Capítulo 2

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Beatriz, 24 años, una joven rechoncha de piel blanca, su cara está llena de pecas, sus ojos son cafés, creo, su cabello se lo ha pintado tanto que a su corta edad no puede disimular sus canas. Es tan joven que podría ser mi hermana mayor. Todo fue culpa de ella.

Mi padre hacía todo para salvar a mamá, me acuerdo que la llevaba a los hospitales más caros para poder salvarla. Mi madre era muy alta, con cabello chino y muy hermosa, además de talentosa, se llamaba Delia, era maestra de arte, la mejor. Cuando descubrieron su cáncer toda la escuela le mandaba cartas y regalos, como si eso la hubiera podido salvar, pero no, en realidad le estaban dando el pésame adelantado, pero no lo hacían con malas intenciones, creo que la muerte es algo que todos pasaremos pero que nos da miedo, y cuando sabemos que alguien morirá le damos lo que quisiéramos recibir en su lugar, cariño. Todos estaban tristes, la escuela era horrible, pero yo era solo una niña, no entendía nada, no tenía miedo, creía que sería todo como en las películas, que al final todos se salvan y viven felices para siempre. Fue entonces cuando la llevaron por primera vez a una radioterapia, que apareció ella. Beatriz se metió a trabajar como secretaria en la escuela, Al principio era buena. Hasta la mamá de margo que también trabajaba ahí se hizo su amiga. Pero un día de la nada papá empezó a platicar con ella, la invitaba a la casa para ayudarle con el papeleo, y como mamá estaba en el hospital papá no parecía preocuparse. Pasó el tiempo, todos se dieron cuenta del claro acercamiento entre papá y Beatriz, hasta mamá, que ya se había recuperado (aparentemente). Mamá la odiaba, y el odio era recíproco, pues Beatriz se acercaba más a papá cuando mamá estaba cerca. Entonces recayó, mamá recayó en vacaciones, el cáncer volvió, y con más fuerza que nunca. Fue entonces cuando papá se rindió y mi mamá también. Recuerdo el día que me hizo entrar a la habitación y con lágrimas en los ojos me dijo:

- hija, tu sabes que estoy enferma

-si mamá

-y sabes que es muy grave

-sí, lo sé, pero tu... tu no morirás ¿cierto?

Se quedó callada mientras las lágrimas me caían por los ojos, por fin comprendí lo que estaba pasando, y que mi vida, no sería como en las películas.

-cuida de papá, tu eres más fuerte que él, y va a necesitar de tu ayuda para seguir feliz

-no te mueras mami

-te quiero hija- sostuvimos la mirada un momento y tuve que retirarme de la habitación.

Mamá murió esa noche y desde entonces, mi escuela se convirtió en mi hogar, porque mi verdadera casa era una pesadilla, todo iba literalmente de mal en peor, y el único lugar que deseaba era la escuela, todos me querían y me acompañaron los últimos 3 años de primaria. Pero para mi suerte ya no voy a mi escuela, ya no tengo hogar, me gradué y tuve que entrar a la secundaria. Desde que salí de la primaria mi vida que aun así no era muy linda, se convirtió realmente en una pesadilla.

Beatriz se fue a vivir conmigo y papá. Mis perros escaparon, mi casa perdió una pared en un temblor y nos tuvimos que cambiar de casa, la nueva casa era linda, y hasta tenía alberca, pero dejamos todo en mi antigua casa, muebles, cosas, recuerdos. Intenté volver pero ya no había nada, mi padre dijo que habían entrado a robar, aunque no estoy muy segura de que sea cierto.

2 años después de mudarnos noté a Beatriz que tenía un bulto en el estómago, y yo estaba segura que no fue por comer mucho. Beatriz estaba embarazada. Ese día me di cuenta de que aunque no fue la razón médica de la muerte de mi madre, fue la razón de la muerte de mi vida. Fue su culpa.

Todavía noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora