Capitulo IV

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A partir de ese entonces nada volvió a ser igual jamás. Me siento afortunado de haber tenido la oportunidad de experimentar las cosas más elementales quizá para cualquier niño normal, pero que a mí me resultaban imposibles. Era una plenitud tan completa que la verdad era imposible que durara demasiado, pero pese a todo trato de enfocarme en lo bueno.

Jamás creí que llegaría un buen día que en pudiera siquiera descansar mientras dormía, sin sentir el cruel frío filtrándose por las hendiduras de mi antigua casa. O la sensación persistente de cansancio por haber dormido en un colchón con los resortes salidos. Pero tal vez, lo peor de todo era la constante preocupación de no aportar lo suficiente para sobrellevar la situación. A veces llegaba a pensar que yo era una carga y trataba de compensar todos los sacrificios de mi familia. Era un bucle interminable en donde ni mi cuerpo, ni mi mente tenían reposo.

Desde el primer momento que llegué aquí, el Sr. Wonka ha sido muy generoso conmigo y con mi familia. La verdad es que me siento bastante en deuda con él, por haber hecho posible que yo tuviera una segunda vida, por así decirlo. Es algo que no tiene precio para mí.

—¡Charlie, Charlie! —gritaba el Sr. Wonka tocando la puerta de mi habitación con frenesí.

Decía mi nombre luego golpeaba sus nudillos contra la madera un par de veces, hacía una pausa para luego volver a repetir la misma acción. He notado que hace eso cuando está emocionado o en su defecto cuando algo le inquieta.

—¡Espere! —grité yo porque apenas de había salido de la ducha.

Solo tenía una toalla cubriéndome de la cintura para abajo. Me vestí tan rápido como pude, pensé que tenía que ser algo urgente, su voz se escuchaba exaltada.

—¡Acabo de tener una idea increíble! —exclamó entrando a mi habitación tan pronto abrí. No me dio tiempo de invitarlo a pasar siquiera— ¡Cambiará la vida de la gente como la conocemos!

Quizá cualquiera encontraría molestas sus manías e intromisiones, pero para mí eran hasta normales. Aunque antes me causaban desconcierto. Fui acostumbrándome con el paso del tiempo, además de que nunca me aburro viviendo con él. Después de todos estos años lo considero como si fuera alguien de mi familia.

—¿En serio? —pregunté mientras secaba mi aún mojado cabello con la toalla— ¿De qué se trata? —me sentía intrigado, tenía que ser algo extraordinario como para que se tomara la molestia de venir conmigo tan pronto se le ocurrió su idea.

—Recuerdo que cuando era joven, veía comerciales animados en la televisión sobre una bebida. Cuando los personajes la bebían les salían alas. —observaba como mi mentor recorría mi habitación de un lado al otro. luego se volvió hacia mí con una expresión sonriente— ¡Muchacho, inventemos una bebida que de alas! ¡Vamos a la sala de invenciones!¡No hay tiempo qué perder!

—Suena genial, ¿Pero no podemos desayunar primero?

Sentí que pude haber sido un poco insolente, pero no iba a poder ser de mucha ayuda con el estómago vacío. Él lo encontró razonable y aceptó.

Era una mañana fresca, el clima de mi ciudad es por lo general frío. En las mañanas las gotas de rocío brillan en céspedes con los rayos del sol el cual va emergiendo de horizonte poco a poco. Me gusta desayunar en el comedor porque esta ubicado en la parte superficial de la fábrica. Pasamos mucho tiempo gestionando distintas áreas a lo largo y ancho del edificio, la mayoría se encuentran bajo tierra. Por es me reconforta sentir el aire y poder ver el exteriór. Miraba por la ventana la enorme explanada de la cuál salen los camiones de carga que distribuyen los dulces.

Antes de que todo esto sucediera, cuando caminaba de la escuela a mi casa pasaba justo delante de la reja que está en la entrada principal. La verdad es que aún después de todo este tiempo, no puedo olvidar esa fuerte sensación de un nudo formándose en mi estómago. Me quedaba ahí durante un par de minutos simplemente aspirando el delicioso aroma a chocolate derretido que se filtraba por las ventilaciones. Lo que me recuerda el aspecto sombrío y carente de vida que tiene la estructura.

El Diario de Charlie Bucket [EAH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora