2. Las reglas

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El cuerpo y la mente de Kagome se quedaron pasmados al ser tomados por sorpresa. Aún así, en el momento en que los labios de Sesshomaru hicieron contacto con los suyos sintió una especie de electricidad recorrer su cuerpo.

Cuantas veces se había imaginado algo así, pero sabía que no estaba bien. Sin embargo no pudo luchar o más bien no quiso luchar contra sí misma y se dejó llevar.

Se paró sobre la punta de sus pies para tratar de facilitarle las cosas al joven, ya que la diferencia de altura era bastante marcada. Con un poco de duda coloco las palmas de sus manos en el pecho del peli plata; el contacto con su cálida piel la estremeció, y parecía que a él también ya que un sonido escapó de su boca delatándolo.

Sesshomaru la besaba con urgencia, como si hubiera querido hacerlo por mucho tiempo y la tenía firmemente sostenida de la cintura dándole una sensación de que deseaba retenerla ahí.

Se separaron unos centímetros para recuperar la respiración.

—Así que a esto te referías— se atrevió a hablar primero.

El joven que tenía enfrente sonrió de lado.

—Sí.— Admitió sin más.

Sería directo con ella, si iba a cumplirse el capricho se aseguraría de que ella estuviera enterada y de acuerdo con eso, podía parecerlo pero no era un imbecil para engañarla y jugar con ella.

Kagome sintió un pinchazo en su corazón y lo miro sin saber que decir. Ella sabía que si algún día por arte de magia llegaba a pasar algo entre los dos no sería algo serio, solo sería cosa de unas cuantas veces y después seguirían como si nada, después de todo no pertenecían al mismo mundo.

Tenía un revoltijo de emociones en su interior. Por un lado se sentía menos tonta por gustar de Sesshomaru, ya que ahora le era claro que él también gustaba de ella, pero al mismo tiempo se sentía la más tonta del mundo, porque una pequeña y estúpida parte de ella anhelaba más que un rato.

Sesshomaru se comenzó a preguntar si había sido una buena idea lanzarse de ese modo, no quería ofenderla, pero tampoco podía ocultar sus intenciones, sin embargo la pobre chica más que molesta se veía confundida.

El peli plata deshizo su agarre al ver que no decía nada y se reprimió mentalmente.

—Oye... si no quie-

—Entonces jugare. —Lo interrumpió la voz de la azabache antes de que pudiera explicarse.

Kagome vio como sus orbes dorados se abrieron de par en par; no esperaba esa respuesta y ella tampoco, pero después de pensar decidió que aceptaría.

El chico le gustaba demasiado y estaba consiente de que no podrían tener algo serio y sabía que no estaría tranquila de todas formas, entonces ¿porque no permitirse una mala decisión por una vez?

—Hablo en serio. —confirmó al ver la incredulidad en sus ojos. — Pero quiero conocer las reglas bajo los que estoy jugando.

Sesshomaru quedó sorprendido por el repentino cambio de actitud de la chica. La analizó por un momento esperando ver algún rastro de duda en su rostro, pero su mirada solo mostraba determinación, por lo que se permitió continuar.

—Por supuesto. —Respondió con tranquilidad. — Es bastante simple, solo serán tres cosas.

La chica asintió para que continuara.

—Número uno, nada serio. Por lo tanto no somos exclusivos ni puede haber celos —Comenzó a enumerar. La peli negra rodó los ojos, ya se lo esperaba. —Número dos, no involucrar sentimientos.

Rompiendo tus reglas-Sesshome Donde viven las historias. Descúbrelo ahora