Capitulo 15: Tormenta

89 11 6
                                    

Maratón 5/5.

Carol salía de su trabajo después de terminar su turno, ahora iba de regreso a su departamento mientras deseaba encontrarse otra vez con Whitty, quien ya no estaba en su callejón desde el día que hablaron por última vez.

Le preocupaba el estado en que podría estar su amigo explosivo, por eso le pidió a Hex que le avisara en caso que llegara a verlo por algún lado al igual que Ayana y Sunday.

Una pequeña gota de agua cayó sobre la cabeza de Carol, al darse cuenta estaba empezando a llover, apresuró el paso pero la lluvia cada vez empeoraba, así que se detuvo abajo del toldo de un establecimiento.

─ No puede ser, ¿Cuánto durará esto...? ─

La chica se abrazó a sí misma por el frío que estaba sintiendo, la lluvia había traído con ella un fuerte viento que derribaba los cestos de basura y movía un poco los autos que estaban estacionados a un lado de la acera.

─ Brutal... ─

Escuchó un extraño sonido porvenir detrás de ella, al voltear pudo ver a una monja con cara de helado napolitano asomándose por una ventana cerca de ella, al fijarse bien, se dió cuenta que se había refugiado debajo del toldo de una iglesia.

─ ¿Qué haces aquí afuera, Carol? Está lloviendo muy fuerte, pronosticaron que se acerca una tormenta a Funkin City. ─ Diría Sarvente con severidad.

─ Hola Sarvente, no pude llegar a tiempo a mi edificio, así que me detuve aquí a esperar que pare de llover, no debes preocuparte por mí. ─ Diría Carol temblorosa.

─ ¡No un amigo mío se quedará afuera durante una tormenta! ¡Entra, por favor! ─

Aunque Carol le había dicho que no, Sarvente no aceptó su respuesta y siguió insistiendo a qué pasará a refugiarse adentro de la iglesia, ahora se encontraban en una sala secándose con un toalla que la monja le había dado.

─ Muchas gracias, Sarv. ─ Diría Carol devolviendo la toalla.

─ ¡No hay de que! Te traeré ropa seca, podría resfriarte con esa que llevas puesta. ─ Diría Sarvente caminado a su habitación.

Carol miró su uniforme de trabajo todo empapado, estaba algo preocupada por eso, si se llegaba a dañar no recibiría otro nuevo.

─ Creo que esto podría quedarte. ─ Diría Sarvente entregándole una ropa doblada ─ Puedes cambiarte en mi habitación. ─

Después de que Carol se cambiara, Sarvente tomó su uniforme mojado para poder lavarlo y secarlo, ahora las dos estaban en la cocina, cada una tenía una taza llena de chocolate caliente con malvaviscos.

─ Oye, ¿Y Ruv? ─ Preguntó Carol al notar la ausencia del soviético.

─ Está en casa de Tabi junto con Agoti. ─ Diría Sarvente sonriente de que Ruv tuviera amigos, aunque no fueran una buena influencia para él.

─ Quién lo imaginaria, Ruv ahora es sociable. ─ Diría Carol bromista haciendo reír a Sarv, porque tenía razón.

─ Hace tiempo que no vienes a la iglesia, ¿Acaso vas a abandonarnos? ─ Diría Sarv con voz quebrada.

Sí, Carol se había unido a la iglesia de Sarvente, aunque la primera vez que pisó el lugar, sólo vino por la misa, sin querer se topó con la monja, hablaron un rato y sin darse cuenta estaba haciendo un juramento para ser miembro de la iglesia.

─ Lo siento Sarv, pero estos días he estado bastante ocupada con varios asuntos, prometo que cuando esté libre vendré acá. ─

─ Eso espero... ─ Diría Sarv para darle un sorbo a su chocolate.

Sarvente notó que Carol no bebía del suyo, solamente se le quedaba viendo con melancólica, sintió que algo le estaba pasando pero no quería decirlo.

─ ¿Pasó algo? ¿Le puse demasiados malvaviscos a tu chocolate? ─ Diría Sarv preocupándose.

─ ¿Qué? Para nada, el chocolate está perfecto, sólo que... ─ Carol soltó un suspiro afligido ─ Han pasando muchas cosas estás semanas... ─

Carol sentía mucho miedo de que Whitty pudiera estar en peligro, está tormenta estaba poniéndose cada vez más violenta y tal vez él no tenía algún lugar donde refugiarse, probablemente ya no tendría comida y podría estar muriendo de hambre.

─ ¿Quieres hablar sobre eso...? ─

─ ¿Esto sería como una confesión? ─ Sarv asintió a su pregunta ─ No lo sé, no estoy lista para soltarlo todo. ─

─ Entiendo, tómate tu tiempo para hablar. ─ Diría Sarv con calma.

Carol se había quedado dormida en el sofá de la sala, Sarvente se encargó de prestarle una pijama, almohadas y una cobija grande para que no tuviera frío.

Todavía no había parado de llover, por eso la morena no había podido irse de la iglesia y no lo haría hasta la mañana siguiente.

30 días Whittrol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora