Un día frío

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Al día siguiente no podía creer lo que había pasado, fue tan inesperado.

Yoda me despertó con unos "besos" en mi rostro. Pensé que estaba siendo un romántico pero realmente me estaba levantando porque quería que lo sacara a pasear.

Me levanté de la cama, busqué mis zapatos y vi que el cielo estaba nublado por lo que decidí llevarme mi abrigo.

Salimos de la casa y una fuerte brisa nos arrastró, por poco y nos tumba.

Yoda estaba muy contento paseando hasta que una loca idea viene a mi mente.

¿Y si paso a verlo?

Camino con la brisa soplando mi rostro y un par de casa después, estaba la de él. 

*Estoy parada frente a su puerta*

¡Bien Jessica! Lo hiciste. ¿Qué debería hacer? ¿Toco o no toco el timbre?

Con las manos sudadas y temblorosas decido tocarlo y como la cobarde que soy, intento huir pero mis piernas me traicionan y quedo estática. Una señora de aproximadamente unos 45 años abre la puerta.

- ¿Hola?

- Hola - respondo nerviosa - mi nombre es Jessica y él es Yoda, somos sus vecinos de atrás. Queríamos pasar a saludar y conocerlos.

- ¡Ah! tú debes ser Jess, la joven que mi hijo me platicó ayer.

En ese momento lo único que puede pensar fue: ¿Le habló de mí?

Pasaron unos segundos de silencio hasta que ella continua hablando.

- Te estás congelando ahí afuera, ¿no deseas pasar?

Pensé en acceder, pero en ese momento Nick estaba bajando las escaleras, llevaba su cabello ligeramente despeinado, su pijama era roja y no llevaba camiseta. No era el clásico chico atlético pero tenía un buen cuerpo que deleitaba la vista.

Me quedé embobada por unos segundos hasta que su mirada cruza la mía. Me mira extrañado por lo que decido salir corriendo con Yoda.

Su vista permaneció en mí hasta que doblé la esquina y lo perdí.

*

Llegué al instituto con un frío descomunal, por suerte Mía estaba esperándome en la entrada.

Corrí y me acurruque con ella (también es friolenta), nos quedamos así un rato hasta que Lucas nos sorprende por la espalda.

Del susto hasta entré en calor.

- ¿No quieres mi chaqueta? - pregunta él.

- No, estoy bien. Gracias -digo de manera amable.

Entramos y busco a Nick con la mirada, quería disculparme por lo de hoy.

Seguimos caminando y él no aparecía así que decido entrar a clases.

Era la tercera hora y no podía dejar de pensar en él, ¿Se habrá asustado porque piensa que lo estoy acosando? Lo cual no es así o ¿Creerá que me obsesione con él? Lo cual tampoco es cierto. Las preguntas siguen surgiendo y mi mente se siente como un laberinto sin salida.

- ¿Señorita Adams se encuentra bien? - pregunta el profesor.

- ¿Ah, qué? - reaccionó desconcertada.

- Debería ir a tomar algo de aire, se ve pálida.

- Sí, si gracias - respondo.

Salgo del salón con la vista nublada, bajo las escaleras y doblo la esquina para dirigirme al baño, pero choco con él.

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