Capítulo II

39 1 2
                                    

Me senté justo al lado de una ventana, observaba como dejábamos atrás un edificio de al menos diez pisos con largas ventanas por toda la estructura. Tenía un llamativo estilo arquitectónico moderno que resaltaban entre las otras construcciones rústicas que había visto ya.

El terreno de la propiedad de los padres de Apple en verdad es inmenso, debe tener entre noventa y cinco a cien hectáreas aproximadamente. Luego llegamos a la entrada principal, a través de la reja dorada con ornamentos detallados de enredaderas se podía ver el palacio, el cuál es tan moderno como el gran edificio de cristal. Solo que este tiene vestigios de haber sido una antigua construcción medieval. Está compuesta por varias torres esbeltas y redondas, algunas de ellas unidas por puentes. Las que se ubican en las esquinas son más gruesas y estan conectadas por firmes muros hechos a base de piedra caliza. Una torre destaca del resto por ser la más alta, la cual parecía tener poco tiempo de haber sido añadida. Se podía apreciar un conducto transparente que estaba destinado para un elevador.

El conductor tuvo que reducir la velocidad puesto que una gran cantidad de gente estaba reunida en la explanada. La limusina se estacionó frente a unas relucientes escaleras blancas en las que había una alfombra roja marcaba el camino. Tan pronto salimos se desencadenó una serie de disparos de cámaras fotográficas. Fuimos escoltados en ambos sentidos por la guardia real. Recorrimos un largo pasillo hasta llegar hasta el Gran Salón.

Estuvieron presentes personalidades distinguidas, todos portando galas deslumbrantes. En cuanto anunciaron nuestra presencia el bullicio cesó y todas las miradas se enfocaron en nosotros. Nos dirigimos hacia la hendidura en el otro extremo de la sala, sobre una superficie elevada se encontraban las máximas autoridades del País de Siempre Jamás. La reina se levantó de su trono cuando nos vio. Su expresión fue cambiando por una de total asombro, me pareció que centró su atención en el Sr. Wonka quien venía justo al frente.

—Sr. Willy Wonka... —dijo la Reina Blancanieves confirmando lo que pensaba. Se acercó bajando las escaleras mientras levantaba con gracia su largo vestido blanco, además de que ella no le quitaba la mirada de encima. Todos hicimos una reverencia en señal de respeto— No es posible... Han pasado tantos años y es como si el tiempo se hubiera detenido en usted. —continuó pestañeando varias veces como si algo se le hubiera metido a los ojos. 

El Sr. Wonka se enderezó ligeramente y ella le extendió su pálida mano, así que él la tomó con delicadeza y le plantó un beso en el dorso.

El Rey Alaric III avanzó hasta quedar detrás de su esposa. Él llevaba consigo de la mano a una niña de cabellera rubia, cuyos rizos caían ordenados detrás de su espalda, tenía unos mechones en espiral en cada lado de su flequillo. Era ella. Usaba un vestido de finas telas con estampados dorados en forma de manzanas, sobre la falda lucía una capa de tul negro brillante, el torso lucía unas incrustaciones de piedritas rojas. Quizá era la niña más bonita que había visto a mi corta edad, estoy seguro que me quedé embobado en Apple, no podía dejar de mirarla. Aunque aun así, creí haber visto de reojo como el Rey enarcó una ceja y que su rostro se tornó rígido en un instante. Ella me miró a los ojos mientras me sonreía, me saludó amistosamente sacudiendo su mano en el aire. Me sentí un poco estúpido, porque ni siquiera pude devolverle el gesto, era como si mis movimientos se hubieran ralentizado y por eso no reaccioné como lo hubiera hecho en general. Y así fue como nos conocimos.

—¿De verdad lo cree? —preguntó él rompiendo un poco la tensión que recién se había formado. Puso ambas manos sobre el orbe de su bastón recargándose en el— ¡Qué maravilla! He usado su línea de productos del cuidado de la piel durante años.

La Reina Blancanieves hizo un gesto suspicaz, ladeó su cabeza un poco y soltó una risa encantadora.

Encontré curioso ese detalle, pues por las cosas que me ha contado el abuelo Joe, estimo que el Sr. Wonka debió haber desaparecido del radar público al menos por una década, podría ser más. Significa que debieron haberse conocido hace mucho, antes de que ocurriera el robo de recetas que casi lo lleva a la quiebra.

El Diario de Charlie Bucket [EAH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora