🚬; 03

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Minho estaba haciendo su mejor esfuerzo por no perder la compostura ante los incesantes lloriqueos de Hyunjin, quien se encuentra afrontando la tan dolorosa como frustrante situación en la que el chiquillo que le gusta no registra su cambio de emociones; y, por supuesto, no tuvo mejor idea que ir a quejarse con él y el otro par que siquiera sabían cómo acabaron juntos.

Tal vez el estacionamiento no era el mejor lugar para pasar los ratos libres que le quedan antes de retomar sus clases, ni para escuchar a los quejicas de sus amigos. Más aun así, es el único lugar que se encuentra relativamente tranquilo en comparación al resto, y en donde puede pasar más tiempo junto a su bebé (su motocicleta, claro está).

Hace frío, pero el tenue calor que se conserva en la punta del cigarro entre sus labios parece ser suficiente para combatir a su titiritar.

—Deja de llorar y ponte a hacer tu tarea.

—¿Podrías dejar de sonar como mi mamá y al menos darme palabras de aliento?—pregunta el muchacho de larga melena con el ceño fruncido.

—Tan resentido estás que hasta se te olvidaron los honoríficos—Changbin le revuelve el cabello con diversión, desordenándolo más de lo que ya de por sí el viento lo había dejado—Además le estás pidiendo consuelo a Minho hyung quien con mucha suerte le dice a su mamá que la quiere.

Hyunjin, Changbin y Félix se giran para ver al mencionado. Está apoyado en su moto mirando hacia algún punto fijo, casi ajeno a la situación. Pero ellos saben que siempre es así de modo que prefieren evitar ofenderse.

A esa hora era bastante común ver llegar con prisa a más de un estudiante a sus horarios correspondientes, incluso si varios (como él, por ejemplo) ya estuviesen allí al menos tres horas antes. Por eso, Minho no puede evitar enderezarse de su posición cuando divisa a un relativamente conocido rostro llegar en su bicicleta, caminando tranquilo una vez la deja en su lugar.

Sus ojos brillan, como si hubiese estado esperando que algo iluminara a su tan aburrido ser. Incluso sus amigos parecen notar la manera en la que sus cansados párpados se levantan.

No obstante, de un momento a otro un par de muchachos pasan corriendo a su lado, uno de ellos chocando contra el hombro del más bajito y por ende haciendo que sus libros vayan a parar al suelo. El causante del hecho solo se limita a dar un par de reverencias para luego irse corriendo junto al otro, dejando al chico desconcertado. Minho también puede ver como el paquetito de pockys que sostiene con su mano izquierda es ligeramente arrugado.

Félix hace el amago de correr hacia el chico, pero Minho es más rápido. Por ello, lo primero que hace es agacharse a recoger las hojas sueltas que se habían escapado de entre las páginas de los libros y acomodarlas como puede encima de estos, poniéndose de pie ni bien los apila en orden.

—G-gracias...

Sus miradas se conectan y se extienden sobre la otra, como si trataran de navegar en el campo gravitatorio contrario e incrementaran la fascinación que la imagen del otro tuvo en el primer momento que sus orbes se cruzaron.

Minho extiende ligeramente los libros entre sus manos para que el chico los tomara, pero este último parece tener fija su atención en otra cosa. Sus labios.

Entonces, la forma en la que el de rubias hebras niega con su cabeza es suficiente para hacerle saber que cae en cuenta de lo mal que posiblemente se vio aquello, apresurándose a sacar un pocky del paquetito. Siendo así, lo que el muchachito hace a continuación lo toma desprevenido, tanto que no recuerda cuando fue la última vez que sintió arder a sus mejillas de esa forma. A lo mejor era la primera vez.

El más bajo estira su mano despacio, deteniéndose cuando toca al cigarrillo que aún se encontraba entre los labios ajenos. Acto seguido, lo quita, reemplazándolo por el pocky que toma con anterioridad.

—Esto es más sabroso, créeme—el chico le sonríe, y cuando lo hace, Minho de cierto modo se desespera por no poder tomar su pecho, porque la forma en la que su corazón late le asusta.

El muchacho tira el cigarro al suelo y se apura a tomar sus libros, dando una leve inclinación hacia el más alto antes de comenzar a trotar.

—¡E-espera!—el rubio se detiene y se voltea, lo suficiente como para enseñar su perfil—Uhm, ¿puedo preguntar tu nombre?

—Han Jisung. ¿Tú cómo te llamas?

—Lee Minho.

El chico sonríe, la forma en la que su mano encantadoramente cubierta por la manga de su ancho polerón amarillo se mueve de izquierda a derecha solo lo hace ver más adorable de lo que ya era.

—¡Gusto en conocerte!

Narcotics ||MinSung||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora