Capítulo tres

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Llegó más seguro que las otras veces, más tranquilo. Sabía que aún quedaba cosas difíciles por decir pero se sentía seguro allí. Era como un pequeño mar de tranquilidad dónde podría hablar sin miedo. Y Charles era tan amable que le era fácil abrirse. Su lengua se soltaba sola. Él nunca había tenido problema con eso realmente, solo le faltaba el confidente adecuado.

Se sentó tranquilamente con él, como siempre. Compartieron algunas palabras cortes antes de empezar.

-Creo que hoy íbamos hablar de Tony- comentó el psicólogo.

-¿En necesario?- preguntó.

-Sí, es parte de tu historia, del camino que te hizo llegar hasta aquí- le comentó.

Suspiró- Está bien.

El lunes llegó con buenas noticias para Thor. Le habían contratado y empezaba al día siguiente. Se le veía lleno de felicidad, una felicidad casi contagiosa que me hacía sonreír a mí también. Además el abrazo que nos dio al darnos la noticia hizo que mi corazón se acelerada tan rápido que temiera que lo pudiera escuchar.

-Enhorabuena- le dije.

-En serio, gracias.- Su sonrisa me deslumbró y tuve que parpadear antes de poder reaccionar.

-Yo solo te di la llave, tú abriste la puerta- cogí mi té y me lo llevé a los labios para disimular la sonrisa bobalicona que tenía.

Thor decidió salir a comprarse ropa para el primer día y Fandral a trabajar, por lo que me quedé solo. Abrí mi portátil y miré con horror como el documento de "Borrador 1.0" Estaba completamente vacío. Tenía que entregar los primeros cinco capítulos en menos de dos semanas y no tenía nada escrito. Las palabras se negaban a salir y ninguna historia ocupaba mi mente. Era la primera vez que me pasaba y por mucho que mirase a mí alrededor no veía nada que me inspirase. Y era muy frustrante. Me levanté y empecé a caminar por la casa. Fui hasta el estudio por si en la estantería había algo que podría ayudarme.

Thor había dejado la cama hecha. Cogí un libro cualquiera y me senté en ella. Olfateé el ambiente. Todo olía a él. Miré su cama y vi el pijama, arrugado, allí. Le cogí y me lo acerqué. Aspiré el aroma y sentí como mis pupilas se dilataban. Me pasaría el día oliendo aquella vieja camiseta. Me aventuré a echarme en el sofá-cama, mirando al techo y aún con la camiseta en mis manos. Cerré los ojos y me imaginé allí acostado, junto a Thor. Mientras éste me sonreía como lo había hecho hace unas horas y me acariciaba los cabellos.

-¿Pero qué?- Me pregunté en voz alta al ver lo que estaba pensando. Sí, Thor era muy guapo y atractivo, era divertido y tan simple que lo hacía terriblemente adorable.- Adorable...- susurré con el ceño fruncido.- Me estoy volviendo loco, es eso.- dije en voz alta para intentar convencerme y salí de allí como si toda la habitación quemase. Sentía la garganta muy seca. Me miré en el espejo del pasillo.- Seamos realista Loki- Le dije a mi reflejo- Eres terriblemente sexy pero estas podrido.- Suspiré.- en la vida se fijaría en ti.

Y si algún día eso ocurría... Me aterraba. ¿Sería capaz de llevar una vida amorosa normal? Noté mi móvil vibrar. Era Tony pidiéndome que volviera- Podría intentarlo- Una vida dónde no tenía que engañar a nadie. Dejaría ir a Tony sin destapar su desventura. Ese era el primer paso.

Cogí el móvil "Lo siento Tony, pero lo nuestro se acabó el viernes" Le mandé el mensaje y volví a la planta de abajo.

Thor llegó con muchas bolsas en las manos- Necesito tu ayuda. Tienes buen gusto- comentó el grandullón mientras colocaba las bolsas en la mesa- Alcé una de mis cejas y miré en el interior. Empecé a sacar las prendas con cuidado y viéndolas- ¿Qué me pongo mañana?

El amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora