Despecho

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Esto va para ti, la dolida que llora a escondidas y que no se atreve a quererme bajo la luz del sol y se conforma con la de la luna.
Para ti, amor mío, que por el cannabis o el alcohol todos mis recuerdos contigo se devuelven difusos o inconstantes.
Me gustaría un último beso, dulce, para que mis labios mojados dejaran de saber a sal. Y tus reproches amargos... Que decir de ellos, los rompería con el bate del orgullo como si fueran cristal.
Pero no puedo, las mariposas de mi estómago revolotean demasiado rápido como para pensar con claridad.
Y he intentado entenderte, o mejor dicho, conocerte. Pero eres como un laberinto sin salida.
Me molesta que pienses que no pienso lo mismo que tú sobre esto.
Soy como una serpiente venenosa, que asciende por tu camisa, te muerde y te intoxica.
Me llaman Romeo por el hecho de escribir estas mierdas por despecho, ya que el daño es irreversible, si no, las escribiría por amor a tu cerebro.
Diosa de las palabras, que me aturdes cuando llevo dos copas de más y aún así me seguiría arrodillando ante ti como perro abandonado que soy.
Se podría decir que te quiero sin querer, al igual que tú.
Y que quizá esto no sea oportuno para el punto que lleva escrito en la frente nuestra relación.
Pero quiero que sepas, que la cancion de jarabe de palo no es lo único que me recuerda a ti.
También lo hacen los pantalones de campana y los fríos días que hay en medio de diciembre.
Cuando ayer me colgaste, mi móvil obtuvo la forma de signo de interrogación.
Quiero saber en qué estabas pensando y si por dentro estabas igual de enfadada que yo.
Esto va para ti, la flaca que no entiende las películas y que se deja llevar por lo que pide su corazón, ya que lo tiene desconectado del cerebro.

profundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora