María José, María José y María José. Ese nombre se aferra a mi mente, no me deja pensar en otra cosa, no me deja ni siquiera pensar bien por que mi cabeza va a mil por hora, necesito saber quien es Maria José y lo más importante, saber por que yo la recuerdo.
El viento otoñal recae en mi piel, comienza a hacer frío. Voy saliendo del edificio de bodegas con sumo cuidado, las emociones aún están a flor de piel y, justo en ese momento un BMW negro se detiene justo delante de mi. Nunca he visto ese modelo de la marca, creo que es nuevo y si es así, debo decir que es el mejor BMW que he visto en mi vida.
Mi sentido de alerta se enciende como un foco y aferro la caja llena de libros que tengo en mis manos para Harry. El increíble auto se queda ahí y yo, ya tengo los nudillos rojos de la fuerza que estoy aplicando.
Estoy apunto de hablar cuando la ventanilla del auto comienza a bajar.
El alivio me invade, solo es Mario Garzón. Mierda, Mario.
Las comisuras de sus labios se alzan, regalándome una sonrisa de complicidad y aún no se porque le devuelvo la sonrisa. Lleva un suéter color negro resaltando más su barba y debo decirlo, se ve increíblemente nerd.
-¿Olvidaste nuestra salida para tomar un café?- me muerdo el labio, carajo... lo olvide- venga, sube- concluye, como si se esperaba que se me hubiera olvidado. Bueno, acertaste querido Mario.
-¿me venias siguiendo?- pregunto y la sola idea de que alguien me siga se me hace un poco... rara.
Pero Mario comienza a reírse y niega lentamente.
-no-sonríe aún más- siempre estarás segura, hay un ángel cuidándote muy de cerca- frunzo el ceño-más cerca de lo que piensas- y no puedo evitar pensar lo que he sentido durante nueve años... que alguien me cuida-por aquí trabajo, pasaba por aquí cuando te vi- me señala- venga, sube-hace un movimiento con su cabeza y, termino cediendo
-me gusta el café sin azúcar, sin leche y mi comida favorita es... comienzo una vez que me subo al lujoso y original BMW, me da hasta miedo ensuciarlo
-los sandwiches con extra queso -dice, quitándome la caja y poniéndola en el asiento de atrás. No puedo evitar poner cara de sorpresa
-tú sabes muchas cosas de mi- lo acuso una vez que arranca el auto- ¿porqué yo no de ti?
-me llamo Mario Garzón, tengo 30 años y soy originario de Yorkshire, Inglaterra- me sonríe- y tengo que pasar al cementerio- asiento
-me puedes contar después de ti, no tenemos mucho tiempo- digo, por que necesito regresar al trabajo o, a mi casa
-claro que tenemos tiempo- dice, algo tan simple pero se, que es un doble sentido-además, mi familia no es puntual- se ríe y casi quiero rodar los ojos
-venga, así aprovecho y paso a ver a mi hermana- noto que Mario se tensa pero no dice nada
-vamos rápido-dice y con sus manos manipula algunos botones de su increíble auto, estamos en un alto- ¿no te molesta la velocidad?- pregunta, divertido
-no-y es cierto pero, al ver el auto... mi seguridad flaquea- ¿estas seguro de que funciona esta cosa?- señalo con mis ojos al auto y el me mira, entre ofendido y divertido
-por supuesto que funciona- su sonrisa se ensancha- yo lo diseñe.
Y con eso, salimos con una velocidad sorprendente.
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Aparcamos el auto en el estacionamiento del cementerio y, cuando pongo un solo pie fuera me invade una sensación de melancolía. No me gusta estar aquí, no me gusta venir a donde yace Juli y Manu.
Hago acopio de toda mi fuerza de voluntad y comienzo a andar por el pasto fresco de ahí, hay miles de tumbas, miles de personas aquí, miles de historias yacen enterradas tres metros bajo tierra. Asher no dice nada, tiene el suficiente respeto como para no preguntar sobre mi hermana y lo que alguna vez fue mi mejor amiga.
Primero, en un camino lleno de árboles llegamos a la tumba color grisáceo que esta adornada con unas flores color rojo. Mis ojos leen por millonésima vez el epitafio y duele leerlo, como la primera vez.
