Un poco sobre la historia de Bruno y María.
En casa de María empezarían a remodelar el patio de lavado, lo extenderían y agregarían un nuevo sistema en las tuberías de agua así que por consecuencia no tendrían donde lavar por un tiempo. Por suerte la madre de María se acordó del río del pueblo, en donde solían lavar cuando recién llegaron al lugar. Un día mandaron a María al río para lavar varias prendas que necesitaban con urgencia.
Ella captó la orden con algo de pereza pues hacer eso significa doble trabajo, cargar de ida y de vuelta.
Aunque en un principio no se preocupó tanto pues se suponía que solo eran algunas ropas... Grande fue su decepción cuando le entregaron una canasta repleta.
-¿No qué solo algunas ropas?-
-Bueno hay que aprovechar- se burló su madre, María solo pudo soltar una mueca.
Con ello se puso en marcha, podía cargar la canasta sin mucho esfuerzo pero el camino era suficientemente largo como para que se cansara y no pudiese más, con otra idea en mente consiguió una cuerda, lo amarró a la canasta y se fue jalándola.
Pero esta se rompió al poco tiempo, bufó exausta pero ese día tendría un poco de suerte, Luisa pasaba cerca de ahí, apenas la vió y no dudo ni un segundo para llamarla.
Ahora ella caminaba bastante feliz detrás de Luisa que llevaba la ropa.
-Lo siento Luisa, sé que hoy era tú día de descanso-
-No hay problema Mari, no es nada esto-
Bueno era cierto, esa ropa era como cargar una pluma para ella.
Llegaron al dichoso río, dejó la canasta en la orilla y María le agradeció.
Así que puso a marcha la tarea, sacó algo de jabón que traía ahí mismo entre la ropa y empezó a tallar un pantalón, por otro lado también le disgustaba lavar en el río porque debía de hacerlo de rodillas y eso le llegaba a lastimar e incluso, arruinar algunos vestidos.
Pero el día era bueno, había nubes que le protegían del sol y el río parecía calmado así que bajo el sonido de su propio tarareo lavó un poco menos angustiada.
Para la tercera prenda fue interrumpida por un alardido apenas entendible, parecía venir más adelante del río en donde los arbustos y árboles escondían parte del río andante, la curiosidad creció aún más con el segundo grito, valerosa se puso de pie y se acercó queriendo averiguar el origen del ruido.
Con cada paso los ruidos parecían tomar forma, de simples gritos a exigencias:
-¡Auch! ¡Rubén debes de bañarte o mí madre no te dejará vivir en la casita!-
Con aquella frase supo bien de quién se trataba, Bruno Madrigal, llevaba un par de años desde que reapareció, ella nunca lo conoció en persona hasta que ayudó a reconstruir la casa Madrigal pero lo poco que logró convivir con él le simpatizó bastante.
Sus pasos se escuchaban con el crujir de las hojas pero Bruno parecía suficientemente distraído para siquiera molestarse en poner atención a su al rededor.
Veía unas manos, algunos ratones y de apoco quitó las ramas en su camino hasta que retiró la última que la separaba del Madrigal con visiones.
-¿Bruno? ¡Ah!- no logró siquiera dar un pasó adelante cuando se tapó ambos ojos avergonzada. -¡Tú ropa!-
Bruno gritó al mismo tiempo que ella y se dejó hundir hasta que solo se veía de su mandíbula hacía arriba. -¡Lo siento lo siento enserio! N...no era mí intención yo solo...-
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El Pecado De Un Camaleón (En Pausa)
ФанфикÉl siempre había hecho varias travesuras, hacerse pasar por otras personas y hacer bromas con ello. Bruno tenía a María de 19 años, su prometida. Las cosas marchaban bien para la familia pero un mal episodio en la vida de Camilo le haría transformar...