Otro día encerrada en mi casa sin saber que hacer. Iba a ir a pasar las vacaciones con mis amigas a una isla pero mis padres no quisieron pagármelo. Ahora por su culpa estaba sola en mi casa sin nada que hacer.
Salí al balcón y me puse a tocar la guitarra, mi mejor amiga. Cuando estaba aburrida, enojada, triste o feliz acudía a ella. Tocaba canciones que se adecuaran al momento. Estaba cantando una canción de Maroon V cuando vi un gran camion estacionándose en la casa de al lado, al parecer alguien se estaba mudando.
-MAMA DONDE ESTAN MIS MUÑECAS?.- Escuche gritar a una nena chiquita, se veía muy linda con su vestido rosa y sus dos colitas en el pelo.-
-Hija tranquila, tus muñecas están guardadas. Primero hay que desempacar todo.- Le contesto una mujer de cabello rubio.-
Veía todo atentamente desde mi ventana. Mi cuarto daba justo a una habitación de ahí, y al cabo de un rato vi a un chico dentro. Estaba tirando sus maletas sobre la cama y de la nada empezó a patear todo. Del susto largue un pequeño grito que llamo su atención. Yo estaba paralizada, sus ojos se distinguían a lo lejos, un color miel claro con un brillo particular en ellos. Su pelo era castaño claro y estaba levantado en la punta. Su boca estaba medio abierta y lude ver que tenia unos labios finos.
-Que miras?.- Pregunto de mala forma.- No tienes nada mejor que hacer que espiar a tus nuevos vecinos?.-
-Primero a vos no te estaba mirando y segundo no te espiaba, simplemente me asuste por tu reacción, estoy aquí sentada mucho antes de que llegaras.- Le conteste mirándolo seriamente mientras volvia a agarrar mi guitarra.-
-Tocas?.- Me dijo ahora mas tranquilo pero lo ignore.- Ey, te estoy hablando.-
-Ya se.-
-Y porque me ignoras?.-
Levante la vista y lo encontré sentado en su balcón mirándome. Nuestros balcones no estaban tan lejos, unos 5 metros de distancia suponía.
-Si, si toco la guitarra.- Le conteste ahora con una sonrisa.-
-Me gustan las chicas que tocan instrumentos.- Me dijo con una ceja levantada y una sonrisa en sus labios.-
-Bien por vos.-
-Perdón por tratarte mal, se que no estuvo bien. Es que estoy algo agobiado por la mudanza.-
Y así empezó todo, seguimos hablando por horas sin parar. Me contó porque se había mudado, de su familia, sus amigos y sobre el. Se llamaba Matthew y era todo un encanto. Su forma de ver las cosas, su forma de vivir me habían cautivado.
-Entonces Leslie, vas a ser mi guía este lunes en el Instituto?.-
-Supongo, así te digo bien con quien te tienes que juntar y con quien no. Ademas si no te ayudo todas las zorras se te van a tirar encima.-
-Eso no me molestaría igual.- Lo mire y el estaba sonriendo así que rodee los ojos./ Celosa?.-
-Ya quisieras.- Me levante y entre a mi cuarto cerrando la ventana.-
Baje a la cocina para cocinarme algo, prendí la tele y espere a que mi programa favorito Teen Wolf empiece y en eso suena el timbre. Fui a abrir la puerta y me encontré con un Matt usando una musculosa al cuerpo y su pantalón del pijama, estaba el el cielo. La musculosa se pegaba a su cuerpo dejándome ver lo bien trabajado que estaba.
-Que haces aquí?.- Pude decir después de siglos.-
-Me dejaste hablando solo.- Dijo entrando a mi casa.-
-Si pasa tranquilo, estas invitado.- Conteste sarcástica.-
Iba a decirme algo pero la luz se corto y yo empece a gritar como loca, odiaba la oscuridad.
-LESLIE, LESLIE CALMATE.- Me decía Matt mientras intentaba agarrar mis manos.- LESLIE.- Lo abrace y me trepe a el agarrando su cintura con mis piernas y enterrando mi cara en su cuello.- Ya, tranquila bebe.-
-No me gusta la oscuridad.- Le dije al borde del llanto.-
Matt se movió conmigo encima y se sentó en el sillón, la luz no volvía y Matt acariciaba mi cabello.
-Va pasando?.- Pregunto y yo me separe un poco.-
-Un poco.- Dije mirandolo, en la oscuridad sus ojos parecian mas claros de lo normal.- Me gustan tus ojos.- Le dije sincera.-
-A mi me gusta tu boca.- Con su mano derecha fue trazando mis labios, ese pequeño gesto me hizo sentir mariposas en la panza.- Me gustan tus ojos.- Cerré mis ojos y el los trazo uno por uno.-
Poco a poco fuimos acercándonos y nos besamos. Fue el beso mas lindo que me habían dado en la vida, sus labios suaves se sentían tan bien, se movían lento y dulce sobre los míos.
-Tal vez vaya a disfrutar esta ciudad.- Me dijo sonriendo.-
-Estoy segura que lo harás.-