Cloé Stacy Simons
Marzo 13, 1996- Diciembre 20, 2014.
Siempre te recordaremos, con amor.Un nudo comienza a formarse en mi garganta y las lágrimas amenazan con salirse...sin embargo soy lo suficientemente fuerte como para no derramar ninguna. No ahora. Llevo más de nueve años sin oír su voz, sus consejos y su actitud en contra de como me vestía en la preparatoria. Como la extraño. Mario me da una rosa que, compro momentos atrás para ella. Agradezco el gesto con mi mirada.
Comenzamos a alejarnos y con cada paso que doy, con cada metro mi corazón quiere salirse de mi, cada vez estamos más cerca de ella. De mi hermana. Y la miro, miro su tumba en lo más alto de la pequeña montaña que se forma en la tierra. Y me rompo, las lágrimas comienzan a salir. Comienzan a salir tan rápido, como si estuvieran años contenidas. Y, trato de no sorprenderme pero, hay algo nuevo en su tumba. Flores azules. Flores tan hermosas y no por el simple hecho de que son flores si no, que emiten un brillo hermoso. ¿Quien puso esas flores ahí?
-hola, señor Dallas-interrumpe un señor de mediana edad con vestimenta sucia por barrer las tumbas, es quien las limpia. Trabaja aquí hace años- ya ha llegado su donación, gracias- Mario asiente. Algo nuevo de el, ayuda a causas benéficas
-he venido a confirmarlo y gracias- he, interrumpo
-disculpe- el, me mira- ¿no sabe quien ha puesto esas flores? - el señor las mira, sonríe
-llevan aquí muchísimo tiempo... el mismo que no ha venido usted - explica- no he visto quien las trajo pero, quien lo hizo fue por pureza y por que en verdad quiso
-¿a que se refiere?-frunzo el ceño
-cuando una persona regala algo de corazón, estas duran más- me mira, como si fuera obvio- en este caso, las flores-las mira- son hermosas- admite- buenas tardes- y se retira, volviendo a hacer su trabajo. Dejándome otra vez sola, con Mario
-¿quién las abra puesto?- pregunto para mi misma pero, sorpresivamente Mario responde
-si te lo digo, jamás me creerías - y aunque pregunte a quien se refiere, se que no me lo dirá. Mario esconde muchísimos secretos y me pregunto si...
-Mario- llamo y el me mira, atento-¿tú conoces a alguien que se llame María José ? -ante la sola mención de ese nombre noto que su cuerpo se tensa, su cara se vuelve pálida y sus manos comienzan a temblar
-yo no...- comienza pero una voz que eriza mi piel hasta su punto máximo, interrumpe. Su voz es aterciopelada, armoniosa.
-yo si- dice despacio, la voz desconocida. Volteo para poder encararla.
-yo si- dice despacio, la voz desconocida. Volteo para poder encararla.
Una chica alta esta delante mío. Con un vestido ceñido color blanco que deja a la vista sus atributos bien mostrados. Su piel está llena de tatuajes y sin ninguna imperfección a la vista, ninguna peca, ninguna espinilla, ningún lunar, ninguna macha. Todo lo contrario a mi. Sus piernas son largas y su cuerpo es delgado, debo decir que trae a muchísimos hombres atrás de ella. Sus labios son gruesos y lleva un labial rojo carmín que hace más que acentuar su belleza. Sus mejillas son gruesas pero sin ningún cabello, su nariz es recta y su cabello es corto y de un negro intenso. Sus ojos son de un castaño oscuro, puedo jurar que a comparación de todas las personas que conozco, ella tiene algo diferente y es, la mirada. Su mirada es intimidante y segura de si misma. Es de esa clase de miradas que si te ven, te destruyen. Y estoy segura que me destruirá-mi nombre es Matu Garces.
No se si tenerle miedo o tener esta sensación de odio hacia ella, por saber quien es Maria José.
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Maldita Realidad (Adaptación Caché Gip) (Pausada)
FanfictionCon sus recuerdos borrados, dos niños que cuidar, enemigos a la vista y una verdad que descubrir, Daniela Calle no sabe porque es adicta al olor a vainilla... porque siente que la vigilan y sobretodo, porque dibuja un par de ojos oscuros todos los d...