9.- La promesa

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Advertencia: Este capítulo contiene lemon.



Observó la maleta sobre la cama de su abuela aún incrédula. Después de tanto tiempo, su abuela por fin tendría vacaciones. Había logrado convencerla de que se fuera ese mismo día luego de hablar con el señor Taisho, después de todo, no quería que se arrepintiera, así que mientras más rápido se fuera, era mejor.

Entre las prisas, apenas y tuvo tiempo de llamar a su madre para ponerla al tanto. Al igual que ella, estaba incrédula de que hubiera accedido, pero al mismo tiempo se notaba en su voz la alegría de tener a su abuela en casa después de tanto tiempo.

—Recuerda, debes levantarte a las 5 para que a las 6 estés lista y puedas comenzar a trabajar. —Indicó la mayor sacándola de sus pensamientos. —Mayu te ayudará con la cocina. Cualquier duda acércate a ella, te orientará.

Kagome asintió. —No te preocupes abuela, yo me haré cargo. —había perdido la cuenta de cuántas veces repitió esa frase en las últimas dos horas.

Entendía a la perfección la preocupación de su abuela. Era la primera vez que se quedaría en la casa sin ella, y tendría que hacerse cargo de todo por su cuenta. Si era honesta consigo misma, la azabache se sentía nerviosa y abrumada, no sabía cómo iba a sacar adelante tanto trabajo, pero ponía todo de su parte para no dejarlo ver. Sabía que si su abuela lo notaba, era capaz de deshacer su maleta y no irse.

Se levantó de su cama y se dirigió a la mayor. Tomo sus manos y la miro a los ojos.

—Estaré bien. Solo serán dos semanas, te aseguro que cuando vuelvas no habré incendiado la cocina. —Bromeó

La anciana sonrió. Sabía que su nieta no era la mejor en la cocina, pero era una chica muy lista y se las ingeniaría para salir adelante. Lo que verdaderamente le preocupaba era la señora Irasue. Temía que en su ausencia fuera desagradable con ella, teniendo en cuenta que no le caía muy en gracia que Kagome fuera al instituto shikon, su preocupación no era para menos.

—Confío en ti,Kagome. —posó una mano en la mejilla de la azabache. —No te metas en problemas. —Rezo a kami que su nieta no tuviera ningún contra tiempo en su ausencia.

—No lo haré. —La chica sonrió para tranquilizarla, aunque sabía que estaba siendo una mentirosa.

•••

La alarma de su celular sonó sacándola de su sueño. Estiro la mano y apago la alarma. Llevo el teléfono a su rostro y miro la hora.

—¡Quiero seguir durmiendo! —Exclamó al saber que debía comenzar a trabajar. De inmediato reconoció lo piadosa que había sido su abuela al dejarle comenzar sus deberes a las 9am. —No me volveré a quejar.

Sin más remedio, se levantó y se dio ánimos para superar el día que le esperaba.

Al salir de su habitación, camino hacia la cocina que compartía con los demás empleados. Una mujer joven, de cabello castaño y ojos marrones la interceptó.

Kagome la escaneo, se veía fresca como una lechuga, a comparación suya, cuyas ojeras la hacían parecer un muerto en vida. Se le hacía sorprendente, como aún en su estado, parecía tener más energía que ella. No pudo evitar posar sus ojos en el pequeño vientre que comenzaba a notarse cada vez más.

—Veo que ya  estás despierta. Cuando termines, te mostrare que debemos hacer. —Le informó Mayu, para después desaparecer por el pasillo.

Kagome asintió en respuesta y se apresuró a servirse un vaso de jugo. Mayu, a pesar de ser bastante joven, era la mano derecha de su abuela en la cocina. Si había alguien que sabía como se hacían las cosas en esa casa, esa era ella.

Rompiendo tus reglas-Sesshome Donde viven las historias. Descúbrelo ahora