Con sus recuerdos borrados, dos niños que cuidar, enemigos a la vista y una verdad que descubrir, Daniela Calle no sabe porque es adicta al olor a vainilla... porque siente que la vigilan y sobretodo, porque dibuja un par de ojos oscuros todos los d...
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—Ya he quitado la fantasía y esa es toda la verdad...—la voz de Poche se oye nerviosa, esta enfrentando a mis amigos. Kim, Laura y Sebas están en frente mío con el ceño fruncido y los ojos están tan llenos de emociones que solo decir una es difícil. Poche les ha dicho todo y todo el relato le ha llevado toda la tarde.
—hiciste todo esto... ¿para salvar a mi amiga?— pregunta Sebas, traga saliva. Poche asiente mientras los ojos cafés de Sebas me miran como si estuviera analizando. Sabe perfectamente que es verdad... le han regresado sus recuerdos.
—y haría lo que fuera, por que este a salvo— asegura Poche, sus ojos cambian a azul claro— ¿podrían perdonarme por haber quitado una parte de su vida? — se muerde el labio mientras lo agarro de su mano, dandole apoyo
—me quitaste a Mario—habla Kim con sus ojos centrados en la mesa de centro—me quitaste nueve años con el... Maria José — pero no suena enojada, si no... comprensiva
—pero estoy dispuesto a pasar toda la eternidad contigo, Kim— interrumpe una voz que conozco demasiado bien. Mario aparece en la entrada, con un abrigo color negro y su barba, como cuando lo volví a ver en el hospital.
Los ojos de Kim brillan y ahoga un grito cuando lo mira, ella se para de un salto del sofá y corre a los brazos de Mario, de su alma gemela. Sus piernas envuelven su cintura, Mario le devuelve el abrazo con aún más fuerza. El parece recobrar el aliento, parece que le han devuelto la vida una vez que toca a Kim. Sus ojos se vuelven rosa
—has vuelto— dice la voz de Kim, apenas si puede hablar por las emociones atascadas en su garganta— algo me faltaba, sentía que algo me faltaba todos estos años... eras tú—se ríe
—y ya no me iré, no me iré de tu lado— asegura— te extrañe tanto...
—seguimos aquí, chicos— interrumpe Laura pero de nuevo, las almas gemelas están en su mundo— ya, ya... lo que no entiendo... ¿porqué ahora?
—ya lo he...— empieza Poche
—te estabas debilitando— termina Laura— pero hay algo más que no nos están diciendo— entrecierra los ojos
—cuando te volví a encontrar, Calle— comienza Mario— ese día Rusia se declaro en alerta roja — todos le ponemos atención y Poche asiente, dandole la razón— y recordaste mi segundo nombre demostrando que no solo Poche se estaba debilitando si no, que la predicción de Eva se estaba por cumplir— suspira— ya no podíamos hacer más
—¿y cómo estamos seguros de que no se irán de nuevo?— pregunta Sebas rascando uno de sus tatuajes nuevos en el brazo, un dragón
—si nos vamos, será con nuestra alma gemela— concluye Poche— con una guerra por iniciar esa es una regla, nuestras almas gemelas e hijos se van con nosotros— suspira— mantenerlos a salvo es nuestra prioridad—mira a todos —aunque no quieran
—¿si comienza la guerra... nos tendremos que ir?— pregunto a Poche y ella asiente
—nuestros sobrinos y nosotros — se muerde el labio y yo me sonrojo, los gemelos son sus sobrinos— aunque no quieras, debes de seguirme— asiento
—¿ustedes se irían?— Laura nos señala a nosotros cuatro— ¿nos dejarán a Sebas y a mi?— trago saliva
—no— responde Mario y noto en su mirada que no quiere decir nada— solo a ti— veo la confusión en ambos y el enojo acentuado en Laura
—¿no soy importante?— gruñe
—la regla solo es para almas gemelas— explica Mario—y Sebastián tiene la suya...— me muerdo el labio, se lo que esta por venir— no eres tú— toda la habitación se queda en profundo silencio. No se que hacer más que agarrar el brazo de Poche. Los ojos de Laura se abren tanto que estoy preocupada en que se le puedan salir
—¿qué?— es lo único que dice. Sebas no ha dicho nada en todo el rato— ¿qué carajos acabas de decir?
—el alma gemela de Sebas es la media hermana de Daniela, María Laura—contesta Poche. Al parecer Poche le tenía informado de todo— si nos vamos, Maria Laura se iría con él — Sebas cierra los ojos, fuertemente
—Lau.. yo...— comienza a explicarse mi mejor amigo pero lágrimas silenciosas salen por ella, quiero hacer algo para que sepa no es su culpa...
—no, preciosa— me susurra Poche —no es tu deber hacer algo—no le contesto por que se que es cierto
—no quiero volver a verte en mi vida— sentencia Laura, se levanta y sale de mi departamento dando un portazo. Sebas no llora pero lo conozco tan bien que quiere hacerlo
—no quiero estar mal con ella— dice, en un susurro— no durante mucho tiempo
—deja que se le pase— aconseja Mario— no toda la vida podrá estar enojada contigo... cuando ella este lista... lo entenderá
—¿cuanto tiempo tardará?— traga saliva, frotando sus sienes
—no te preocupes, tú tienes toda una vida por delante para eso — sonríe, dandole ánimos— aunque lo entienda cuando ya este anciana y tú, como un joven de 20 años— Sebas sonríe, un poco — ¿no quieren ir a comer comida italiana a Italia?— pregunta de la nada Mario y Poche rueda los ojos
—ahí vas— gruñe su hermano — venga, presume que ya desarrollaste tú último poder — Mario la ignora y yo lo miro, curiosa—los cambiantes podemos tardar años en desarrollar los poderes... Mario por fin desarrollo el último— susurra— como tus sobrinos, ellos no tardaron en desarrollar todos— se ríe, mientras me explica
—¡Par de traviesos!— grita Mario y los gemelos aparecen en un segundo delante de él. Aún no me acostumbro a su velocidad. Ellos sonríen— una carrera hasta Italia, están en juego 20 dólares—ellos asienten, ansiosos y emocionados — por favor, agárrense de mi— Poche, Kim y yo nos agarramos de los brazos de Mario y lo capto, heredo la teletransportación de Juan Carlos, su padre—tres, dos, ¡uno! — los gemelos desaparecen y me veo en un torbellino de imágenes mientras viajamos a Italia.
—Ganaron por que yo apenas estoy aprendiendo a utilizar mi poder—se excusa Mario y todos nos reímos mientras comemos al lado de la torre de pisa, auténtica comida Italiana. Estamos todos en un césped y esta apunto de amanecer. Diferencia de horario, por supuesto. Cuando amanezca iremos a conocer Italia... es mi primera vez viajando a otro país. Por fin fuera de Seattle.
—Sei bellissima— Poche me habla al oído, el sol comienza a asomarse y le sonrío— Sei bella, bella come l'alba stessa— no se que me esta diciendo pero se que lo dice de verdad, sus ojos son azul claro. Y confío en ella. Por fin el amanecer empieza, el sol esta apareciendo tan grande y caluroso como siempre. Se ve tan hermoso el contraste de colores en el cielo, un azul fuerte y claro se mezcla con el naranja y amarillo que crea el sol. Y con la mejor compañía del mundo. Mis manos quieren pintar este momento, quiero inmortalizarlo.
—¿Hay algo más brillante que el sol?—pregunto, pero el mismo amanecer me embruja. Que espectáculo
—si, tú— contesta ella— toda tú eres más deslumbrante que mil soles.