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Sábado, 8:30 am.

JiMin suspiró tomando asiento en una de las bancas de la plaza ignorando por completo a la señora a su lado que regañaba a su pequeño demonio que no paraba de llorar y hacer berrinche para que lo llevaran por dulces a altas horas de la mañana.

¿Por qué la plaza está tan llena un sábado a las 8:30 am?

Pensó y a la vez se burló de él mismo, pues era uno de esos que estaban temprano en una plaza donde la mayoría de locales estaban cerrados, ya que su apertura solía ser a las 9:00 am. Pero no podían juzgarlo, había despertado una hora antes de que su alarma sonara y a pesar que tardo más de lo habitual en bañarse, arreglarse y maquillarse -el cual era bastante natural para su cita no cita- termino llegando media hora antes al punto de encuentro y sin llevar comida alguna en su estómago.

Era una suerte que la mañana no estuviese tan helada o se estuviera congelando con la camiseta con un poco de escote que llevaba puesta, bendito verano que estaba cerca.

Sacó su celular del bolsillo de su pantalón negro, quiso marcarle al rubio para saber si le hacía falta mucho para llegar, pero optó por revisar sus redes sociales hasta que llegase la hora del encuentro. En la pantalla de su celular se reproducía algún video random, al cual no prestaba atención pues su mente se encontraba muy lejos de ahí.

¿Debería solo de pedirle disculpas y confesarse a la vez?
¿O solo pedir disculpas?
¿Era demasiado ingenuo o fantasioso por pensar que eso era una cita? Demonios, solo irían por unas telas.

Además, ¿qué pensará de sus disculpas? ¿Será que si lo perdonará y harán las pases?
¡Que alguien le de alguna respuesta!

Su estómago se revolvió gracias a los nervios y su labio inferior estaba más rojo que su tono natural porque no había parada de morderlo, cualquier persona que lo viera pensaría que hubiera cometido el peor crimen del mundo con solo ver su estado.

Era una suerte que nadie le prestará atención.

Se sobresalto cuando un toque cálido en su hombro lo saco abruptamente de sus pensamientos, respiro con tranquilidad cuando en su campo de visión se encontró con el rostro sonriente de un Kim NamJoon que por fin había llegado, aunque su tranquilidad no duro mucho.

¡Mierda! ¡NamJoon!
Relajate Park JiMin.

-Buenos días- la sonrisa del mayor era tan grande que sus hoyuelos se marcaban en sus mejillas, hipnotizando al pelirrosa.

-Bu-buenos días NamJoon.

-¿Me esperaste mucho?- preguntó tomando asiento a un lado de la banca.

-No, vine hace un rato- mintió -¿Tienes el listado de las telas que encargo SeokJin hyung?

NamJoon asintió mientras sacaba un papel doblado del bolsillo del pantalón, tendiéndoselo al otro. JiMin comenzó a leer y sonrió, al parecer era un pedido pequeño para nuevos manteles para un nuevo evento.

-No es mucho, solamente son veintidós yardas de poliéster y de organza y 25 yardas de tafetán y quiere la mitad blancos y la mitad dorados.

-Solamente- bufo el moreno.

-Esto es poco a comparación de cuando no tenemos todos los elementos para un evento o el cliente los solicita con ciertos detalles y se tiene que hacer todo desde cero, son casos extremadamente raros pero a veces los tenemos- el pelirrosa se levanto -Pediremos que vayan a dejarlo a agencia ¿Sabes si hay alguien ahí?

-Creo que Byul noona, según tengo entendido SeokJin hyung tenía una pero no recuerdo de que- frunció sus labio e imito al menor.

-Si, creo que la reunión es para un evento de caridad que quieren llevar a cabo la socialité de Seúl- rió -Muchos de los invitados de HyunJoo noona quedaron fascinados y al parecer quieren realizar cualquier festividad en el salón.

Feminine.         »NamminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora