prologo 1

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Realmente lo lamento. Vivir escondido de un pasado que mi padre, como muchos querían evitar fue lo mejor que hice durante tantos años y probablemente lo único bueno, asi que realmente lamento escudriñar en un pasado que no recordaba y que debió permanecer asi por el resto de mi vida. También lamento la muerte de esa persona, ya no recuerdo quien era, tal vez por toda la droga me han estado obligando a ingerir, pero cuando veo su fotografía me da un dolor inconmensurable en el pecho y caen lagrimas involuntarias por mi rostro. Una fotografía, lo único que me dejaron conservar a mi lado y lo único que tenia cuando me secuestraron.

Observo a esa mujer desconocida inyectando un suero rojo en mi brazo izquierdo amarrado a un lado de la camilla, en realidad todo mi cuerpo está amarrado, lo único que me cubre es una bata azul manchada de pequeñas gotas de sangre, unas son a causa de muchas inyecciones y otras por un golpe en el tabique. Me habían advertido qué si no cooperaba, mi estadía en ese cuarto iba a ser dolorosa, asi que me dio un golpe en el tabique un hombre negro corpulento con una pequeña desfiguración en su mandíbula haciéndola sobre salir más de lo usual; el golpe lo necesitaba más el que yo.

No recordaba cuanto tiempo llevaba en este cuarto que usaban para sacarme sangre y continuamente inyectarme el mismo suero una y otra vez. Seguramente me estaban drenando la sangre para fines que no conozco, o tal vez sí pero lo he olvidado. Si recordaba el día que fui capturado, bueno, siendo sincero, no exactamente, pero si todo lo que desencadeno a mi secuestro. Y por eso mismo, también lamento el día que salve a esa mujer de lanzarse de un tercer piso en el colegio. No lamento haberla salvado, sino, de haberme quedado a su lado.

Mi cuerpo se sentía cada vez más frio, y como nada me cubría del aire acondicionado, me daba continuamente resfríos que trataban rápidamente porque no les convenia estar enfermo. Pero esta vez se sentía diferente, no siento la mayor parte de mi cuerpo y comienzo a divagar palabras inconexas como si estuviera perdiendo la conciencia. Mi cuerpo comenzó a temblar e intenté comunicárselo a la mujer que estaba delante de mí, pero siempre me daba la espalda.

Lo lamento, a quien quiera que me haya conocido.


MEMORIAS PERDIDAS (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora