DOS

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"Uno decide acabar con su vida cuando ya no encuentra sentido en ella".

— ¡Demonios! —El dolor se extendía desde la punta de mis dedos hasta mi abdomen que se apoyaba fuertemente a la barra de seguridad.

— ¡Suéltame! —la chica gritaba.

— ¡solo... no te muevas! —le grite sintiendo como se me desgarraba el musculo en mis brazos.

— ¡Déjame!, ¡no...no es tu problema! —la mire a los ojos hundiéndome en dos perlas negras. Lagrimas caían de su rostro desvaneciéndose en el aire.

«¿Por qué diablos estoy metido en esto? solo quería leer un libro», pensé fugazmente, mientras mi cuerpo resistía al peso de ella. O es muy pesada o yo soy muy débil.

Por ímpetu del momento me abalance y le agarré un brazo después de que se lanzara. Me encontraba en una situación de vida o para completar la frase célebre que en muchas películas de acción he visto también de muerte. Mis brazos ya comenzaban a acalambrarse y ella no mostraba signos de permitirse ayudar a subirla. Me estaba sosteniendo con mis pies en la baranda, pero sé que no aguantare por mucho tiempo.

— ¡Te subiré primero y luego decidiré si es mi problema o no!

—Por favor...suéltame. Nadie me quiere, soy...solo un estorbo.

—¡No seas imbécil!¡Como le vas a pedir a alguien que está arriesgando su vida que te suelte!¡¿Acaso eres idiota?!

—¡Que me sueltes imbécil!¡Como cualquier persona me hubieras ignorado y habría logrado mi suicidio!¡No ves que estoy sola?

Fruncí el ceño ante la rabia y la levante con la última fuerza que me quedaba.

—¡Nadie en esta vida esta solo! ¿¡No ves que ahora te estoy ayudando¡?

Y por obra del destino ella me permitió salvarle la vida.

Se desplomo en el suelo, mientras yo intentaba calmar el dolor desgarrador que sentía en mis brazos y abdomen. Comencé a respirar fuertemente para tranquilizarme, lo último que quería era gritarle a una mujer aparte de mi hermana.

—No vuelvas a hacer esto —no me respondió—. Tengo que irme a clase, deberías ir también.

Giré sobre mis pies hacia la puerta para largarme de este maldito lugar pero ella mascullo.

—Iguales...

—Disculpa, ¿qué dijiste?

—¡Iguales, todos son iguales! Solo se preocupan por sí mismos, creen que el mundo gira alrededor suyo cuando no se dan cuenta que hay más personas que también necesitan de su atención.

Esta niña de verdad está loca.

—Atención —desvía su mirada—. ¡Ja! No me hagas reír ¿Esta es tu forma de llamar la atención? Pues, debo decirle que es muy eficaz, pero ¿Después que?, las personas solo te miraran y dirán "Hay, miren, esa niña se suicidó", "vaya que terrible", "era tan joven" y luego se olvidaran de ti, no recordaran tu rostro o nombre y volverás a quedar en el olvido. Perfecto — levanta su cabeza. Mostrando los ojos muy hinchados y una expresión de desdén—, pues hazlo, pero asegúrate que ninguna persona te esté viendo o la culpa psicológica recaerá sobre ella.

MEMORIAS PERDIDAS (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora