Sus transformaciones fueron incontrolables, incluso solo algunas partes del cuerpo eran las que cambiaban y rotaban, nunca había pasado por un tic tan fuerte.
Cayó al suelo por el empujón de la revelación que le dió María, sí, ella sabía todo, absolutamente todo.
Seguía teniendo transformaciones al azar mientras María se levantaba y acomodaba su vestido, limpiaba el labial corrido y peinaba sus cabellos fuera de lugar.
- pero tú... ¿Cómo?... Yo..n...no es que ... Mari...s...sk- María parecía bastante controlada, incluso se podía leer algo de aburrición en sus ojos pero fue paciente, dejó que el chico se calmara y sus cambios fuesen cediendo poco a poco hasta que después de un par de minutos al fin volvió al original él.
Pero a pesar de ese autocontrol seguía en el suelo, hiperventilando y con su corazón taladrando el pecho, sí pudiese verse diría que estaba pálido y no se equivocaba.
Guardó silencio pues María lo hacía, por segunda vez fue descubierto.
Los ojos se abrían grande, sin parpadear y solo deseaba una sola cosa en ese momento, desaparecer.- No te preocupes, está habitación está hecha para que no salga el sonido de aquí, Dolores al menos de aquí, no puede escuchar nada.- comentó como si fuera un día cualquiera.
A pesar de lo jodido que se sentía no entendía aquello. -¿P...por qué lo dices?-
Levantó una ceja como sí su pregunta fuera la más obvia del mundo.
- ¿Tú por qué crees?-
No dijo nada.Suspiro, largo y cansada, se volvió a sentar cruzando las piernas.
- ¿Sí sabes qué Bruno es el mejor para hacerse invisible?-
Otro silencio.
- Sí, pude saber que eras tú desde el principio bueno, desde la segunda vez, Bruno es escurridizo, a tenido una década practicando el silencio puede ser hiperceptible cuando lo desea, tú en cambio... Aveces eres algo obvio.-
Reveló aún parada frente a él.- L...lo siento yo...-
-¿Por qué lo haces? Al principio fue gracioso ver tú linda reacción cuando te besé en la cocina y creí que con eso detendrías tus bromas pero... Seguiste. ¿Acaso te parece divertido?- Parecía un tanto ofendida ante la acusación.
- María yo -
- Silencio... No sé a dónde ibas pero aquí acaba- sentenció con dolor en su corazón.
¿Por qué dolor? ¿Por qué aguanto tanto tiempo con la mentira?
No supo que fue a Camilo a quien besó en la cocina aquel día hasta después, cuando la buscó detrás de la iglesia.
Estaba claro que pasaba y aún así... No lo detuvo.Empezó a disfrutar las miradas furtivas de la cena, los roces discretos bajo la mesa y esos sonrojos llenos de pecas morenas.
Ese sentimiento que crecía era prohibido y aún así tan tentador, el chico aún así era un bebé en estás cosas y a pesar de solo llevar un año adelantado era más precavida.
Como aquellas preguntas de sus huidas de Mirabel y la seguridad de que el verdadero Bruno estuviese ocupado.
A pesar de eso tenía miedo de que su prometido descubriera todo bajo alguna visión pero hasta ahora todo parecía normal entre ellos.Creyó que sería divertido seguirle el juego, pero esto no era un juego, no cuando suspiraba bajo su mirada y saciaba con sus labios. Cuando sus manos le regalaban cariño y su corazón quería salir cuando la llamaba.
Sí, María estaba atrapada ante los encantos de Camilo.
En cuanto el momento de amoríos subió de nivel y el calor la despertó a la realidad, ese podría ser su sobrino en poco tiempo. ¡Mierda!
Así, estaba mal engañar a Bruno claramente. ¡Doble mierda!- No - la voz de Camilo fue aspera pero firme. Seguía mal pero tomó fuerza para levantarse, ahí es cuando María empezó a desarmarse y se levantó ofensiva.
El chico camaleón dió un paso adelante y ella dió otro hacía atrás.
- No quiero parar esto -
- ¿Qué haces?- parecía desconfiada y casi sabiendo que pasaría lo separó de ella con las manos en los hombros.
- María -
- No Camilo- suplicó.
- yo te am-
-¡Cállate!- gritó desesperada y casi al borde de las lágrimas, de inmediato siguió ahora en un susurro. -No lo digas por favor-
No sé detendría, no ante probablemente su única oportunidad.
- No, escuchame-
- Basta...- Ante ello Camilo se cansó y quitó las manos ajenas para atraparla en un abrazo la cual la chica no se resistió pero tampoco correspondió, se limitó a solo cerrar los ojos temblorosa.
- Te amo- Esas palabras empujaron sus lágrimas silenciosas abriendo los ojos con una iluminación sorprendida.
En la habitación volvió a reinar el silencio y las manos de María envolvió al joven Camilo.
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🦎🦎🦎🦎🦎🦎🦎🦎🦎🦎🦎🦎🦎🦎🦎Aquella tarde no hubo más palabras, el chico Madrigal salió sin más, María no le dió otra respuesta más que un "Descansa".
Y aún durante la noche, bajo el cálido cuerpo de su prometido solo podía ver a Camilo.
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El Pecado De Un Camaleón (En Pausa)
FanficÉl siempre había hecho varias travesuras, hacerse pasar por otras personas y hacer bromas con ello. Bruno tenía a María de 19 años, su prometida. Las cosas marchaban bien para la familia pero un mal episodio en la vida de Camilo le haría transformar...