Conociendo al enemigo

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Luego de pasar semejante pena, Josh me acompañó hasta la parada del autobús. No me percaté de lo alto que era hasta que estuvimos frente a frente.

- Hasta aquí llego yo - dijo.

- Claro, gracias por acompañarme y disculpa de nuevo por mi torpeza.

-Jajaja, no te preocupes -sonrió.

Tenía una hermosa sonrisa, sin haberlo planeado, mi vista se desvía hacia sus labios. Él se percata.

- Creo que es hora de despedirnos - dijo.

No podía dejar de verlo, era verdaderamente apuesto. Con razón tantas querían con él. 

Sus ojos verdes eran jodidamente hermosos, mientras pensaba en eso, veo que Josh se acerca a mí y mi cuerpo por inercia se acerca a él. Él me iba besar la mejilla mientras que yo iba a darle un beso en los labios. Ups me confundí.

Nuestros labios se rozaron momentáneamente y él rápidamente se aleja de mí. Me mira fijamente con sus hermosos ojos verdes que en ese momento me estaban matando, pero se le veía confundido y fuera de sí, así que aproveché el momento para alejarme de él lo más rápido posible.

Josh me jala de la manga repentinamente, me abraza y se agacha un poco y me besa suavemente. Sus labios se sentían dulces y húmedos con un ligero toque a menta. Ese momento se sintió mágico, como si hubiésemos hecho una especie de clic.

Apoyó su frente contra la mía mientras posaba su mano en mi mejilla y la acariciaba con su pulgar dulcemente. Doy un paso hacía atrás, me despido, le sonrió y subo al autobús, lo veo a través del ventanal y me sonríe, da media vuelta y camina en dirección contraria.

Luego de tres paradas, llegó la hora de bajarme. El autobús abre su puerta y camino hacia el fondo de la calle.

Llego a casa y me doy cuenta que no hay nadie. Subo hacía mi habitación, me quito los zapatos y me tiro en uniforme a la cama. Miro al techo durante unos minutos que fueron eternos, tratando de analizar lo que había sucedido. No era mi primer beso, pero se sintió como el primer beso verdadero. Se sintió tan bien, tan correcto.

No sabía lo sonrojada que estaba hasta que me vi en el reflejo de mi teléfono.

De repente veo que tengo unas notificaciones de WhatsApp.


*3 mensajes de Mía*

- No vas a creer quien me hablo esta tarde!!!  

- La nuevaaaaaa!!! y quedamos en ir a almorzar juntas OMG!!!

- Hey, estás viva??? 

Fue su último mensaje.

Decido hacerle una videollamada. Suena unas cuatro veces hasta que finalmente contesta la llamada.

- Hey perra, ¿Dónde has estado? Te escribí y no me respondiste - dijo

- Estaba con Josh, me distraje algo...

- ¿Josh, Josh? ¿El Josh nuevo que dijiste que "nada que ver"? – Me interrumpió.

- Nahhh... como crees jiji - dije mirando hacia otro lado - Pues... sí, ese Josh. Lo besé o él a mí. Nos besamos.

Segundos de silencio hasta que Mía abre los ojos como platos de la impresión.

- ¡¡¡ESA ES MI AMIGA!!! - me felicita.

- Si, si shhh te va a escuchar toda la calle - le dije.

- Pues bájale el volumen dude - bromea.

- Jajaja, graciosa - le respondo-  Cuéntame, ¿tú y la nueva? - pongo cara pícara.

- ¡¡Súper bien!! - se emociona -  ¿Debería decirle que soy bisexual?

- Cuando sea el momento se lo dirás - agregué.

Luego de casi 2 horas hablando, nos despedimos y colgamos. Me tiré en la cama y rápidamente me quedé dormida.

*

Me levanto de golpe, asustada, veo el reloj eran las 4:30 a.m., a esa hora era imposible para mí volver a conciliar el sueño. Mi estómago rugía, tenía tanta hambre por no haber cenado. Excelente Jess.

Me quito el uniforme porque si no, mi madre me mataría, me pongo ropa deportiva porque no tenía nada limpio. Bajo a atacar la cocina y visualizo los Cheerios y voy directamente a ellos.

Me siento en el sofá de la sala y Yoda, nuestro Cocker Spaniel se para y se echa junto a mí.

Busco su platito y le pongo un puño de cereal y come junto a mí hasta que le dan ganas de salir, así que decido ponerme un hoodie y busco su correa.

Salimos sigilosamente por la entrada, pero mi fiel compañero casi me tumba al ver unos chicos corriendo. Uno de los chicos se detiene al observar que el can los estaba persiguiendo, así que decide acercarse.

- Creo que tu amigo quiere acompañarnos a trotar - bromea el chico.

- Yoda es todo un corredor - le sigo el juego.

- Veo que si, por cierto me llamo Owen. Nos mudamos hace poco a la calle de atrás.

- ¡Cierto!, la casa que estaba en venta. Pues bienvenidos, me llamo Jessica. ¿Y el chico de allá es?

- Es mi hermanito menor, Nick - dijo.

Nick... No puede ser, el chico se baja la capucha y se quita sus audífonos al escuchar su nombre, voltea y me mira fijamente.

El patán era mi nuevo vecino y vive justo atrás mío.

El intercambio de miradas terminó cuando Owen interrumpe y le dice algo a Nick al oído, se despide de mi y se va trotando, a lo que Nick espera que su hermano doble la esquina para acercarse a mi, pero antes de que lo intente decido alejarme como el Rayo McQueen pero no logré evitarlo a tiempo.

-Jess – me llama.

- Soy Jessica para ti, Nick.

- Sé que estuviste observándome ayer, no pasas desapercibida como piensas.

- Te equivocas, no te observaba, pero veo que no soy la única que investiga un poco, eh - le respondo.

Solo sonrió y ladeó la cabeza. Da un par de pasos hacía mí y empieza a caminar a mi derecha.

- ¿Qué crees que haces? - le pregunto.

-Te acompaño a tu casa, porque quién sabe que loco te puedes encontrar a las 5:15 a.m. en este barrio - dijo él mirando su reloj.

- Tengo una fiera y no tengo miedo en utilizarla - bromeo cargando levemente a Yoda.

- ¿Hablas de este chiquitín?

Empieza a sobarle el lomo a Yoda y el traicionero se pone en dos patas y lo lame, en su defensa aún esta cachorro. Nick nos acompañó hasta la entrada y al despedirse me hace una pregunta que no esperaba.

- ¿Puedo escribirte más tarde?

- Eh... claro, supongo que sí - le respondo.

*

Pasé un día tranquilo en la escuela, sin chicos, solo Mía y yo hasta que finalizadas las clases, mientras esperaba el autobús de regreso a casa, suena el móvil.

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Numero desconocido

- Hola Jessica.

***

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