Me siento tan diminuta cuando estoy rodeada de gente. Todos tienen algo para decir, para compartir, para interactuar. Yo solo observo, analizo y comparto conmigo misma que respondería a cada charla.
Es raro y aveces frustrante querer decir tantas cosas y que las palabras no salgan. Cuando te hacen creer que todo lo que puedas llegar a decir es insignificante y poco relevante.
Miedo. Miedo a no pertenecer, miedo a ser juzgada, miedo a no agradar, miedo a no encajar, miedo a pensar diferente, miedo a ser diferente, miedo.
Muchas veces me aíslo aun cuando estoy rodeada de gente. Necesito desconectarme y me voy por ahí divagando sin importar si estoy acompañada. Mi energía social se agota con facilidad cuando me siento incómoda o cuando siento que me excluyen.
Lamento no hacerte sentir que soy mejor la mejor compañía, pero considero que doy todo de mi cuando simplemente siento una energía diferente.
No sé dar a medias, eso es el primer defecto de mi. Te doy todo o no te doy nada. Arriesgo todo y no me quedo con las ganas. Soy y me gusta ser, pero más me gusta ser cuando sé que la otra persona también es. No hay mejor sensación que sentir que podes ser con la otra persona. Estar, esta cualquiera.
¿Sabes lo más difícil de absorber energías? que te consume las tuyas. Absorbo toda tu tristeza, toda tu ira, toda tu inestabilidad, toda tu depresión y te brindo toda mi paz, mi fortaleza, mi confianza y seguridad. Claramente cómo siempre, yo quedo agotada. Esta vez fue diferente, absorbí todo lo malo en ti y en mí volvió toda esa inseguridad, toda esa depresión y ansiedad que en algún momento dejé ir.
Gracias, lo volví a sentir y estoy cada día más segura que no quiero volver a sentir esto, y si es eso lo que me tenes que brindar y aportar, pues no lo quiero.
Cuando todo arde, me gustaría arder contigo. Pero me quedo con miedo, miedo al rechazo y me aíslo.
Gracias pequeño bichito de luz, sos difícil de encontrar y de soltar, pero ahora solo ve y brilla.