoso castigo y lo había dejado sobre la mesita a un lado de la cama. Cuando Rin vio la pequeña caja de color azul pastel, no pudo evitar sentir unas tremendas ganas de huir.

El aparato vibrador que se escondía en esa diminuta caja no era incómodo ni doloroso, pero si desesperante.

Sentirlo vibra en su interior en los momentos menos adecuados mientras fingía que no tenía nada dentro de él golpeando su punto dulce y causándole un placer inmensurable era jodidamente difícil. Definitivamente, odiaba cuando Ran lo castigaba con el, obligándolo a llevarlo dentro por un par de horas mientras lo manipulaba a su gusto.

— Vamos, quita esa carita, yo se que te gusta, es de tus juguetes favoritos.

Y claro que le gustaba. Le gustaba usarlo cuando su novio no estaba en casa y tenía que encargarse de sus asuntos por si solo, o cuando Ran lo penetraba con el juguete vibrando dentro; pero no cuando era usado para su castigo.

— Se un buen niño Rin-Rin, sino tu castigo durará más —con una sonrisa burlona se posicionó sobre el, llevando dos de sus dedos a su boca y presionando contra sus labios para que encargara de lubricarlos.

Rin acató la orden inmediatamente, lamiendo, succionando y chupándolos con la esperanza de que su hermano cambiara de opinión y decidiera follarselo en ese mismo instante y dejara el juguete para luego.

BIP [HAITANICEST]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora