LA TARDE COMENZABA A NUBLARSE, si seguía asi este sería el primer día de primavera que no podré ver las estrellas, por más que desee verlas no puedo, no controlo el clima. En la ventana de mi cuarto tengo un telescopio que apunta directo al cielo. Regalo que me dejó mi madre antes de fallecer. Veía las estrellas para despejar mi mente. Me hacía olvidar mis problemas.
Gracias a Marcela la esposa de mi padre, comencé a vivir en el cuarto más grande de la segunda planta de la casa. Dijo exasperante y autoritaria que yo ya era un joven adulto y que necesitaba comenzar a tener más espacio personal. Creí que estaba jugando una broma cuando lo dijo y la razón principal fue dos años atrás cuando tenía 15: Mi hermana gemela Liliana y yo compartíamos el mismo cuarto para dormir, debido a que mi habitación actual la ocupaba mi padre como su estudio personal, y también escondía cosas de mamá que nadie conocía.
Creí que le daría el cuarto a Liliana porque es la mujer, pero me dio la razón a mi.
aburrido me tumbe a mi cama medio hecha, esperando a que el cielo se despejara un poco. Después de esperar bastante tiempo, acostado en la cama, viendo videos de gatos, el cuarto comenzó a sentirse caliente y yo me sentía sofocado. Me levante un poco perezoso a abrir la ventana, la cual tiene vista panorámica del parque frente a la casa. Me percate de una chica en medio del parque, sentada en una banca de madera a mitad de la noche.
Ella observaba el cielo con una pasión desconcertante, como si esperara pacientemente que sucediera algo. Se veía como si fuera la escena de una película dramática o de terror, y comencé a sentirme nervioso de lo peligrosa que puede ser la cuidad.
Pero como siempre, hice caso omiso y proseguí a empacar los útiles para el día de mañana.
Faltaban minutos para la media noche y aun no lograba quedar dormido, revolcándome unas cuantas veces en la cama. Agarré el telescopio, mi libreta personal y comencé a leer el cielo esperanzado de que al menos hacer eso me hiciera dar un poco de sueño.
—Hoy hay luna llena. No podrás ver las —pronuncia mi hermana con la voz ligeramente ronca desde la entrada de mi cuarto.
— ¡Demonios, ¡Liliana! ¿Quieres que te enseñe a tocar la puerta? —pregunté acusatorio por su instrucción a mi cuarto a altas horas de la noche.
Somos tan iguales y a la vez tan diferentes. Como dos gotas de agua, hasta que las pruebas y te das cuenta de que una es salada y la otra dulce.
—Jajaja...lo...lo siento. —se lanza a mi cama medio desordenada y comienzo a pensar en lo tonta que se ve riendo.
Tras una pausa añade: —Deberías ir a la fiesta de Ana María. Es hoy.
—No me invitaron —comento fingiendo mi indignación.
—Invitó a todos los grados de once incluyéndome. Lo más sorpresivo es que yo no estudio en el mismo colegio que tu—dice mientras se levanta de la cama y se agarra el vestido rojo que usa. Se ve horriblemente ajustado.
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MEMORIAS PERDIDAS (EDITANDO)
Teen FictionMateo un chico asocial y de pocos amigos, conoce a una chica que sin saberlo hace parte de su pasado perdido. Obsesionado comenzará a desencadenar la verdad tras la muerte de su madre. Destruyendo los candados que encierran su memoria, ¿descubrirá l...